Relatos y retratos del Saltillo: Plaza Madero

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Relatos y retratos del Saltillo: Plaza Madero

Historia. Desde hace 60 años y en el lugar donde antes se ubicara un colegio construido por misioneros bautistas, existe la Plaza Madero (Aldama y General Cepeda), donde en diciembre decenas de vendedores ofrecen artículos navideños.
El predio del antiguo mercado fue comprado por misioneros bautistas quienes llegaron a la ciudad con la intención de construir una escuela privada para niñas y una escuela normal

Por los años 60 del siglo 19, este lugar flanqueado por las calles que en otro tiempo llevaron los nombres de Santiago, Purísima y Callejón del Toro, hoy General Cepeda, Aldama y Castelar, se encontraba un popular mercado llamado La Marqueta, propiedad del señor Jesús Salas, el cual estuvo en operación por 30 años.

El predio del antiguo mercado fue comprado por misioneros bautistas quienes llegaron a la ciudad con la intención de construir una escuela privada para niñas y una escuela normal. El gobernador de aquel entonces, Evaristo Madero Elizondo, quien gobernó del 15 de diciembre de 1880 hasta el 1 de mayo de 1884, dio un fuerte impulso al proyecto de los religiosos bautistas.

Evaristo Madero era protestante y prestó todo tipo de facilidades para la apertura y funcionamiento del plantel. En agradecimiento por el apoyo prestado, a la naciente escuela se le llamó Instituto Madero. El promotor y fundador fue el misionero Guillermo D. Powell, la institución educativa abrió sus puertas el 30 de septiembre de 1884, cuando Madero ya no era gobernador.

El historiador Arturo Berrueto González en su obra Nuevo Diccionario Biográfico de Coahuila, nos relata que las primeras maestras fueron las norteamericanas Florence Powell y Anita Mayberry, esposa y cuñada del señor Powell.  

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Pronto la escuela se hizo popular y llegó a tener alrededor de 80 alumnas. Las cuotas de enseñanza y asistencia que cobraba el Instituto a las alumnas internas, se componían de la siguiente manera: en el primer comedor 12 pesos, en el segundo 7 pesos y a las alumnas externas por el curso académico 3 pesos al mes. Los rangos de precios comprendían seguramente el estatus socioeconómico de las estudiantes. Para su sostenimiento el Instituto recibía un subsidio de 10 mil pesos, cantidad que se manda mensualmente desde la sede bautista en Richmond Virginia.  

Al poco tiempo justo enfrente en la esquina norte, donde hoy se encuentra el Archivo General del Estado, Aldama y General Cepeda, se instaló un colegio católico llamado La Purísima. Pablo Cuéllar en su libro Historia de la Ciudad de Saltillo, nos dice que la instalación del colegio “fue la respuesta del clero católico ante la aparición del protestantismo en el medio educativo femenil”. El colegio operó en el mismo lugar de 1884 a 1932. La Purísima cambiaría de nombre por el de Colegio Saltillense.   

El Instituto Madero en buena parte del porfiriato llevó sus labores educativas con relativa regularidad. Primero los bautistas, siguieron en la conducción los metodistas y por último presbiterianos.

Durante la Revolución la encargada de mantener abierto el instituto fue la señorita Ida Hayes, quien en una ocasión se refugió en el consulado inglés para salvarse de los revolucionarios. Los turbulentos tiempos y la inestabilidad política lograron cerrar las puertas en 1914. Hayes se marchó a los Estados Unidos, el edificio abandonado fue ocupado por años y tras un largo juicio fue devuelto a sus propietarios. La escuela jamás abrió de nuevo.

En la parte posterior donde estuvo el instituto funcionó una escuela primaria municipal, ahora si al parecer laica, la nombraron Francisco Ignacio Madero, nieto de Evaristo Madero. Por los años 60 del siglo 20 el edificio fue demolido y los terrenos que ocupaba fueron vendidos a particulares. La parte de enfrente se convirtió en plaza pública, la cual conservó el nombre de Plaza Madero, este espacio tiene en su centro un pedestal con un busto del Aspóstol de la Democracia.

En la actualidad este pequeño espacio luce descuidado, durante la temporada navideña, comerciantes ofrecen nacimientos, portales, figuras de San José, la Virgen María y niños Dios de todos tamaños. Otros productos ya raros traídos de las sierras, musgo, heno para la decoración del tradicional pino de Navidad.