Robert Coogan: Del arte pop a los penales de Saltillo
TEXTO: CHRISTIAN MARTÍNEZ / FOTOS: CHRISTIAN MARTÍNEZ//MARCO MEDINA
Robert Coogan recuerda cómo uno de los ex directores del Cereso de Saltillo llegó y pintó en una de las paredes de ese lugar las siglas del Grupo de Armas y Tácticas Especiales, “G.A.T.E.S.”, como si estuviera marcando territorio de la misma manera que lo hacían los cárteles. “Era un tipo muy violento”, señala.
Después de vivir dentro de la cultura punk en las calles de Nueva York, Coogan se ordenó de sacerdote católico a los 43 años de edad. Ahora, lleva trabajando más de 14 años entre los reos del Centro de Readaptación Social Varonil de Saltillo.
En pleno apogeo del narcotráfico en México, presenció la tortura y el dominio del cártel de los Zetas dentro de las cárceles de Coahuila.
Gracias a su experiencia, ofrece con facilidad su opinión sobre la situación en el tema de reinserción social en México. Habla de lo difícil que significa para un joven llegar y salir de la tutelar de menores: muchos de ellos, al salir, no rebasan los 40 años de edad.
Robert Coogan nació en Brooklyn, el mismo barrio que Joey Ramón, vocalista de la banda punk “Ramones”. Fue un joven rebelde que presenció la ruptura en contra del establishment que se vivía en los años 70, en la Gran Manzana.
Trabajó como diseñador en “The Factory” proyecto de Andy Warhool, diseñando la revista “Interview”. En las habitaciones de ese lugar, se dio una vuelta de tuerca a la manera de producir el arte en el siglo 20.
Además se dedicó a modelar para diseñadores neoyorkinos, oficio que mezclaba con la elaboración de la publicidad de los bares en donde varias bandas legendarias pisaron la tarima.
Robert encuentra una similitud entre las cárceles y “The Factory”: vidas fuera de los cánones.
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Él y Roger Saucedo viven juntos en una pequeña casa en la colonia Saltillo 2000. Roger, es un ex militar guatemalteco que cumplió una sentencia de 12 años dentro del Cereso local. Lo encarcelaron por clavar un cuchillo en el corazón a un hombre. “Fue en defensa propia”, afirma Robert.
Cada vez que algún ex presidiario cumple su sentencia y no tiene a dónde ir, Bob [abreviatura de Robert y sobrenombre con el que firma sus trabajos], lo recibe en la casa que forma parte de la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Saltillo.
Dentro, entre sillones de segunda mano donados a las iglesias, Bob sonríe la mayoría de las ocasionas después de cada pregunta. Contesta lento y con un acento gringo que dificulta entenderlo. Es un sujeto trasparente, lector de Michael Foucault y, desde joven, se ha interesado por los outsiders: las almas que viven al margen de la sociedad.
“The Factory” es el nombre que recibió el lugar de Andy Warhol en el que realizó la mayoría de sus obras. Aquello era una locura. Entre excéntricos, hombres talentosos, subversivos y críticos de la sociedad, formaron una secta en donde sólo podías entrar estando recomendado. Ser seleccionado en este grupo, suponía el apoyo y promoción de Warhol durante un tiempo. Juntos parieron el ‘Pop Art’.
¿Cómo llegaste con Dios? Mi padre era muy devoto. Crecí con esa manera de pensar. Cuando yo entré a la universidad apenas habían pasado cinco años del Concilio Vaticano Segundo. Cuando estuve en la universidad hice una licenciatura de Teología. Mi idea era participar como laico comprometido, nada más. Trabajé en un albergue en Nueva York con los franciscanos, mientras ganaba mi dinero diseñando publicidad.
