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Richard Wagner es considerado uno de los mejores músicos del siglo XIX
Richard Wagner fue compositor, director de orquesta y teórico alemán, que se distinguió por marcar un estilo musical que influyó toda una época con piezas como “Tristán e Isolda”, una de varias composiciones que se convirtieron en clásicas.
Nacido en Leipzig, en el antiguo reino de Sajonia, en 1813, Wagner destacó por su talento, su formación autodidacta y su vocación temprana que lo llevó desde pequeño a encontrar su camino hacia la música, disciplina por la que profesó un gran amor que derivó en una verdadera pasión.
Bajo la influencia de la “Sinfonía núm. 9”, de Ludwig van Beethoven, se inclinó al estudio de los sonidos, lo que le permitió escribir sus obras operísticas que en la actualidad se montan en los mejores escenarios internacionales.
Entre las primeras obras de Wagner, a quien se considera uno de los mejores músicos del siglo XIX, se encuentran “Las hadas” y “La prohibición de amar”, que plasmaron sus inicios como compositor, además del estreno de la ópera “El holandés errante”, de 1843, que se convertiría en una de las mejores de su gran acervo.
Otras piezas marcaron a Wagner y su estilo hacia el drama musical fueron “Tannhauser” y “Lohengrin”, que lo llevaron a un nivel más teórico y práctico como se observaría después en la primera parte de la tetralogía “El anillo de los nibelungos” y en “Tristán e Isolda”.
De acuerdo con sus biógrafos, el compositor alemán, quien se casó con la actriz Minna Planer, el 24 de noviembre de 1836 y tuvo una relación con Cosima, hija de Franz Liszt, estrenó completo el ciclo de “El anillo del nibelungo” en 1876.
Wagner terminó “Parsifal” 1882 y fue la última ópera que escribió en Palermo, Italia. Un año antes sufrió un ataque al corazón mientras estaba en Berlín, Alemania; el segundo le dio en Bayreuth, ciudad en la que estrenó “Parsifal”, el 26 de julio de 1882, y de la que se ofrecieron 16 funciones.
Posteriormente viajó a Venecia con el propósito de recuperar la salud. El 13 de febrero de 1883 falleció en esa ciudad italiana, y el 18 de ese mes fue enterrado en el Jardín de Wahnfried, en Bayreuth.
Entre lo más destacado de su repertorio se encuentran “El holandés errante”, “La valquiria”, “El anillo del nibelungo”, “Tannhauser”, “Tristán e Isolda”, “Las hadas”, “Sinfonía en do mayor”, “El oro del Rhin”, “Los maestros cantores de Nuremberg” y “Parsifal”, por citar las más representadas en el mundo.