Romper el capullo para volar

Usted está aquí

Romper el capullo para volar


Unos segundos de sacudimiento telúrico han creado una situación inusitada en la comunidad nacional.

Ya había destrozos y muertes por huracanes. Ya se había dado un fuerte meneo de no tanta intensidad. De pronto vino el estremecimiento avasallador con numerosas réplicas. Se multiplicaron los derrumbes de edificios en algunas zonas de la capital. Hubo pueblos arrasados en Oaxaca y en Morelos y en otros estados circundantes. 

Han pasado días y ya nos preguntamos qué se manifestó y qué aprendimos del terremoto. Hay varias lecciones que aprender y varios valores que detectar e impulsar. 

Hubo un viento del espíritu que movió a la juventud y a muchos adultos a tomar una actitud solidaria, activa y sacrificada en una sorprendente dinámica de servicio en bien de los damnificados. Se privilegió el valor de la vida humana, la disponibilidad para defenderla y rescatarla. Se vivió una actitud de desprendimiento y generosidad para proporcionar transporte, víveres, medicinas y herramientas para tareas de rescate.

Se evidenció la capacidad de disciplina y organización para lograr el objetivo común de no abandonar ni ser indiferentes ante las carencias ajenas.

Se ha despertado también indignación, casi unánime, por noticias falsas de protagonismo amarillista y por las salpicaduras de excepcionales abusos y atropellos o intentos de capitalizar dolor y necesidad para fines políticos.

Quedó al descubierto la necesidad de rectificaciones y restituciones en acaparamientos voraces de los dineros ciudadanos. La urgencia de cambios legales para lograr la justicia distributiva de los bienes comunes.

Uno capta que esas oleadas de excelencia son la respuesta a otra oleada de plegarias que han traído también un huracán de gracias impulsoras y un sismo benéfico que sacudió muchas apatías e indiferencias. 

La emergencia hizo que se mostrara el oro y no el cobre. Los videos solidarios de México han tocado el corazón del mundo por su ejemplaridad imitable. 

Esperamos que sigan los frutos permanentes de la poda estremecedora. Que se sigan quitando todos los escombros egoístas y se llegue al rescate completo de la auténtica vida comunitaria...