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Revisan el legado de Gerardo Cantú
CIUDAD DE MÉXICO.- Una de las retrospectivas más importantes en torno a la obra del artista Gerardo Cantú (Coahuila, 1934) ha sido montada en el Museo Mural Diego Rivera, donde se pueden observar las distintas etapas de este artista mexicano que ha explorado el figurativismo en el más amplio sentido del término.
La muestra, realizada bajo la curaduría de Magaly Hernández, permanecerá expuesta hasta el 26 de febrero y se titula: Gerardo Cantú, un mismo amor. Vivencias y vivencias.
Para este museo es un honor exponer aquí la obra del maestro Gerardo Cantú, por lo que representa en términos artísticos, dado que es un pintor y grabador comprometido con el virtuosismo de su obra. Además, debo destacar que se trata de un gran dibujante y un gran colorista que impresionará al público que nos visite”, detalló Luis Rius Caso, director del recinto museográfico, durante un recorrido por la muestra.
Recordemos que la suya es una pintura que mantuvo una cercanía estrecha con la Escuela Mexicanista de Pintura, pero desde una vertiente en la cual fue decantando hacia el erotismo y la celebración por la vida”, añadió. Razón por la cual encontramos al interior de su trabajo pictórico numerosas frutas, colores y desnudos, donde no está exento su compromiso político y social”, dijo.
La muestra se divide en cuatro núcleos temáticos: Obra temprana, Grabado: puerta al gran público, Amor y humor y La esencia es el dibujo, donde se observa una amplia diversidad de técnicas, con piezas que van desde 1956 –su obra más temprana–, hasta un mosaico realizado este año, con lo que se habla de 60 años de trabajo artístico.
Construida a manera de homenaje, la exposición Gerardo Cantú, un mismo amor. Vivencias y vivencias celebra la trayectoria de este artista sobresaliente y, en palabras de Alberto Híjar, se trata de “uno de los más importantes exponentes del nuevo humanismo o la nueva figuración, que desde mediados del siglo XX se perfiló como una continuación heterodoxa de la Escuela Mexicana de Pintura, comprometida con la representación de la figura humana”.
Durante el recorrido, Cantú expresó que a él le hubiera gustado ser poeta, pero las circunstancias lo llevaron a ser pintor. “Debí ser poeta, pero no pude... ahora hago lo que puedo como pintor”, bromeó para luego hablar de lo que para él significa el acto creativo:
“Yo creo que no es definitivo el hecho de pintar una cosa, sino cómo lo pinta uno; lo que uno tenga qué decir no sólo con pinturas y pinceles y palabras, sino sentimentalmente. Esa es una de las cosas con las que uno debe tener más cuidado: la emoción de espectador cuando observa el cuadro”.
Cantú realizó estudios en el Taller de Artes Plásticas de la Universidad de Nuevo León, posteriormente se trasladó a la Ciudad de México, donde ingresó a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, pero de su experiencia se recuerda que a los 15 años de edad le fueron encomendados sus primeros murales para La Capilla de la Secundaria número 1 de Nuevo León.
Para 1957 fue nombrado maestro de pintura del Taller de Artes Plásticas de la Universidad de Nuevo León.