Usted está aquí
Relatos y retratos: y Saltillo recibió el cinematógrafo
Los hijos del matrimonio de Antoine Lumière y de Jeanne Joséphine Costille —Auguste y Louis— crecieron y trabajaron en la ciudad de Lyon, donde comenzaron a desarrollar diversos trabajos en el taller fotográfico de su padre; Louis se dedicó a hacer mejoras en el proceso de fotografías estáticas y Auguste como administrador.
De regreso de un viaje que realizó a París, el padre de los Lumière trajo consigo un kinescopio, los hermanos Lumière lo examinaron de manera exhaustiva, al poco tiempo concibieron un proyecto que terminó con la creación de un aparato que servía como cámara y como proyector al que nombraron cinematógrafo, dicho invento se basaba en el efecto de la persistencia retiniana de las imágenes en el ojo humano.
Los iluminados Lumière, valga la redundancia, patentaron el cinematógrafo el 13 de febrero de 1895. A los pocos días rodaron su primera película, “Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir”, la cual se estrenó el 22 de marzo de 1895, tan solo tres días después de haber realizado el rodaje, la película o vista no tiene más de un minuto de duración.
Tras diversas proyecciones en sociedades científicas, los inventores del cinematógrafo decidieron hacer una proyección, esta vez cobraron por ver.
El 28 de diciembre de 1895, justo en la Ciudad Luz, se llevó a cabo la primera exhibición comercial, se proyectaron: “Salida de los Obreros de la Fábrica Lumière en Lyon Monplaisir”, “la Llegada de un Tren a la Estación de la Ciotat” y “El Regador Regado”, con esas películas, el cine comenzaría su gloria.
Y ENTONCES LO RECIBE NUESTRO PAÍS
El cinematógrafo llegó a México ocho meses después de hacer su triunfal debut en París, el escenario fue uno de los salones el Castillo de Chapultepec en la noche del 6 de agosto de 1896, ante un selecto público de funcionarios encabezados por el Presidente de la Republica Porfirio Díaz y miembros de su familia.
Días más tarde el cinematógrafo hace su estreno ante el público mexicano, el lugar, el sótano de la Droguería Plateros en la calle del mismo nombre, hoy calle Madero, aquella pequeña sala lució abarrotada el 14 de agosto de 1896. El público aplaudió fuertemente las vistas mostradas por Bernard y Veyre. La Droguería Plateros se convertiría en la primera sala de cine de nuestro país: El Salón Rojo.
NUESTRA CIUDAD SE MODERNIZA
En el Archivo Municipal de Saltillo existe una relación de gastos de la que se piensa fue la primera proyección de cinematógrafo en la ciudad, la cual se efectuó el día 4 de junio de 1898, tuvo lugar en el Teatro Acuña, el cual estuvo ubicado en las calles que hoy conforman los cruces de las calles Abbott y Padre Flores.
A la función asistieron 135 adultos y 19 niños, por el número de asistentes se presume que fue un todo éxito. Este evento constituyó el inicio de la diversión más popular y de más arraigo en la población de nuestra ciudad, por lo menos duró cerca de 100 años.
Seguramente los saltillenses que asistieron a la función debieron haberse sentido privilegiados y maravillados por aquel revolucionario invento, producto de la ciencia más avanzada de la época, el cine ahora considerado el séptimo arte, ha marcado y trasformado la vida de millones de seres humanos.
El monto recabado por aquella primera función, fue de 62 pesos con 40 centavos, el desglose de gastos se compuso de la siguiente manera: 28 entradas de luneta a razón de un peso, siete boletos para niños con media paga, 74 boletos de adulto en galerías a razón de 25 centavos y 12 boletos más para niños en la misma sección por un valor de 12 centavos, por último 33 entradas en galería con valor de 12 centavos.
El empresario tuvo que erogar ciertos gastos para la premier, tales como la impresión de anuncios y programas, por fijar los anuncios y repartir los programas, además se pagó por el costo del alumbrado del teatro. La ganancia recabada fue de veinticinco pesos con ocho centavos para el empresario, misma cantidad para el Ayuntamiento de Saltillo.
DE LO PROYECTADO NO SE SABA NADA
Desgraciadamente no se cuenta con copia del programa de aquel día. Los empresarios dedicados a exhibir las primeras vistas echaban mano del poco repertorio de las películas existentes, las cuales no superaban más de sesenta segundos de duración.
Algunas de las producciones existentes en esos años: “Disgusto de niños”, “Quemadoras de Yerbas”, “Juegos de Niños”, “Comitiva Imperial en Budapest”, “Una Plaza en Lyon”, “Bañadores en el Mar”, “Comida del Niño”, “Montañas Rusas”, “Demolición de una Pared”.
La segunda función de cinematógrafo se efectuó casi ocho años después, fue el 18 de abril 1906, se realizó en el antiguo edificio del Ateneo Fuente, a beneficio del Hospital Civil.