Resaca electoral, Coahuila 2017

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Resaca electoral, Coahuila 2017

El lunes por la mañana, el panorama parecerá más claro. Antes del silencio, las encuestas (instrumentos cada vez menos exactos, cada vez más cuestionados) retrataban aquella máxima de “quien alcanza gana” en la carrera para la gubernatura y una disminución significativa en otras posiciones clave.

Habrá que ver, nada está escrito.

En una de esas, la maquinaria bien aceitada compensa las carencias de los candidatos o el voto oculto hace de las suyas y las márgenes se vuelven tan cercanos que la espera de resultados oficiales será una obligación. O, para continuar lo que parece una tendencia, la autoridad electoral da un paso en falso y todo se desacomoda.

Ahora que, si bien el constante bombardeo mediático y propagandístico ha terminado, los pendientes en Coahuila están lejos de desaparecer. Y, por si fuera poco, algunos otros parecen sumarse a la ya muy pesada agenda. 
Resaca es una palabra con muchos significados. Y todos aplican.

Probablemente el más común es aquél del malestar padecido al despertar después de una noche con alcohol en exceso. En este sentido, la resaca electoral será aquella que venga después de una jornada con exceso de promesas. Pasado el espectáculo, la realidad tan cruda (nunca antes mejor aplicada) como siempre ha sido.

Las clínicas sin medicinas, las personas desaparecidas, las pensiones. La bonanza prometida por la riqueza del subsuelo o las cuentas estatales desaparecidas. Eso y un largo etcétera de temas que se quedaron esperando un poco de atención. 

Resaca es también una persona de baja condición o moralmente despreciable. Y, ahí, también lo de resaca electoral. 
La relación entre algunos integrantes del órgano electoral y protagonistas partidistas (por alguna razón, del mismo signo) o la situación de quienes habrán utilizado el sistema para allegarse beneficios (el fuero y otros tantos). La aparente relación (dicho así, de manera conservadora) entre personas declaradas culpables en tribunales texanos, las arcas estatales, los familiares y los gobiernos. Los que prometen y, ya desde campaña, no cumplen. Hay varios ejemplos.  

Luego pasa el tiempo y todo se olvida aplicando aquello de que el ganador escribe la historia: dicen en el argot, si tu gallo gana hasta ser atrapado con un maletín (lleno de efectivo por repartir en la jornada) puede olvidarse.  

A los residuos que dejan los mares o ríos después de la crecida, también se le llama resaca. En el contexto de las elecciones, habrá que ver lo que el proceso dejó: cómo quedaron los candidatos sin partido, cómo el asunto del género, cómo la composición del Congreso Local, cuál fuerza electoral creció para quitarle su lugar a otra. 

Resaca es, también, la manera en la que se le llama a la corriente marina en retroceso por las olas. ¿En que se avanzará y en qué se darán pasos para atrás en esta elección? Por un tiempo se destacó lo costoso del proceso en comparación con ediciones similares pasadas: habrá o no valido la pena. Pocos lo recuerdan, pero acabó el esquema de las alcaldías por cuatro años: ¿sirvió de algo prolongar el tiempo, servirá de algo la reelección?
Resaca, por último, es llanamente la situación o estado que sigue a un acontecimiento importante. Así, sin connotaciones negativas. Y, en este sentido, también aplica. 

Teniendo los resultados, repartido el pastel, habrá que definir la situación que sigue para el ciudadano común. Estando las cosas como se ve, el camino por seguir parece trazado por la fiscalización permanente de todos los puestos, todo el tiempo. 

@victorspena