Rubén Aguirre, el enamorado eterno del ramo de flores

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Rubén Aguirre, el enamorado eterno del ramo de flores

Durante dos décadas representó al soñador Jirafales en la televisión y durante muchos años más lo llevó al circo.

Rubén Aguirre, que murió hoy a los 82 años, será recordado siempre como el eterno enamorado del ramo de flores de la serie "El Chavo del Ocho" y como el profesor que gritaba "tá, tá, tá, tá" cuando se enojaba.

Nunca le dio trabajo interpretar a su icónico personaje de "El Profesor Jirafales", según contaba, porque era como él: "Vanidoso, cursi, romántico y soñador".

Durante dos décadas representó al soñador Jirafales en la televisión y durante muchos años más lo llevó al circo, y aunque actuó también en otros programas de humor y en cine, siguió siendo su papel más emblemático.

Para Aguirre, nacido el 15 de junio de 1934, la interpretación era "la profesión más bella del mundo y la comedia, la parte más hermosa de ésta".

"El drama puede ser muy emotivo, pues llega al corazón de la gente pero la comedia llega a la inteligencia", escribió en sus memorias, que publicó en enero de 2015 bajo el título "Después de usted".

Quiso ser torero, pero la comedia fue siempre su pasión y así lo dejó claro cuando, ante la tesitura de tener que elegir entre interpretar a Jirafales o ser ejecutivo de la cadena Televisa, que emitió la serie, optó por encarnar al profesor.

Aquel ingenuo personaje fue creado por Roberto Gómez Bolaños, Chespirito (1929-2014) para el sketch "Los supergenios de la mesa cuadrada" y pasó a formar parte en 1971 de una de las series infantiles hispanoamericas más universales, "El Chavo del Ocho", que se emitió en 84 países y sigue vigente.

Los casi dos metros de Rubén Aguirre caracterizaban a la perfección al profesor Jirafales, al que también apodaban "Longaniza". Foto Internet
El drama puede ser muy emotivo, pues llega al corazón de la gente pero la comedia llega a la inteligencia"...
Rubén Aguirre Fuentes, actor

"Al principio hasta nos criticaban, decían que era un programa para bobos, que cómo era posible que la gente se entretuviera con un programa donde unos señores cuarentones se visten de niños para dizque (supuestamente) entretener", dijo Aguirre en una entrevista con dpa cuando cumplió 80 años.

Los casi dos metros de Rubén Aguirre caracterizaban a la perfección a este profesor, al que también apodaban "Longaniza", y a quien las travesuras del "Chavo" y sus compañeros de clase le hacían perder la paciencia.

El gigante bonachón durante un sinfín de episodios trató de conquistar a Doña Florinda, acompañando siempre con su ramo de flores el diálogo romántico en el que ella lo invitaba a tomar una tacita de café.

"Jirafales es ese personaje al que tanto he querido y que es tan parecido a mí", aseguró Aguirre en sus memorias, en las que cuenta que se basó en un maestro de su infancia para interpretar al famoso profesor.

"Fue a él a quien le copié el 'ta ta ta ta' que hacía cuando se enojaba el Profesor Jirafales en 'El Chavo del Ocho. Era un viejecito que era muy buen maestro, muy buen hombre, pero que cuando lo hacíamos perder la paciencia le salía el tá tá tá tá".

En sus años de juventud fue cronista taurino, estudiante de agricultura, piloto y soñó con convertirse en un aclamado torero. Foto Internet

Su interpretación de aquel profesor ingenuo no solo acaparó la atención del público infantil en la pequeña pantalla. El circo también llevó la alegría del personaje a los lugares más recónditos de América Latina.

Aguirre nunca quiso separase del espectáculo circense, que consideraba el lugar perfecto para estar cerca de su público. Es por ello por lo que no dejó de recorrer el continente hasta el último día que permaneció en los escenarios en 2012.

Este actor que supo hacer de la comedia su pasión comenzó su carrera como locutor de radio y televisión. En sus años de juventud fue cronista taurino, estudiante de agricultura, piloto y soñó con convertirse en un aclamado torero.

Sin embargo, la comedia pronto desplazó el resto de sus aficiones y lo acabó convirtiendo en un actor de reconocimiento internacional, capaz despertar la ilusión en el público de habla hispana durante décadas.

Gracias a su valor para torear, conoció a su esposa Consuelo. Fue en una novillada de toros en la ciudad de Torreón, cuando ambos apenas tenían 18 años. La detectó en el tendido, sentada junto con sus amigas y le gustó tanto que para impresionarla saltó al ruedo y recibió al toro de rodillas.

Logró impresionarla, se casaron, tuvieron siete hijos y hasta la muerte de Aguirre seguían juntos.