¿Repetir lo adelantado?

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¿Repetir lo adelantado?

Se encontró allí con el patriarca ortodoxo de Moscú. Se daba -en este milenio- esa confluencia interpersonal  después de siglos de ruptura,
Con su carisma de mediación, de conciliación, mostrado ya en Medio Oriente y en el puente tendido en esa otra desavenencia occidental entre Estados Unidos y la isla caribeña. Ya llevaba medio siglo el rechazo y el embargo.  

Abrió Francisco, por su encuentro ecuménico en tierras cubanas, un horizonte para alcanzar la visión eclesial del apóstol Pablo: “Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre”. Fue un primer paso que abrió un proceso esperanzador.

Y estuvo aquí el Obispo de Roma, dando los pasos de su periplo mexicano. Se habían hecho listas de las llagas de este País. Se había subrayado mucho la cáustica situación que se da en cada uno de los sitios que escogió el peregrino visitante.

Se cumplieron las expectativas de que sus mensajes despertarían e iluminarían las conciencias y llegarían a estrenarse nuevas actitudes. Todo fue dirigido a alcanzar una convivencia con menos amenazas y riesgos y más acciones de justicia solidaria y unánime.

Se ha hablado de los desprestigios gubernamentales y eclesiales y de los intentos de reforma en el Estado y en la Iglesia. No se dejaron de subrayar los valores necesarios para una función política responsable y eficiente.

Sin embargo, la dimensión pastoral de su visita ha sido seguramente la más fecunda. Consuelo, esperanza, misericordia son un gran bien para una comunidad que ha sufrido y está sufriendo tantas heridas.

Dinamizar la fe para que fuera recibida por la evangelización, iluminada por el discípulado, celebrada en la liturgia, encarnada en la vida y transmitida por el testimonio, fue el coloquio con víctimas, excluidos y oprimidos, en Ciudad Juárez. Vino el viajero a escuchar, a enriquecerse con la fe de los lastimados y a imitarlos, acudiendo a honrar a la Virgen mensajera del Tepeyac.

Todos los tesoros del corazón se abrieron ante esta bendición, en las calles y en las explanadas. La figura blanca del misionero de la misericordia fue encontrando a quienes -impulsados por su fe- ascendían a la cumbre de la Pascua con pasos cuaresmales  y a todos los que buscan, en todo, la verdad con un corazón sincero…

Lo adelantado es ahora recuerdo, experiencia de una inspiración para  encuentro, diálogo y convivencia sin hostilidad...