CDMX.- En “días de muertos”, aprovechando el interés que el tema genera, las industrias vinculadas aprovechan para poner en la mesa de discusión los temas que les preocupan, como en la producción de ataúdes.

De acuerdo con Pedro Jaramillo, por ejemplo, quien se dedica a la manufactura de ataúdes, dijo que su actividad, en su mayoría, sigue siendo artesanal por usar tijeras y dobladoras manuales, incluso con maquinaria “echiza”.

En la compañía de Jaramillo, Litomexsa, del total de su producción 80% es metálica y 20% de madera, dice. Semanalmente fabrican 200 ataúdes a costo unitario promedio de mil 500 pesos; que al año representan cerca de 9 mil 600 féretros e ingresos cercanos a 15 millones.

Igual que otras empresas, Litomexsa no inició con un plan de negocios bien establecido. Creó su proceso y administración a base de prueba y error, práctica común en un sector donde hoy domina la informalidad, la baja regulación y nula organización gremial, segúnindica.

Penumbra
Como en otros ramos industriales, la informalidad dificulta tener datos concretos. Según fabricantes y la Asociación Nacional de Directores de Funerarias (ANDF), hay alrededor de 150 fábricas de ataúdes en el país, incluidos unos 50 talleres no constituidos jurídicamente. 

Estiman que las ventas anuales alcanzan los 2 mil 600 millones de pesos; pero con muchos bemoles. “Se piensa que como todos vamos a morir será un negocio rentable y eterno, pero no es así”, asegura Jaramillo.

Según Gayosso, la mayor funeraria de México, en los últimos cinco años, 80% de los difuntos es cremado o incinerado.

Diversificación
Armepsa ostenta cerca del 10% del mercado. Junto con Litomexsa e Industrias Arga, encabeza el segmento.

Llegó a invertir 1.5 millones de dólares anuales en activos como dos prensas a la estadounidense Welch Corp, para automatizarse.

Pero hoy es parte de una cadena de velatorios de lujo. Actualmente, su principal negocio no es la manufactura de ataúdes, sino las funerarias y hasta un panteón.

En genearal, fábricas y talleres de ataúdes cierran por el peso del “mercado negro” y la reutilización de ataúdes en crematorios para transportar al difunto, lo cual es principalmente lo que está “matando” a la producción de féretros, coinciden. 

> El INEGI refiere que anualmente hay 600 mil decesos, lo cual haría necesarios 120 mil ataúdes. Pero la tendencia a la incineración se debe a la saturación de los panteones y elevados precios de la inhumación.

Con información de Manufactura