Relatos y retratos de Saltillo: Lugar con historia

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Relatos y retratos de Saltillo: Lugar con historia

Plaza Principal. Hoy Plaza de Armas. Daguerrotipo tomado en 1847 por efectivos del ejército norteamericano. A la izquierda los portales de la Independencia, al centro una fuente de agua, a la derecha la Casa Pereyra.
El icónico inmueble, entre los callejones Santos Rojo e Ildefonso Fuentes, fue sede de hechos puntuales

Situado sobre la antigua calle Real, hoy Hidalgo, entre los callejones, de las Ánimas, hoy callejón Santos Rojo y el del Truco hoy Ildefonso Fuentes. Se le ha llamado de diferentes maneras, ha pasado por varios dueños, este sitio concentra sucesos relevantes en la historia de la ciudad.

SIGLO 16 Y 17

Casa de Santos Rojo, uno de los fundadores de Saltillo, comerciante, agricultor, ganadero y también político, fue regidor del Ayuntamiento en los primeros y difíciles años cuando se erigió la villa de Santiago.

Recibió por parte del capitán Alberto del Canto, una buena cantidad de tierras con sus respectivas horas agua. Tal vez por azar o por asignación, aquí le tocó erigir su morada y la de su familia. La ciudad debe a Santos Rojo y su esposa Beatriz de las Ruelas Navarro, la donación de una escultura de Cristo de un metro con 68 centímetros, la cual fue colocada en marzo de 1608 en la capilla de Las Ánimas,  a la imagen conocida como Santo Cristo de la Capilla se le atribuyen cientos de milagros, algunos dicen miles, desde aquellos añejos tiempos cada 6 de agosto se celebra una gran fiesta en su honor. La vivienda de Santos Rojo debió ser una rudimentaria hecha con piedra y adobe, la cual estuvo en posesión de sus descendientes hasta buena parte del siglo 17.

SIGLO 18

En 1783 llega a Saltillo procedente de la ciudad de México, el hábil administrador de las reales rentas de tabaco, pólvora y naipes, el bachiller José Pereyra de Castro, establece en el referido lugar el estanco real, monopolio de la Corona española, dos años más tarde construye una casa de dos plantas abre también propia tienda, parte del surtido de la tienda constituía una librería para satisfacer las necesidades literarias de los saltillenses, siendo una de las primeras, ya que no hay registros previos, en vender libros en Saltillo. Se le conoció como Casa Pereyra.

Siglo 19

A principio de 1859, el panadero y cocinero Ángel Ferreira, dueño de la casa Pereyra en esa época, la vende al político José María Arizpe Lobo, sujeto que paga la cantidad de 6 mil 500 pesos. El inmueble de dos plantas fue derribado, Arizpe Lobo construye una señorial casona, la que existe hasta nuestros días.

Durante la estancia del presidente Benito Juárez en Saltillo, de enero a abril de 1864, ahora conocida como Casa Arizpe, se convierte por momentos en despacho temporal del presidente, ahí recibe a una comisión de ciudadanos que le solicitan un asunto trascendental para la vida de Coahuila, la separación de Coahuila y Nuevo León, en ese momento el presidente Juárez no acede a la petición, ya que tenía planes de obtener el apoyo del gobernador Santiago Vidaurri, ante la negativa del gobernador Vidaurri, Juárez de regreso a Saltillo, ni tardo ni perezoso, decreta la separación de los dos estados.

SIGLO 20

La casa ahora es propiedad del industrial Francisco Arizpe y Ramos. En mayo de 1914 las fuerzas del general Francisco Villa entran a Saltillo, no encuentran resistencia alguna, los federales habían abandonado la ciudad, no sin antes cometer un sinfín de arbitrariedades y prenderle fuego al edificio del Casino de Saltillo.

Por temor a los revolucionarios la clase alta había salido de la ciudad, Villa aprovecha la situación se instala en la casa, la convierte en su centro de operaciones.

Manda apresar a los curas de la ciudad. Eudistas franceses del templo de San Francisco, dominicos españoles del Santuario de Guadalupe, jesuitas del Colegio de San Juan y sacerdotes del clero secular,

Los mantiene encerrados por una semana en una de las piezas de la casa donde no había camas ni sillas y sin saber cuál sería su destino. El Jefe de la División del Norte los hizo llamar, a los curas mexicanos los puso en libertad, la suerte de los extranjeros no fue la misma, exigió que le dieran un millón de pesos para liberarlos, algo que no pudieron cumplir, al final los embarcó en un tren con destino al destierro.

Desde la década de los sesentas la histórica casa albergo al Instituto Mexicano Norteamericano de Relaciones Culturales de Saltillo, dedicado a la enseñanza del idioma inglés.

SIGLO 21

Se establece una escuela de diseño, después el Icojuve, hoy opera un restaurant con el atinado nombre de Villa de Santiago. Es un monumento que ha sobrevivido a pesar de las vicisitudes y calamidades, es nuestro deber conservarlo.