Ríe demasiado; no pares de reír Las lecciones de Rosie y Bud

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Ríe demasiado; no pares de reír Las lecciones de Rosie y Bud

“La risa atrae alegría, libera la negatividad y conduce a sanaciones milagrosas.”

 Françoise Sagan decía que la capacidad de reír juntos es el amor, y es que en mayoría, nos hemos olvidado de reír. Le hemos restado el tiempo y la prioridad a las personas y a las circunstancias que nos hacen reír, olvidando que ésta es parte del éxito, parte de nuestra felicidad y equilibrio.

Hace unos días tuve la fortuna de conocer a Rosie y a Bud, una pareja que tocaron mi vida y se convirtieron en la inspiración de este artículo. Una pareja que a sus 85 años te afirma que jamás han peleado a casi 50 años de matrimonio, pues Bud hace de la situación un chiste y comienzan a reír. Y me recordó la cita que dice así “Me dijeron que para enamorarla tenía que hacerla reír, pero cada vez que se ríe me enamoro yo.”

Ellos transpiran una magia como pareja, y también como seres humanos. Y no pude evitar pensar, ¿Por qué tenía años de no encontrarme una pareja así? Más bien, no recuerdo haber conocido una pareja así y le dije a mi esposo, deseo llegar a esa edad riendo y gozando la vida como ellos.

Y es que además de esa magia, quisiera compartir parte de su sabiduría sobre vivir la vida, su testimonio y las lecciones que me dejaron al conocerles. Pues solemos correr detrás de las mariposas y dejar de cuidar el jardín; solemos buscar afuera y dejamos de mirar lo que estamos construyendo.

Bud, Italiano de nacimiento, nos compartía cómo disfruta de sus días de trabajo y cómo cuando es fin de semana el desea que sea lunes para regresar a trabajar. Mientras en la actualidad, la mayoría busca que sea viernes para descansar. Que cierta es la frase que dice que desde el minuto en que decides comenzar a hacer lo que verdaderamente AMAS, comienzas a vivir una vida libre y totalmente diferente. Y es que el mundo no está hecho, se está construyendo contigo y con tus actos.

Después de varios recorridos, varias horas caminando en diversos lugares de nuestra ciudad, Bud, aún después de haber vivido ciertas intervenciones quirúrgicas, jamás llamó la atención o se quejó de algo. Le preguntamos en diversas ocasiones cómo se sentía, y él nos respondía con una sonrisa “No puedo sentirme mejor”. Una actitud de gozo, de disfrutar, de querer aprovechar y aprender de la experiencia.

Rosie, una mujer hermosa llena de riqueza espiritual, dedicada a forjar una familia unida y de gran corazón. Yo le felicitaba al decirle que creo firmemente que el propósito más importante en la vida de cada ser humano, es contribuir en positivo en acciones y con los seres humanos que Dios nos permite educar; dejar hombres con un corazón bueno que busquen contribuir en su entorno y evolucionar.

¿Cómo llegas a tener 85 años y con esa energía y esa paz interior? Su respuesta fue: Nunca dejes de reír. Bud y Rosie todos los días van a misa a las 7:30 am y de ahí el aún se declara empleado de su propia empresa al comentarnos que trabaja en el primer turno inspeccionando piezas de las líneas de producción.

Como diría Teresa Alarcón de Pérez Teuffer en su libro, la vida nos va transformando. Cada experiencia (y cada persona) deja dentro de nosotros su propia huella. Podemos ser personas alegres hasta el momento en que una tragedia, un problema nos sobrepasa, una enfermedad que nos asusta o una pérdida brutal nos hunde en la depresión; podemos ser estables mientras el estrés y las presiones no lleguen a grados en los que perdemos la ecuanimidad e incluso la cordura; podemos ser soñadores hasta que un cúmulo de desilusiones nos roba el afán de seguir persiguiendo nuestros anhelos; podemos ser irresponsables hasta que la llegada de un hijo nos lleva a tomarnos la vida en serio; podemos ser buenos hasta que dejamos que un rencor amargo tiña de gris nuestra existencia; podemos ser frívolos hasta que una experiencia fuerte o dolorosa nos enseña a mirar nuevamente lo esencial de la vida. Es decir, todos nos vamos transformando de acuerdo con lo que nos toca vivir, con base en la actitud y los recursos psicológicos y espirituales con los que contamos para enfrentar las circunstancias tanto positivas como negativas de toda vida. ( Familia, tu puerto de abrigo; P.41).

¿Cómo decidimos enfrentar las dificultades y las experiencias?

¿Cuál es tu actitud? ¿Cómo vives? Si te miras en un espejo, ¿Qué valores transpiras y los demás ven en ti? Ojalá el testimonio de Bud y de Rosie, te sacudan cómo a mi, sobre lo verdaderamente importante: Dios, la familia, el tenernos los unos a los otros, buscar crecer y evolucionar en lo que amamos y contribuir a la comunidad con nuestros talentos y acciones. Personas felices aportan felicidad al mundo. Recuerda que la salud no siempre viene de la medicina. Casi siempre viene de la paz mental, la paz del corazón, la paz del alma y viene de la risa y el amor.

                                                              Con todo mi cariño y admiración para Rosie y Bud