Ricardo Aguirre en la memoria

Usted está aquí

Ricardo Aguirre en la memoria

Memoria personal y memoria colectiva, el asunto es no olvidar todo aquello que inspira, que une, que conforma identidad y que sirve de ejemplo a los jóvenes de hoy, de los cuales, muchos asistieron a la celebración de un aniversario más de la ciudad de Ramos Arizpe, del antiguo Valle de las Labores, vigorosa población que venera a un místico del ascetismo, San Nicolás de Tolentino, un ermitaño agustino ajeno a la guerra contra los moros, una modalidad colonial que festeja al apóstol Santiago, un santo con grado militar, que se muestra, precisamente, matando musulmanes, de ahí su calificativo de “Matamoros”.

Es cierto, Ramos Arizpe tiene un santo más liviano pero de fierros más pesados, herramientas no de la represión como las del matamoros, sino del trabajo, que es la cualidad que distingue a los habitantes de esta ilustre Capellanía, cuya historia y relación hemos podido conocer gracias a los relatos de su cronista, don Manuel H. Gil Vara, que en sus libros “Por las calles de mi Tierra” y “Vamos a Conocer mi Tierra” hemos podido adentrarnos en la verdadera esencia de Ramos, que es la perseverancia y la tenacidad de su gente recia, reciedumbre que viene de Arizpe, de su toponimia, no en balde la herencia vascongada predomina en esa región.

Y la prueba está en su presidente municipal, Ricardo Aguirre Gutiérrez, un edil que ha podido mantener el paso firme en su segunda gestión municipal, un alcalde cuya praxis –término muy de moda en los tiempos del socialismo real– ha sido provechosa para Ramos Arizpe mediante una acción reivindicativa que consistió en haber rescatado el sistema de agua potable de manos de los españoles, una hazaña que por sí misma vale el aplauso y reconocimiento de todos los coahuilenses.

Y para resaltar la importancia de este hecho, hay que precisar que desde el fin de la Guerra Fría y del socialismo real, vivimos en una sociedad sin horizonte alternativo, porque sin el temor de la amenaza marxista y comunista nos hemos dejado llevar por la fuerza del mercado, y por eso es que muy pocos se sienten obligados a pensar siquiera en volver al Estado de bienestar que nos impuso el triunfo de la Revolución mexicana, pocos como Ricardo Aguirre, que se atrevió a quitarle el agua de Ramos Arizpe a los españoles.

Asunto que honra en gran manera a don Miguel Ramos Arizpe, el diputado coahuilense a las Cortes de Cádiz, el Padre del Federalismo Mexicano, cuya presea acaba de entregar el sábado antepasado el alcalde Ricardo Aguirre Gutiérrez, de manera post mortem a don Jesús del Bosque Sánchez; en vida a la maestra María Elena Ramos del Bosque y en reconocimiento institucional a la parroquia de San Nicolás de Tolentino, santo pacífico y sin grado militar que nada tiene que ver con el infausto matamoros, tan iracundo como el guerrero del Islam violento de la actualidad.

Y siguiendo la puntual crónica de don Manuel H. Gil Vara, nos dice del popular Richi lo siguiente; “El licenciado Aguirre Gutiérrez forma parte de una distinguida, respetable y apreciada familia con profundas raíces generacionales en esta tierra; de agradable presencia, respetuoso trato, caballeroso, excelente interlocutor, diplomático, en cuya personalidad concurren los más significativos principios éticos y morales, y los valores espirituales que identifican a los hombres nacidos en esta tierra”. Justa valoración para este Alcalde que rescató el agua de Ramos Arizpe del neocolonialismo español. Vale.