Te tocó el apogeo del punk… Joey Ramone era de mi barrio [Queens]. Hice publicidad para los clubs de música de Nueva York. Era un tiempo de música punk. Eran tiempos de energía muy impresionante en la ciudad. Todos pensaban que iban a ser famosos. Hay que recordar que en su momento los “Ramones” no eran famosos. No los programaban en el radio. En ciertos círculos no tan numerosos, eran muy queridos. La mayoría de la gente estaba escuchando esta horrible música disco.
Era un verdadero ‘underground’ Más que un movimiento underground […] ellos nunca se enriquecieron espantosamente. No tenían la fama que tienen ahora. Hubo muchos grupos que no lograron grabar. Ahora se les encuentra en YouTube.
¿Fuiste punk? No sé qué sea eso (sarcasmo).
Lo tendrías claro, si llegaste a serlo. Nunca me pinté el pelo azul o morado. Ni un corte radical. Yo trabajaba como modelo y tenía que cuidar mi apariencia. Que si andaba vestido todo de negro y cosas así, pues sí. Así era la cultura en aquel momento.
¿Cómo fue tu vida en el modelaje? Había un periódico, SoHo Weekly News, un semanario, era el periódico que cubría el movimiento punk. Yo trabajaba en ese medio en el área de diseño. Hice publicidad para los clubs de punk. Iba constantemente a esos lugares, especialmente los miércoles y los jueves, los días en que los turistas no estaban. Cuando solamente estábamos los meros, meros (risas).
No fui famoso. Pero sí fui reconocido. Por eso tuve la oportunidad de trabajar como modelo de ropa de moda, para diseñadores. El área de SoHo en Nueva York era un área de moda. Lo sigue siendo. Les gustaba utilizarme para modelar porque la gente me reconocía en la calle.
¿Probaste drogas? ¿Conviviste con ‘yonquis’? En esa época se vivía un gran apogeo de consumo de drogas de diseño. “Los ‘Sex Pistols’ por eso se tronaron. Los ‘Ramones’ no eran de usar drogas. El grupo ‘The Fast’ estaban en contra de la droga. Y los que trabajan para ser reconocidos evitaban la droga. Decían que trabajar a ese nivel de energía no se podía con droga. A Johnny Thunders, integrante de ‘New York Dolls’, le gustaba mucho el alcohol. Era muy buen guitarrista. El murió de una sobredosis.
“La gente siempre me pregunta si yo conocía a personas famosas. Muchas veces, en la vida real, los famosos no eran los más interesantes. Jimmy Destri, del grupo ‘Blondie’, tenía una hermana, Donna, que era muy simpática, y tenía su propio conjunto. Ella era buena amiga de mi amigo Paul Zone, del grupo ‘The Fast’. Recuerdo una noche platicando con ella en Max´s Kansas City, antes de que ella hiciera su presentación. Ella había apenas regresado de una gira en Europa, muy exitosa, y yo pensaba que iba a recibir un contrato con una compañía discográfica. Durante el show, Johnny Thunders subió a tocar guitarra. La energía en el club era súper cargada con la calidad de música.
“Me gustaba mucho el ambiente modesto de los talentosos no tan famosos. Todo era más íntimo, y todos nos conocimos en el pequeño mundo de Downton Manhattan. Gracias a YouTube, muchos de esos grupos pueden ser vistos y oídos aunque nunca grabaron para una discográfica grande.
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Según la bibliografía, The New York Times informó que el “SoHo Weekly News” era el segundo semanario en inglés más grande de la ciudad. Después de que se cerró el periódico también se publicó un artículo de opinión que calificaba al SoHo News como “alternativa a los periódicos alternativos”. A los colaboradores se les describió como una mezcla excéntrica de “neoconservadores y marxistas, feministas radicales y libertinos hedonistas, bichos crónicos y cruzados antidrogas”. En esa publicación trabajó el presbítero Bob Coogan.
Entre sus archivos, Bob conserva una fotografía que se tomó con la actriz Catherine Oxenber y una portada del disco del grupo ‘The Fast’ que él diseñó.
