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Relatos y retratos de Saltillo: el recuerdo de la muerte plasmado en una imagen
Fotografiar a los recién fallecidos fue una práctica antigua, para conservar un último recuerdo de ese ser querido que dejaba este mundo.
El retratar muertos comenzó en Francia, poco después del nacimiento de la fotografía en 1839. Esta extraña costumbre rápidamente se extendió a varios países y a México llegó 2 décadas antes de finalizar el siglo 19.
Desde su arribo tuvo una buena acogida, la novedad tocó todas las esferas sociales, pero particularmente se popularizó en las clases media baja y baja
Inevitable y natural, la muerte es para todos los seres de este mundo, tristemente también para los pequeños; y para eso se creó la llamada fotografía de angelitos, niños muertos y resultó ser la más popular entre la población.
El origen del nombre angelitos viene desde la época de la Colonia, cuando se les conocía como angelitos a los niños que fallecían de recién nacidos hasta los 13 años, siempre y cuando hubiesen sido bautizados; las creencias religiosas de la época dictaban que al morir los niños se iban directamente al cielo.
Según esos dogmas, los niños muertos que no habían sido bautizados, se creía que les correspondía ir al Limbo, lugar permanente de los no bautizados que, al morir sin haber cometido ningún pecado, pero sin haberse visto librados del pecado original, mácula que solo puede ser eliminada a través del bautismo.
Algo para pensar de la vida de nuestros antepasados,es que antiguamente la mayoría de edad se alcanzaba a los 14 años.
Para los habitantes del México antiguo, el morir era un viaje para ponerse al servicio de los dioses, los mesoamericanos temían más a la vida que a la muerte. Durante la época porfirista las representaciones de la muerte tuvieron un gran auge, sin duda hubo dos manifestaciones muy populares: la fotografía post mortem y los grabados del hidrocálido Guadalupe Posada, de su famosa garbancera
Quienes querían una fotografía post mortem mandaban llamar al fotógrafo, en ocasiones había que esperar un par de días hasta que llegara el experto, después de que el fotógrafo analizaba la iluminación y el mejor ángulo para la composición, frente al cadáver iba llamando a los familiares para posar al lado del cuerpo, resultaba común que amigos, hijos y demás familiares se retrataran junto al muertito, la fotografía del cuerpo en solitario era de rigor.
TODA LA ESCENOGRAFÍA
El proceso no era sencillo, el cuerpo del difunto se vestía, en el caso de niños con ropones de color blanco, por lo regular coronas y arreglos con abundantes flores. La posición del difunto podía ser sentado en un sillón o recostado sobre una cama con abundantes almohadas, estos preparativos tenían como objetivo pretender que se encontraba dormido y con vida. Una vez tomada la placa se procedía al entierro.
El ritual funerario de los niños era diferente al de los adultos, los niños por su inocencia, no requerían un funeral tan completo como el que se les practicaba a los adultos, era común que no se oficiara misa de cuerpo presente, poco o nada se les rezaba, y tampoco se les guardaba luto.
La fotografía post mortem fue muy popular en zonas como el Bajío y el Occidente de nuestro país. Saltillo está cargada de historia y secretos, aquí también se hicieron fotografías de difuntos hasta los años 20 del siglo pasado, poco después por razones sanitarias, las autoridades prohibieron esta práctica. Las cajas o ataúdes se hicieron obligatorios y los cuerpos debían estar embalsamados para su velación.
UN ARTISTA DE LA LENTE
A mi juicio el mejor fotógrafo del siglo 19 que tuvo Coahuila, fue Rubén Zertuche González, oriundo del municipio de Nadadores, trabajó en su estudio ubicado en la primera cuadra de la calle de Hidalgo de nuestra ciudad. Las imágenes post mortem que hoy presentamos las realizó Zertuche entre 1890 y 1895, estas piezas, forman parte de mi colección de fotografías antiguas, constituyen una verdadera rareza, ya que son muy escasas hoy en día. Este tipo de imágenes son muy buscadas y apreciadas por coleccionistas extranjeros, quienes por años se han encargado de pagar buenas sumas de dinero para luego llevárselas del país.