Rousseff, la “elegida” de Lula que cae junto a la “era de oro” del PT

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Rousseff, la “elegida” de Lula que cae junto a la “era de oro” del PT

El Senado brasileño inicia la sesión que definirá si la presidenta Dilma Rousseff será sometida a un juicio político que puede poner fin a su mandato, que como primera consecuencia tendría su separación del poder durante 180 días. Foto EFE
La "elegida" del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva para sucederlo y prolongar el reinado de partido de izquierda está a las puertas de ser suspendida provisionalmente de su cargo por el Senado.

La presidenta Dilma Rousseff está a punto de caer hoy a un abismo político al que se llevará consigo la "era de oro" de su Partido de los Trabajadores (PT), que durante 13 años estuvo al frente del Gobierno de Brasil.

La "elegida" del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva para sucederlo y prolongar el reinado de partido de izquierda está a las puertas de ser suspendida provisionalmente de su cargo por el Senado, que analiza si abre o no un juicio político en su contra.

Todo indica que eso ocurrirá, puesto que el número de senadores que ya declararon su voto favorable al enjuiciamiento, 50, es mayor que el mínimo necesario, 41, sobre un total de 81 legisladores.

A partir de ahora, y si eso se ratifica, la ex presa política, quien fue brutalmente torturada durante la dictadura militar (1964-1985), estará confinada a una suerte de limbo político por seis meses.

Durante ese tiempo, la mandataria de 68 años, nacida en Belo Horizonte el 14 de diciembre de 1947, quedará alejada del poder pero podrá seguir viviendo en la residencia presidencial, en Brasilia.

Desde el Palacio de la Alborada, la ex guerrillera, hija de un poeta y empresario búlgaro y una maestra brasileña, deberá emprender su último combate para evitar la destitución.

Para ello, debe lograr que el Senado, en una sesión prevista para septiembre, la absuelva de la acusación de haber manipulado resultados contables del Gobierno y abierto créditos extraordinarios sin pedir autorización al Congreso, prácticas que violan la Ley de Responsabilidad Fiscal.

Su lucha será en solitario. De la amplia coalición de apoyo que heredó en 2011 de su antecesor y padrino político, y que en 2014, cuando disputó la reelección, contaba con el respaldo de nueve partidos, hoy solo quedan tres aliados.

Simpatizantes de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, participan en una marcha de apoyo en el centro de Río de Janeiro, Brasil. Foto EFE

Juntos, el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), el Partido Comunista de Brasil y el Partido Democrático Laborista (PDT) suman 15 senadores, poco más de la mitad de los al menos 28 votos que se precisan para que el Senado no la destituya en septiembre.

Rousseff se convirtió en la primera mujer presidenta de Brasil con una "herencia bendita" de Lula, que dejó el Gobierno con un inédito respaldo popular del 87 por ciento y una economía pujante, en la que Brasil se convirtió en la séptima mayor economía del mundo y 40 millones de brasileños salieron de la miseria.

Al día de hoy, Rousseff está a las puertas de la suspensión con el rechazo de más del 60 por ciento del electorado y el apoyo de solo el 10 por ciento.

Su carácter pesó para llegar a este amargo desenlace. Su desdén por el diálogo, su impaciencia cuando debe sentarse a negociar y una soberbia proverbial, conspiraron para que los "aliados" boicotearan primero a su Gobierno y se pasaran luego, cuando el "impeachment" era casi un hecho, a la oposición.

Pero también los intereses espurios que contaminan el sistema político del país, y que fueron el leimotiv de las alianzas partidarias a las que el PT adhirió sin restricciones, influyeron para azuzar el proceso de "impeachment", recurso previsto en la Constitución pero cuya utilización depende más de factores políticos que jurídicos.

Los senadores Eunicio Oliveira (i), Renan Calheiros (c), Marta suplicy (2d) e Raimundo Lira (d) conversan durante el inicio de la sesión del Senado, en Brasilia,Brasil. Foto EFE

El "boom" económico brasileño que fue motor de crecimiento para la región comenzó a decaer durante el primer Gobierno de Rousseff, y hoy es un recuerdo lejano. El país se encamina a su segundo año consecutivo de profunda recesión y los desempleados llegan a más de 11 millones.

Asimismo, el mote de honesta que se ganó en los primeros meses de mandato, cuando despidió a siete ministros denunciados por corrupción, se desplomó a comienzos de 2014.

Ese año fue revelada la existencia de la gigantesca trama de corrupción que arruinó a Petrobras y operó durante los Gobiernos de Lula, en la época en que Rousseff presidía el Consejo de Administración del ente estatal. Su propia campaña electoral es investigada por sospecha de haber recibido fondos desviados de la estatal.

Fue así que la mujer de pasado revolucionario, de fama intrépida y curtida de batallas, incluyendo la que libró con éxito contra un cáncer linfático en 2009, llegó a un purgatorio en su segundo mandato con más posibilidades de muerte política que de supervivencia milagrosa.

Independientemente del resultado de hoy, el episodio del "impeachment" será un oscuro punto de inflexión en una biografía épica, que comienza con estudios cursados en una prestigiosa escuela católica y sigue con un breve coqueteo con las ideas marxistas, de las que se desencantó cuando tenía 17 años.

A sus 20 años, Rousseff se acercó al Comando de Liberación Nacional (Colina), un movimiento radical que luego se unió a la Vanguardia Popular Revolucionaria (VAR-Palmares), donde recibió entrenamiento de guerrilla.

Tras recuperar la libertad luego de tres años de prisión, en 1972, Rousseff pasó a dedicarse a su única hija, Paula, y completó sus estudios de Economía.

Volvió a la política en la década del 80, cuando se afilió al Partido Democrático Laborista (PDT), y después inició su carrera en el ámbito del Gobierno central de la mano de Lula, gracias a quien llegó a la Presidencia de la que hoy está a punto de ser alejada y con grandes posibilidades de que sea para siempre.