Usted está aquí
Rescatando al soldado Trump
La escena tiene lugar en un palacio situado frente a la gran plaza en el centro político de la capital del país. En su despacho, el líder supremo recibe a su canciller a quien ha mandado llamar con urgencia.
Líder: ¿Ya tienes listo el plan que te encargué?
Canciller: Ya está casi terminado, sólo faltan algunos detalles, y desde luego se pueden hacer ajustes, si Usted así lo decide.
Líder: Muy bien, Marcello, debemos estar preparados para corresponder a los favores con que siempre nos distinguió nuestro colega de la nación del Norte, ahora que se encuentra en problemas.
Canciller: Así es, y por lo pronto, ya giré instrucciones para que esté preparado el avión presidencial para transportar a nuestro amigo, en caso de que se vea obligado a abandonar su territorio.
Líder: Excelente, pues debemos ser fieles a la tradición de asilo de nuestro país; hay que ser congruentes. ¿Qué otros preparativos tenemos?
Canciller: Dado que nuestro amigo es aficionado al golf, hemos realizado una investigación exhaustiva para seleccionar algunos campos que pudieran ser de su agrado; estamos considerando unos cerca de la playa, que cumplan con todas las medidas de seguridad y confort.
Líder: Eso está muy bien. ¿Algo más que sea de importancia?
Canciller: Como nuestro gran aliado es afecto a las hamburguesas Mc Donald’s estamos viendo que haya establecimientos cerca del lugar en donde se hospedaría, que pudiera ser una mansión cerca del mar, o de un lago, que es a lo que él está acostumbrado. Desde luego, que checamos que haya cerca de ahí hospitales de clase mundial, con los mejores especialistas, el equipo más avanzado y bien abastecido de toda clase de medicamentos, no como los que tenemos en México, y además…
El canciller, no puede terminar, pues su jefe visiblemente molesto lo interrumpe.
Líder: ¿Qué dijiste Marcello, acaso aquí faltan medicinas?
Canciller: (Se pone nervioso, suda copiosamente y le tiembla la voz) No, fue eso lo que quise decir, hubo una confusión.
Líder: Pues más te vale, tú sabes que aquí tenemos medicamentos de sobra, eso de los faltantes son mentiras de nuestros enemigos, los conservadores.
Canciller: (Ya más repuesto) Sí, señor, se trata de pérfidas calumnias de nuestros enemigos.
Líder: ¿Qué otros aspectos debemos de revisar para que nuestro amigo disfrute plenamente de su estancia con nosotros?
Canciller: Pues creo que hemos considerado casi todos los puntos, salvo que Usted quiera incluir algo más.
Líder: Pienso que cuando llegue nuestro invitado; perdón nuestro asilado, tú debes ir a recibirlo como lo hiciste con Evo, hasta le diste un beso en el cachete; acuérdate de no escatimar nada.
Canciller. (Traga saliva) Como Usted disponga. Pienso que podríamos aprovechar que viene Melinda para que aconseje a su esposa en materia de moda y atuendos. ¿Cómo ve?
Líder. Ah, caray, aquí hay que irnos con mucho cuidado, mejor vamos a esperar un poco.
Canciller: De acuerdo, señor, debemos ser cautelosos.
Líder: Pero eso sí, hay que asegurarnos de que por ningún motivo deje de venir la señora Melinda; esa es una prioridad, y ya después, le buscamos un lugar a los miembros cercanos a la familia, pero hasta allí, no te olvides de la austeridad republicana.
Canciller: ¿Algo más que sea de su interés señor?
Líder: Me faltaba un detalle, hay que darle seguimiento a la inversión que prometió nuestro amigo en la ruta del Tren Maya; se trata de un gran hotel en los terrenos de mi prima, chécalo con los prestanombres, hay que ser cautelosos.
Canciller: Sí, señor. (Hace una reverencia y se retira)