Rojo
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Rojo
El mundo es rojo. Todas las piedras y los objetos, rojos. No tiene sentido práctico hablar de los colores. Incluso se ha perdido en el mundo la posibilidad de pensar en el rojo como una opción posible de tonalidad.
Es difícil vivir en el mundo rojo, pero muchas cosas se han resuelto con estas condiciones. Hemos prescindido del amor por las imágenes fijas. Han recobrado importancia las formas cuyos movimientos son visibles. Sí, el movimiento junto a la temperatura, son parte importante de este mundo.
Ahora los niños se entretienen al disfrutar el andar de las nubes y la ondulación de las hojas. Esta tonalidad se la debemos al sol, que un día cualquiera vomitó su núcleo y aumentó su temperatura. Todo fue ser expuestos a la luz roja, para que plantas y objetos se transformaran poco a poco.
Así, las instrucciones solares fueron inundando el núcleo de todas las cosas, hasta convertir el agua y la tierra en sustancias rojas. Las estaciones del año dan a luz semillas y frutos rojos. Nosotros también, poco a poco nos hemos vuelto rojos.
Es vital tocar con cuidado otras superficies, ya que algunas registran temperaturas mayores a los 50 grados y otras son frías hasta el punto de congelación.
En este mundo es todo un ejercicio de imaginación recordar el mundo antes de su unicidad cromática. Para eso se comparten historias que han dado origen a diversas narraciones. Incluso los meditadores se reúnen para generar entre todos imágenes del mundo antiguo.
Existe por supuesto gente que considera que el mundo ha sido rojo desde el inicio de los tiempos. Y que somos nosotros, los que con una ceguera que nos impide disfrutar de la realidad, hemos inventado historias sobre la diversidad de colores.
Lo único que recientemente a puesto a dudar a la generalidad sobre la eternidad de la presencia del mundo rojo, es el nacimiento de una niña cuya sangre es transparente, así que las venas de brazos y piernas, las minúsculas venas de los ojos, proyectan una suerte de vacuidad que a muchos les resulta sagrada y a otros una enfermedad que la ha colocado en un estado de segregación dolorosa. Me ha entregado sus lágrimas en un recipiente. Ese líquido rechaza la penetración de la luz solar de los objetos cercanos e incluso del cuenco que la contiene. Esa sustancia entonces parece levitar y seguir un orden que escapa a esta dimensión. ¿Empezará el mundo a mutar hacia la transparencia?