El subsuelo de Coahuila concentra una riqueza de gas shale que podría detonar la economía del Estado, pero la extracción de este energético se realiza mediante la fractura hidráulica o fracking, un mecanismo altamente cuestionado.

Algunos expertos hablan de crecimiento, desarrollo y generación de empleo, mientras otros argumentan daños irreparables al ecosistema y contaminación altamente tóxica contra las comunidades.

Actualmente ya hay perforaciones en territorio coahuilense y estos pozos son los que más fracturas han requerido para su explotación en México.

De acuerdo con información de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), con corte al 2018, el noreste de Coahuila tiene 24 pozos, y el total de las fracturas hidráulicas realizadas son 461 desde el inicio de la extracción de los hidrocarburos en la zona, en promedio 19.20 fracturas por pozo.

Los otros estados que tienen pozos y practican fracking son Puebla con mil 288 pozos, que ha realizado 7 mil 202 fracturas, un promedio de 5.59 por pozo.

Le siguen Veracruz con 2 mil 111 pozos y 10 mil 705 fragmentaciones, una media de 5.07 por pozo, y Tamaulipas con 2 mil 642 pozos y 11 mil 081 rompimientos, en promedio 4.19.

El que menos fracturas ha requerido por pozo es Tabasco, con 21 pozos y 40 fracturas; en promedio 1.90

fracturas por pozo.

El total de pozos que operan mediante fracking en México es de 7 mil 879, y las fracturas que se han realizado son 36 mil 159.

Entre las críticas que cuestionan el método de la fractura hidráulica es el alto consumo de agua: alrededor de 9 millones a 30 millones de litros de agua por fractura.

Para Coahuila, empresarios y políticos del sector energético a favor de la exploración de esta tecnología estiman que puede duplicar el crecimiento de la entidad, de 3 a 6 por ciento. Y que generaría 150 mil empleos directos e indirectos.