Años después en ‘The Factory’ trabajó en la revista de Andy Warhol, ‘Interview’. Dicha publicación fue de los últimos proyectos que el artista realizó antes de su muerte. La idea se centraba en publicar la historia de vida de algunos artistas de la ciudad.
‘The Factory’ era una locura ¿no? ¿Cómo llegaste ahí? Por aquel entonces, casi al final de la vida de Andy, era más tranquilo. Cuando él me vio, pensaba que me habían contratado para “Taco de Ojo” [risas]. No era un gran puesto; sólo quería ganar unos cuantos dólares.
Una tarde, en su departamento, Bob reacomodaba el portafolio de muestras para conseguir clientela. Había alrededor de diez obras sobre el piso. En ese instante observó una década de creatividad, e inmediatamente perdió el interés en su trabajo, lo que significó una crisis.
Hizo una lista de las profesiones a las que se podía dedicar para dar orden a sus intereses. Después de trabajar en varias asociaciones civiles como voluntario, recibió una llamada de la universidad en dónde estudió Teología. Le ofrecían el trabajo de encontrar apostolados entre los estudiantes.
Fue así, y casi en contra de su voluntad, que en 1987 llegó a Nueva Rosita, Coahuila y sucumbió a los encantos de este pequeño pueblo. Sin saber español, aprendió el idioma conviviendo con los jóvenes. De tratarse de una misión que duraría sólo tres años, decidió quedarse siete.
Al abandonar Nueva Rosita, trató de trabajar con migrantes mexicanos en Nueva York. Entró a “Cáritas”. Ahí le aconsejaron estudiar en el seminario de la gran urbe para ordenarse sacerdote. Cuando terminó su formación, desde Estados Unidos le pidió al obispo de Saltillo, Francisco Villalobos, poder trabajar en Coahuila. Por el inminente retiro de Villalobos del gobierno de la Diócesis, fue hasta el año 2000 que el obispo Raúl Vera ordenó sacerdote a Robert.
En Nueva Rosita visitaba pandillas. De vez en cuando, entre éstas, faltaban miembros. Los mismos jóvenes le pedían a Coogan que fuera a visitarlos a las cárceles. Así comenzó el interés por este sector de la sociedad.
El padre gringo de los presos
El padre Robert Coogan es unos de los fundadores de la Casa San Juan, misma que se encarga de rehabilitar jóvenes adictos a las drogas. La idea surgió porque una de las principales causas por los que los jóvenes están en la cárcel es por el consumo de alguna sustancia.
En 14 años ha presenciado gran parte del fenómeno de los cárteles dentro de las cárceles en pleno apogeo de la violencia en el norte del País.
¿Cuál es el símil entre las cárceles de Coahuila y ‘The Factory’, de Andy Warhol? “(Risas) Nadie me había preguntado eso. Definitivamente son personas que no encuentran lugar en la sociedad. Personas que frecuentemente son muy talentosas e inteligentes. No encajan en la sociedad. Por eso buscan alternativas. Andy era un imán para estas personas.
“En unos casos, los que acudían a ‘The Factory’, se autodestruían. Otros lograron fama. Mucha fama. Y merecida. De la misma manera, jóvenes inteligentes de ciertos niveles de la sociedad no tiene oportunidades y tienen mucha inteligencia. Se ven con las puertas cerradas buscan el camino del crimen y se autodestruyen.
“Tiene éxito durante un tiempo y después todo explota. Cada ser humano quiere que su vida tenga sentido. Tristemente, en ocasiones se equivocan. Lou Reed, por ejemplo, que es producto de ‘The Factory’, dijo: ‘A los que se dan la oportunidad de ser ellos mismos, la gente los sigue y eso se llama mala suerte’.
“En las cárceles siguen buscando una vida con sentido. Cuando acuden a nosotros encuentran una opción que no han encontrado antes. Nosotros estamos con ellos. Dios responde y nosotros facilitamos.
