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Ricardo Piglia: El faro de la nueva narrativa latinoamericana
Ricardo Piglia falleció la mañana de este viernes tras convalecer en su natal Argentina de esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad que destruyó las neuronas que le dan movilidad al cuerpo, pero que le permitió seguir escribiendo hasta el último momento.
Piglia ejerció la narración mediante dos disciplinas: la literatura y en el cine haciendo guiones.
Identificado como un autor experimental contemporáneo, Piglia llevó a la imprenta novelas como ‘Respiración artificial’ (1980), ‘La ciudad ausente’ (1992) y ‘Plata quemada’ (1997), compendios de cuentos como ‘Casa de las Américas’ (1997) y ‘El pianista’ (2003), así como otros con sus ensayos como ‘El último lector’ (2005).
Fue a partir de la primera, en la que el tema central fue la dictadura militar de su país, tras la que se consideró como uno de los nombres importantes en la narrativa después del boom latinoamericano.
“Las historias de Ricardo Piglia son intensas discusiones sobre el arte de narrar. Sin embargo en ellas no domina el tono levantado de la cátedra, sino la errancia sin mapas de la sobremesa donde los paisajes comunes son vistos con ánimos de expedición”.
Así describe Juan Villoro al trabajo del argentino en ‘La utopía particular’, ensayo que se incluye en ‘Guaraguao’, donde como otros autores analizó sus aportes como narrador e impulsor de nuevas generaciones de escritores.
Antes, Ricardo ya estaba inmerso en el cine y sus guiones llegaron a filmarse en películas como ‘Corazón Iluminado’ o ‘La sonámbula’, e incluso su novela ‘Plata quemada’ fue adaptada por Marcelo Figuera, obteniendo con ella el premio Goya 2000 al mejor filme extranjero de habla hispana.
Cuando Perón bajó del mando, se mudó con su familia de Adrogué para instalarse en Mar del Plata, donde estudió Historia, para mudarse nuevamente en 1965.
De ahí en adelante su relación con la literatura se volvería más estrecha, pues tras comenzar a trabajar en diversas editoriales comenzó a interesarse por las novelas policiales, dándole un descanso a su interés casi nato por las lecturas estadounidenses, comenzando así a seguir, por gusto y por trabajo, a autores como Dashiell Hammett o Raymond Chandler. Durante la dictadura de Onganía se mudó al exilio en los Estados Unidos, donde durante cerca de 15 años fungió como maestro de literatura en las universidades de Harvard y Princeton, de donde se jubiló en 2010.
En esta etapa de su vida, piglia se concretó como académico y ensayista, estudiando a profundidad a autores como Brecht, Walter Benjamin, Georg Lukás, Szondi y Vernant e incluso abordó su propia escritura (que está centralizada en la crítica), dando espacio a compatriotas como Borges, Sarmiento, Macedonio y otros.
Aunque se encontraba bien instalado en Nueva Jersey con su esposa, la artista Martha Eguía, ambos decidieron regresar a Argentina en 2011, donde el comenzó a escribir con una importante carga autobiográfica su libro ‘El camino de ida’, mismo que en 2013 publicara Anagrama.
A lo largo de su vida ganó premios como el Premio Planeta Argentina en 1997, el premio Rómulo Gallegos en 2011, el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores en 2011 y el Premio Formentor de la Lectura en 2015 entre muchos otros.
Ese mismo año, el escritor grabó la serie televisiva ‘Borges, por Puglia’ un ciclo de cuatro clases en las que hablaba sobre su propio análisis de la obra de Borges, programa emitido por la televisión pública de Argentina.
Para entonces fue diagnosticado con ELA, que poco a poco fue desmejorando sus habilidades físicas, aunque pudo continuar escribiendo gracias a la asistencia de su colaboradora Luisa Hernández, con quien se concentraba en la transcripción de sus diarios.
Piglia desde sus colegas
-“Sin duda, el escritor argentino vivo más importante. Quizá no el más copiado; por aquellos misterios y confusiones de las plumas y sus espejitos de colores, hay más aspirantes que querrían ser Aira. Pero Piglia ha definido como nadie qué es la literatura argentina contemporánea, cuál es su canon, cuáles sus problemas. Entre ellos, el asunto central del fin de siglo en ese fin del mundo: cómo escribir después de Borges” Martín Caparrós, 23 de marzo 2015, El País.
- “(Sobre Respiración Arificial) haces una continua reflexión sobre cómo se puede escribir historia desde la ficción o cómo la ficción es, de alguna manera, una forma de historia que trabaja 'con documentos del porvenir'; lo dice uno de tus personajes”, Juan Villoro, 2007 en la presentación de “Entre ficción y reflexión: Juan José Saer y Ricardo Piglia”
- “A Piglia siempre le gustaron los riesgos, en la literatura y en la vida”, Andrés Di Tella, cieneasta, 3 de Septiembre del 2015, El País
- “La de Piglia es una escritura que devuelve los textos (propios, ajenos) a su literariedad; los devuelve a aquella ostranenie que los formalistas rusos definieron como especificidad de lo literario, como esa práctica (social) que funda su cualidad en la extrañeza que instaura ante el 'mundo', ante los sentidos comunes que producen y reproducen el 'mundo'. Y frente al 'mundo', la escritura de Piglia propone otro lugar más habitable”, Gonzalo Oyola, ensayista y editor, 13 de mayo 2015.
Con información de El País y El Universal