Revela investigación las causas de la matanza que realizaron los Zetas en Allende

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Revela investigación las causas de la matanza que realizaron los Zetas en Allende

Consecuencias. La filtración de los celulares del Z-40 y Z-42 a la DEA, fue lo que detonó la matanza cometida en Allende, donde habrían muerto o desaparecido más de 300 personas./ Archivo
Fue lo que detonó la masacre que Los Zetas cometieron en Allende

(Segunda Parte)

“A diferencia de la mayoría de los lugares en México destrozados por la guerra contra las drogas, lo que pasó en Allende no se originó en México, comenzó en Estados Unidos, cuando la DEA logró un triunfo inesperado”, dice un fragmento de la investigación “Anatomía de una masacre” escrita por Ginger Thompson, periodista ganadora del Pulitzer.

De acuerdo con la publicación, la responsabilidad de la agencia estadounidense comenzó cuando un agente persuadió a un importante miembro de Los Zetas para que le entregara los números de identificación rastreables de los teléfonos celulares que pertenecían a dos de los capos más buscados del cártel, Miguel Ángel Treviño y su hermano Omar.

De acuerdo con la investigación “Anatomía de una masacre”, a principios de 2011, en las afueras de Dallas, Estados Unidos, la DEA había lanzado el operativo Too Legit to Quit (Demasiado legítimo para rendirse), después de unas redadas que tuvieron resultados sorprendentes. En una, la Policía había encontrado 802 mil dólares en efectivo, empacados al vacío y escondidos en el tanque de gasolina de una camioneta. El conductor dijo que trabajaba para un tipo al que sólo conocía como “El Diablo”.

Nido. El Z-40 y Z-42 (Miguel Ángel Treviño y Omar, su hermano) tenían como centro de operación el norte de Coahuila. / Archivo

Después de más detenciones, el agente Richard Martinez, de la DEA, y el fiscal federal adjunto Ernest Gonzalez identificaron a “El Diablo” como José Vásquez Jr., de 30 años, un nativo de Dallas que había empezado a vender droga cuando estaba en la secundaria y que entonces era el distribuidor de cocaína más importante de Los Zetas en el este de Texas, donde movía camiones llenos de drogas, armas y dinero cada mes.

Mientras se completaban los preparativos para detenerlo, Vásquez se fugó por la frontera hacia Allende, donde buscó protección de los miembros del círculo interno del cartel.
Pero Martinez y Gonzalez vieron en su huida una oportunidad. Si podían persuadir a Vásquez para que cooperara con ellos, les daría acceso a los altos rangos de un cartel, que era notoriamente impenetrable, y la posibilidad de capturar a sus jefes, especialmente a los Treviño, conocidos como Z-40 y Z-42, que habían dejado un sendero de cadáveres en su escalada a la cima de la lista de los más buscados por la DEA. Miguel Ángel Treviño era conocido como Z-40 y Omar como Z-42.

“Lo que Martinez quería eran los PIN (números de identificación personal) rastreables de los teléfonos Blackberry de los Treviño. Vásquez, después de huir, le había dado al agente una amplia ventaja. Su mujer y su madre todavía vivían en Texas”, describió la periodista Thompson en su artículo.

Para evitar la captura, continúa el texto, Los Zetas hicieron que su lugarteniente más cercano en Coahuila, Mario Alfonso “Poncho” Cuéllar, les diera celulares nuevos cada tres o cuatro semanas. Cuéllar le asignó la tarea de comprar teléfonos nuevos a su mano derecha, Héctor Moreno.

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Ante la presión de obtener los PIN de los teléfonos, Vásquez recurrió a Moreno, utilizando información que él manejaba. Fue Gilberto, hermano de Moreno, quien había sido sorprendido al volante del camión con 802 mil dólares en el tanque de gasolina. Con 20 años de prisión por delante, Gilberto había confesado que trabajaba para Los Zetas y que el efectivo pertenecía a los hermanos Treviño.

Vásquez organizó que su abogado en Dallas representara a Gilberto y le prometió que no dejaría que nadie en el cártel supiera de las declaraciones incriminadoras de Gilberto. Moreno le devolvió el favor a Vásquez al aceptar conseguirle los números. Pero, llegado el momento, Moreno lo reconsideró.

De acuerdo con la publicación, alrededor de tres semanas después de que Vásquez le diera los números PIN a la DEA, los jefes del cártel recibieron la noticia de que uno de los suyos los había traicionado y lanzaron una ola de venganza.

“Fuentes oficiales cercanas al caso dijeron que un supervisor de la DEA en Ciudad de México compartió información relacionada con los números con una unidad de la Policía Federal mexicana conocida como Unidad de Investigaciones Sensibles, cuyos agentes habían sido entrenados y examinados por la DEA”, detalló el artículo.

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Vásquez, Moreno, Cuéllar y Garza, cuyo rancho familiar fue la escena de muchos de los asesinatos de Los Zetas, huyeron a Estados Unidos cuando empezó la masacre y accedieron a cooperar con las fuerzas de la ley estadounidenses a cambio de clemencia, según refiere la investigación.

Los reportes de lo que estaba pasando en Allende hicieron que las autoridades de Estados Unidos se dieran cuenta de la ira que había desencadenado aquella filtración.

Los estimados de los números de muertos y desaparecidos varían enormemente entre la cifra oficial, que habla de 28, y la de las asociaciones de las víctimas, alrededor de 300.

ProPublica y National Geographic, sin embargo, identificaron alrededor de 60 personas cuyas muertes o desapariciones han sido conectadas por familiares, amigos, grupos de apoyo a víctimas, archivos judiciales o informes periodísticos al asedio realizado por Los Zetas aquel año de 2011. 

¿Quién es ‘El Diablo’?
>  “El Diablo”, identificado como José Vásquez Jr., de 30 años, nativo de Dallas, vendedor de droga desde que estudiaba en secundaria y más recientemente el distribuidor de cocaína más importante de Los Zetas en el este de Texas.
>  Movía camiones llenos de drogas, armas y dinero cada mes.

(Tomado de Sin Embargo)