Usted está aquí
Relatos y retratos de Saltillo: El noble oficio de un relojero
Los relojes han acompañado al hombre por más de 500 años. Desde su aparición surgieron personas dedicadas a fabricar reparar, restaurar y mantener en marcha las maquinas que marcan el tiempo. El gremio de los relojeros ha gozado de mucho prestigio. Las delicadas manos de los relojeros, semejantes a las de un cirujano y una muy buena vista, han hecho que muchos relojes sobrevivían en el tiempo.
Me di a la tarea de buscar a los viejos relojeros de Saltillo, por referencias encontré a cinco, todos sobrepasan los 80 años, por fortuna siguen trabajando activamente.
Para convertiste en relojero había diversas formas, una era por herencia, conocimientos y destrezas las aprendían del padre y este a su vez las había aprendido de su padre, otra forma, era iniciar como aprendiz en algún taller, para la mayoría de los aspirantes tomaba años en dominar el exquisito arte de devolver a los relojes su antigua gloria, pueden pasar años o inclusive toda una vida dedicada al cuidado y mantenimiento de relojes y aun así no sea suficiente para conocer el vasto mundo de la relojería. Por último la escuela representaba la forma más rápida y segura de aprender el oficio.
La industria relojera suiza y la Secretaria de Educación Pública sostuvieron por años un convenio, el cual estipulaba la divulgación del conocimiento a través de cursos de actualización, se impartían en varias ciudades del país, el Centro de Estudios Tecnológicos y de Servicios, sostuvo la carrera de técnico relojero.
LA CLASE DE RELOJEROS
Hoy en día se conocen tres tipos de relojeros, el profesional, busca constantemente renovarse y estar actualizado con lo último de la industria, fabrica piezas, repara todo tipo de relojes, el tradicional, está enfocado a reparar los relojes mecánicos y por último los mal llamados relojeros, con un mínimo de preparación, se concentran solo en cambiar baterías, acortar o hacer grandes correas y extensibles.
Dicho por relojeros; esta labor se encuentra en peligro de extinción, en poco tiempo no habrá quien pueda pasar horas y tener la paciencia que requiere el arte y ciencia de la relojería mecánica. Quiénes entonces serán los encargados de fabricar, desarmar, lavar y volver a poner de vuelta en su lugar, las más de 500 piezas de un buen reloj mecánico. Se conocen como de cuerda.
Hace 40 años las cosas cambiaron por completo, a raíz de la llegada de los relojes de cuarzo, la industria relojera mexicana, la cual tuvo su esplendor entre de los años cuarenta y sesenta, sufrió un colapso, importantes marcas desparecieron, entre ellas Haste y Steelco, la primera posicionó en el mercado un importante y creativo slogan, “Haste la Hora de Mexico”.
La producción de los relojes mecánicos bajó drásticamente, en poco tiempo el mercado se vio saturado de relojes de cuarzo, resultaba imposible competir con los bajos precios de relojes principalmente de origen asiático. Hay relojes para cada necesidad, de pared, chimenea, torsión, despertador, bolsillo, de mano, en su mayoría son fabricados con la tecnología de cuarzo.
LES LLEGA LA MODERNIDAD
El sonido del tic tac fue remplazado por el silencio del cuarzo. Ahora los relojes y sus mecanismos son de plástico y no se reparan, resulta más fácil desecharlos y comprar uno nuevo, por ello poco a poco relojeros y relojerías han ido desapareciendo
Por cada 100 relojes que se construyen en el mundo, 97 son de cuarzo o electrónicos, el resto, son de maquinara mecánica muy fina. El valor de mercado de los relojes de alta relojería, vale diez veces más que el total del valor de los relojes de cuarzo.
Hoy en día, solo unos cuantos pueden acceder a las exclusivas marcas de relojes de alta gama. Don Ventura Vázquez relojero con de 85 de edad y casi 60 años en el oficio, me cuenta que le ha tocado reparar varios relojes de marcas exclusivas, “Aquí en Saltillo hay muchos, la gente ya no los usa por la inseguridad”, le pregunté por los famosos Rolex, “nos son de alta gama, son de lujo, son los más baratos de los caros, la gente los compra como inversión”, terminó diciendo.
LAS ALCANZA EN DESTINO
En Saltillo han desaparecido varias relojerías, recordemos algunas de ellas: Arreola estuvo ubicada en calle Aldama, su propietario fue el rejoneador Roberto Arreola, otra llamada Cucú en la calle Abbott de Rodolfo Saucedo Aguirre, La Italiana, ubicada en Juárez de una rama de la familia de Nigris, otra más la llamada Ebel de Alfonso Medina ubicada en la calle de Pérez Treviño y Cortez en la calle de Ocampo de la familia del mismo nombre. Los últimos relojeros activos de la ciudad, Héctor García Siller, Martin Castañeda, Ventura Vásquez, Fernando Dávila, un señor de nombre Gustavo situado en el Mercado Juárez.