¿Cuál es el recuerdo que más le marcó cuando los Zetas estaban a cargo de la cárcel? Eran tiempos terribles. De torturas crueles dentro del penal. Yo me sentía completamente inútil. No había más esperanza que Dios. Muchos de los custodios, que he conocido por años, eran hombres honrados. Hombres buenos, pero sus familias estaban amenazadas. Tenían que permitir a los Zetas las cosas que estaban haciendo. Era de pleno conocimiento. Mataron a varios en este penal. Yo calculo que entre 12 y 20 murieron aquí. No 200 como en Piedras. No 100 como en Torreón. Eran tiempo horribles. Estuve implorando un milagro a Dios y el milagro vino en forma de periodista del New York Times. Él me contactó.
¿Qué está pasando en las cárceles? Un día pusimos un artículo en The New York Times, sobre la presencia de los Zetas y el autogobierno en el Cereso de Saltillo. Cuando el gobernador Rubén Moreira se dio cuenta, inmediatamente cambió de Director por un gran hombre reformador con doctorado en criminología.
Él logró tenerlo todo controlado pacíficamente. Sin graves problemas. Terminó con el autogobierno en el Cereso de Saltillo, pero el problema seguía en Torreón y Piedras Negras. Es difícil creer que las autoridades no sabían de las condiciones y que no eran cómplices. Es difícil creerlo.
¿Ya está cambiando la cuestión de la tortura dentro de las penitenciarías? “Hace un año y medio, al ex director dos familias lo acusaban de haber matado a dos hombres dentro del penal. No hay pruebas. Lo mandaron a Torreón. Esa fue la solución de Rubén [Moreira]. Atacó a un doctor con pistola. Su nombre es Israel Frías Luna. Era un hombre trastornado. Estaba muy orgulloso de ser GATE. Pintó en la pared el escudo de los GATES. Aunque supuestamente los GATES habían sido incorporados a Fuerza Coahuila. Él puso el nombre en la pared. Lo vi todos los días. Era un criminal. Y lo pusieron como Director. Fue en el último año de Rubén. Después el mismo Rubén lo destituyó y lo envió a Torreón.
“Hace poco, un hombre llegó a platicar conmigo en la capilla dentro de la cárcel. Iba todo golpeado. Me dijo que no es evidencia, porque van a decir que no es cierto. Me dijo que al apresarlo, lo golpearon. Y por eso estaba en esas condiciones.
“Yo visitaba a los recién ingresados. Después me lo prohibieron. El miedo de los familiares es que han sido golpeados. Yo no puedo afirmarlo o negarlo. Estos son casos actuales.
“El Director de hace cuatro meses, fue el que no me lo permitió. No es prohibición del actual director. Yo ya no puedo visitar las áreas de máxima seguridad.
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El año pasado, Israel Frías Luna fue destituido por hacerse públicas las fotos en donde amaga con un pistola a un dentista dentro del penal. En la segunda visita, el padre Coogan iba acompañado de Daniel, un joven con problemas mentales que cumplió una condena de 12 años, por robo. No se le despega de la espalada. Al sentarnos en el café, Daniel decidió sentarse en otra mesa. Lleva su ropa sucia y lentes oscuros.
Minutos antes de entrar al café, sus palabras carecen de coherencia. Robert cuenta que hay gran cantidad de personas en la cárcel con trastornos mentales y que la cárcel, no es el mejor lugar para su rehabilitación.
Catorce años de experiencia de trabajo con ex presidiaros e internos, le bastan para asegurar que la mayoría de los menores encarcelados en un tutelar, no alcanzan los 40 años de edad después de salir y cumplir la sentencia.
¿Qué tan común son este tipo de trastornos mentales? “[Los acusados] llegan a la cárcel problemas de trastornos mentales, drogas y alcohol. La cárcel no es la respuesta. No van a recuperarse estando en la cárcel. Como Daniel, hay varios otros que desde jóvenes fueron huérfanos. Muchos buscan refugio en las drogas. Ellos necesitan una atención más fuerte. Pero tienen miedo de estar otra vez encerrados. Tienen miedo de entrar a una casa de rescate, por ejemplo.
