El cambio de la guardia ha sido decidido en una elaborada operación de repartcición de los poderes al interior de la casa reinante.

Bin Nayef ha renunciad espontáneamente a sus derechos, ha jurado fidelidad al Rey Salm en su nueva posición, y ha obtenido para el sobrino Abdulaziz bin Saud bin Nayef en el estratégico ministerio del Interior, que ya ostentaba en sus manos.

De este modo el ramo Nayef mantiene el control de la seguridad interna y de la provincia oriental, donde están los pozos de petróleo, en las manos del hermano de Mohammed bin Nayef.

En caso de la sucesión Mohammed bin Salman sería el primero en inagurar una descendencia de padre a hijo, mientras hasta ahora en la casa de los Saudí permanecía la descendencia de hermano a hermano.

La ceremonia para el cambio en la línea de sucesión ha sucedido en La Meca, el lugar más sagrado para el Islam, al inicio de la última semana del mes sagrado del Ramadan, de un modo para subrayar la solemnidad a los ojos de los sauditas, que han presenciado en directo en tv los juramentos de fidelidad.

 Unido al hecho que 31 de los 34 más importantes miembros de la familia real han dado su consentimiento, de solidaridad a la elección.

Las preocupaciones mayores son para la política exterior. Mohammed bin Salman ha mostrado de querer una política mucho más incisiva, también del punto de vista militar, para reafirmar el liderazgo saudita en el mundo islámico.

Con información de La Stampa