Rualdo Menegat y el paisaje cepedense
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Rualdo Menegat y el paisaje cepedense
Para conocer la dimensión intelectual de una persona no se requiere de mucho tiempo. He conocido a personajes en México y algunos otros lugares en el mundo que me han dejado su huella de saber durante la convivencia de unos pocos días. Personajes que uno quisiera vivieran a la vuelta de la casa para de pronto encontrarlos y compartir con ellos una buena conversación. Verdaderos seres humanos que están en la línea de la enseñanza aprendizaje.
El brasileño Rualdo Menegat me sorprendió por sus conocimientos y capacidad para comunicarlos. Su carisma y sencillez fueron como un abre puertas porque a través de las conferencias que ofreció en cuatro ciudades mexicanas pude constatar que los escuchas siempre se quedaron con poderosa información de esa que transforma vidas.
Menegat radica en Porto Alegre localidad sureña del Brasil que se asienta en el territorio pampeano del cono sur de nuestro continente, y es muy alegre como el nombre del puerto en el que habita. En Porto Alegre ha recibido la máxima distinción que se ofrece a sus ciudadanos, una medalla que no se otorga por motivos políticos sino por servicios solidarios a la comunidad.
Había conocido a Rualdo en La Plata, Argentina, porque somos parte del Foro Latinoamericano de Ciencias Ambientales que preside el filósofo y arquitecto Rubén Pesci. Entonces le dije que en su próxima visita a México reservara tiempo para presentarlo en algunos círculos mexicanos de ambientalistas, pero fuimos más allá.
Apoyado por la Fundación Mundo Sustentable A.C. le preparé una gira de trabajo académico que inició en la ciudad de Tijuana, Baja California. Allí ofreció un taller para la comunidad de “Los Laureles” en una zona de barrancas con habitantesque viven en condiciones de pobreza que y en constante riesgo de deslaves y de insalubridad.
Me conmovió que el grueso de los asistentes fueran lideresas aunque también acudieron jóvenes que previamente habían desarrollado labores de limpieza de la barranca. El auditorio puso atención a las palabras de Menegat pues se percataron que él había logrado en comunidades similares a la de “Los Laureles” el establecimiento de Centros de Inteligencia Urbana que permitían la gobernanza y promovían la educación no solo para los escolares sino también para los adultos en torno al cuidado del medio ambiente.
Rualdo Menegat explicó la manera en que surgió la idea de crear Atlas Ambientales desde el mismo conocimiento de los ciudadanos lo que resultaba conveniente porque ellos son los que tienen más conocimiento sobre el contexto geográfico que les rodea y como responde ante las inclemencias del clima. Acudió Martina Montenegro delegada municipal de Playas de Tijuana en la que se inserta “Los Laureles” y quedó convencida de los beneficios que podría atraer un Centro de Inteligencia Urbana.
Luego en la ciudad de México, Menegat ofreció la conferencia Educación Sustentable para el Cuidado de Nuestra Casa Común en el marco del Foro “La Visión Ecológica de la Encíclica Laudato Si” que organizó el Sector Industrial de Economía Verde de la Canacintra. Por cierto un foro extraordinario en el que participaron intelectuales como el economista Carlos Salazar, el Presbítero Abisaí Muñoz, el maestro Luis Eduardo Olivera Martínez y el eminente doctor Elio Masferrer Kan, Presidente del Secretariado Permanente de la Asociación Latinoamericana para Estudios de las Religiones (ALER).
La generosidad de Menegat siguió fluyendo en una charla magistral que sostuvo en el Centro Eugenio Garza Sada en la ciudad de Monterrey frente a cronistas, historiadores y al anfitrión don David Garza Lagüera, hijo del connotado empresario social regiomontano.
También Rualdo participó en el Foro “Nuevas miradas de la Encíclica Laudato Sí” dentro de la Cátedra Gustavo Aguirre Benavides que organiza la UAdeC, la SEMA y la Canacintra Delegación Coahuila Sureste.
Pero donde conocí mejor los alcances académicos de este brasileño doctorado en ecología del paisaje fue rumbo a General Cepeda, Coahuila, donde fue describiéndole a la antropóloga Leslie Francis Zubieta lo que iba encontrando en materia de geología dentro del impresionante paisaje cepedense. Estaba maravillado ante lo que veía con lo que cumplió un viejo sueño ya que también tiene estudios de estratigrafía y paleontología.
Se comprometió a volver a General Cepeda para generar un taller para construir capacidades locales en esta localidad coahuilense que tan solo por la singularidad de su riqueza paleontológica hubiera merecido el nombramiento de Pueblo Mágico.