“No sé cómo ayudar a estas personas. Ellos creen que pueden [vivir] en la calle y ahí se quedan. Daniel piensa que está viviendo bien. Él requiere tratamiento para pensar mejor. Empezó a trabajar. Cuando dejó de tomar sus medicamentos comenzó a comportarse extraño y lo despidieron. Ahora roba. Pero él no sabe que está mal.
“Si yo lo invito a ser mi monaguillo, lo hace, y bien. Si lo invitas a pintar la casa, lo hará bien. Si lo invitas al arroyo a drogarse, también lo hace y lo hace bien. Es muy entregado (risas).
“Hay un número significativo de los jóvenes en el tutelar de menores que no van a alcanzar los 40 años de vida. Ya tengo tiempo suficiente. Son muchos los que llegan a morir. Por droga, por riña, o abandonados en la calle. Les duele vivir.
Otros de los problemas del sacerdote Robert, es que ha sufrido de robos por parte de los mismos ex presidiarios que llegan a la casa e, inclusive, Fuerza Coahuila ha llegado a entrar, sembrando droga para intentar detener a Roger, su compañero de casa.
¿Te han amenazado? “Sí. Por Fuerza Coahuila. Más de una ocasión. Varias veces han querido agarran a Roger. Si tienen evidencias y pruebas, adelante. Pero llegan a la brava. Sin la papelería indicada. Hablan de cerrar casos.
“La vez que invadieron nuestra casa. Hace dos años. Con armas largas. Invadieron la casa con un ‘balón de futbol americano’ de mariguana en la mano. Y pensaban que yo no estaba. Bajé la escalera y vi como una mujer (policía) entraba con una bolsa de mariguana en la mano. La vi entrar. Ella me vio y me dijo: ‘encontré esto en la mesa’ (risas).
Cuando invadieron nuestra casa en la Satillo 2000, un elemento, precisamente tenía el escudo de los GATES.
¿Ha sufrido robos por parte de los ex presidiario? Sí, es parte del show. Nosotros corremos ese riesgo. A los que no nos decepcionan, sí podemos ayudar a encontrar un buen trabajo. A demostrar que son de confianza. Los que roban, se quedan en la calle. Nosotros reponemos las cosas que nos roban de una u otra manera. Pero ellos no tienen. Se gastan el dinero y luego se quedan en la calle.
¿Cuál es el rezago de este sistema mexicano, en el tema de la reinserción de un ex presidiario en la sociedad? “Antes de que alguien entre al penal se topa con las puertas cerradas, sin opciones. Y después de que salen del penal, se encuentra con que las puertas siguen cerradas. Esta sociedad no los quiere. En ocasiones inventa pretextos para no recibirlos.
“La Carta de No Antecedentes Penales es un ejemplo de esto. Ahora, uno de los refugios para ex convictos era trabajando de taxista. Entre los muchos taxistas, hay un grupo de hombres que han estado en el penal. Este año han pedido esta carta para manejar taxis. No sé en qué se fundamenta este cambio.
“Otro ejemplo es el de Pancho ‘N’, que tenía su audiencia hoy para cumplir una condena de 25 años y no pudieron hacerla porque el mismo sistema había perdido el expediente. Y ellos mismos no sabían dónde quedó el expediente. Lo mismo sucedió hace seis meses. Y hoy tampoco pudieron realizar su liberación por algo tan simple como es tener en orden la papelería, ¿qué es eso?
¿Qué es lo que está más roto en los presidiarios? “El consumo de drogas. Hay un gran comportamiento adictivo en Saltillo. Muchos adentro siguen esclavizado las adicciones.
