¿Saben sus hijos sobre las siguientes historias?

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¿Saben sus hijos sobre las siguientes historias?

Hola, papás, ¿sus hijos son capaces de responder las siguientes preguntas?

¿Dónde y cómo se conocieron tus papás?

¿Dónde crecieron tus papás y a qué escuela fueron?

¿Cuáles eran los juguetes y juegos favoritos de tus padres?

¿Cómo se conocieron tus abuelos y en dónde se casaron?

¿Cómo eran los padres de tus abuelos y en qué trabajaban?

¿Cuáles son nuestros orígenes como familia?

¿Sabes algunas anécdotas de tu mamá mientras estaba embarazada de ti?

¿Alguna enfermedad o accidente grave que sufrieron tus padres cuando eran niños o adolescentes?

¿Cómo fue la niñez de tus abuelos y bisabuelos?

¿Alguna anécdota de ti y de tus hermanos cuando eran pequeños?

¿Sabes el nombre de tus bisabuelos y tuvieron hermanos?

El Dr. Marshall Duke, profesor de psicología de Emory University, afirma que cuando los niños aprenden historias de la familia crean vínculos emocionales muy fuertes, desarrollan un sentido significativo de identidad, fortalecen su autoestima y enfrentan con resiliencia situaciones de adversidad, como la pandemia que vivimos actualmente. Al compartir anécdotas de familiares que vivieron en situaciones difíciles de familia, escuela, trabajo y matrimonio y cómo a pesar de sus tragedias pudieron salir adelante, les enseña que todo es posible lograr en la vida. Todas estas narraciones ayudan a crear en sus vidas la capacidad de ser resilientes: “Si ellos con todo en contra pudieron levantarse y construir todo lo que tienen, yo también lo lograré”.

El Dr. Duke encontró que los papás que narran en forma coherente y abierta emocionalmente sobre los desafíos y obstáculos de eventos familiares, sus niños y adolescentes son capaces de manejar mejor la ansiedad y el estrés en sus vidas. A los niños les fascina escuchar historias sobre sus padres cuando eran pequeños. Al contarles sobre los juegos, travesuras, escuela, hermanos o paseos desarrollan un mayor apego emocional hacia la familia y fortalecen su identidad y autoestima.

El objetivo más importante es ayudar a nuestros hijos a construir una personalidad fuerte para ayudarles a enfrentar problemas y sepan elegir bien sus metas y tomar buenas decisiones: “Si mi abuelo pudo, por qué yo no podré”. Cuando alcancen la adolescencia nuestros hijos serán muy vulnerables, especialmente en la secundaria y preparatoria. Surgen preguntas y dudas sobre su personalidad: “¿Quién soy?, ¿cuáles son mis pasiones y para qué nací?”. Y ahora más en la pandemia, cuando su crisis puede ser más profunda.

Se vale contar historias divertidas para que entiendan que a pesar de vivir situaciones negativas existe el sentido de humor: “Siempre en tiempo de Navidad tu abuela nos obligaba a ir con una tía que hacía rollos de dulce con nuez. Nos sentábamos horas con ella para pelar nueces. Primero tenía una como pinza en la mesa que rompía la nuez y luego con un pelanueces sacábamos el corazón. A pesar de que la tía nos vigilaba para no comérnoslas, siempre terminábamos escondiéndolas y comiendo más de lo que pelábamos”. Los adolescentes, especialmente, necesitan escuchar esta clase de anécdotas y aunque volteen sus ojos hacia arriba, ellos escuchan y las valoran.