¿Quién del Gobierno le entra al tema de la reinserción? ¿Derechos Humanos? “No es tema de derechos humanos. Hay gente que se acerca y les ofrece ayuda psicológica. O les ofrecen trabajo. Yo he visto que la separación de la sociedad es tanta, que cuando se van a trabajar a una fábrica les causa mucho estrés. Les cuesta interactuar con los ‘normaloides’. Les causa mucha problema intentar ser ‘normales’. Cualquier corrección la toman personal.
La disciplina de levantarse cada mañana no la saben. Las personas que crecen en una familia “normal” se toman esa disciplina. Ellos nunca lo han hecho. Una semana o dos semanas, siempre haciendo lo mismo, entran en pánico y se van del trabajo. Muchas de las personas que forman sus organizaciones para ayudar, no prevén esto. Lo ex presidiarios son ingratos.
¿Qué pasa con las mujeres que son encarceladas? ¿Viven este proceso de manera diferente? La situación es muy difícil con las mujeres. El hombre cuando es encarcelado, no pierde su hombría. Hasta a veces sienten orgullo de estar encarcelado y cumplir una condena. Van diciendo ‘Yo soy muy hombre y pasé cinco años encarcelado y aguanté. Soy muy hombre”. Pero una mujer pierde su feminidad. Y en muchos casos, la mujer está encarcelada porque un hombre le comenzó a hacer algo indebido.
“Ellas están afectadas porque se pierde el sentido de su propia feminidad. La amargura y el resentimiento está latente porque alguien las manipuló y engañó. Y eso duele mucho.
No puedo comprobar lo siguiente, pero de cualquier manera lo voy a decir: mi experiencia me hace sospechar que por el mismo delito el hombre recibe menos sentencia que una mujer. Los hombres reciben un preliberación más frecuente que las mujeres. Si es cierto lo que sospecho, eso está muy mal”.
Las cárceles están llenos de pobres, también… La mayoría son pobres. Foucault menciona también a los que tienen trastornos mentales. El estado utiliza a la cárcel como manicomio. Hay algunos que son inimputables. Ahí estarán hasta que mueran.
¿Dentro de la cárcel habrá muchos que digan que son inocentes, pero hay casos verdaderos? No tenemos acceso a ese tipo de información. Pero sí hay muchas irregularidades. Por ejemplo, hay un talentoso carpintero y vive ahora muy bien de este oficio. Cuando estaba adentro, me compartió que su sentencia era por tener 20 kilos de mariguana. Él no decía que era inocente. Él decía que él tenía 50 kilos (Risas). Le quitaron 30 y nadie sabe dónde están.
¿Cuál es el crimen más absurdo por él que alguien está o estuvo dentro? Acaba de morir un hombre de edad muy avanzada. Que lo tenían detenido por violación -hablo sin conocer todos los detalles del caso-. Entró muy viejo y verdaderamente débil. A simple vista se ve que era incapaz casi de moverse y menos de hacer una violación. Los familiares de este hombre insistían que era una maniobra de un hombre rico, para tomar posesión de sus terrenos. Lo metieron a la cárcel y ahí murió. ¿Cuál juez puede darle creencia (crédito) a esa acusación?
¿Por qué su interés por ex presidiarios? ¿Se siente identificado con ellos? Siempre he sentido una atracción por lo que está al margen de la sociedad. Siempre he pensado que estas personas son las que más entienden el entorno. Las personas cómodas en su estatus. Los “normales” son los que menos entienden su entorno. Viven en un gran engaño. Eso es lo que me atrae. Ahí la experiencia es otra.
¿Los outsiders? Los outsiders entienden mejor a la sociedad.
En Queens, Nueva York, era un artista punk; fue modelo de revistas y trabajó con el célebre Andy Warhool, creador del arte pop, ¿cómo se ordenó sacerdote y trabaja en las cárceles de Coahuila?Pastoral. En 14 años ha presenciado gran parte del fenómeno de los cárteles dentro de las cárceles en pleno apogeo de la violencia.