Reinventan saltillenses abrazos a causa de la pandemia

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Reinventan saltillenses abrazos a causa de la pandemia

El contacto físico es muy bueno para reducir el estrés. ARCHIVO
Con el miedo al coronavirus creció la necesidad de estrechar al ser amado: abuelos, padres, hijos y amigos

Tras meses de no verlos, María José entró con el corazón palpitando a mil por hora a la casa de sus abuelitos. Detenida de los hombros por su padre para evitar que se acercara a ellos. Desesperada, la niña de 9 años tomó uno de sus chales y cubrió a su abuela hasta la cabeza. La apretó con fuerza de la espalda y besó el algodón de la prenda. Ella reinventó un abrazo para sentir de nuevo calientito el corazón. No solo extrañaba los abrazos, los necesitaba.

No hemos dejado de abrazar, pero abrazamos con miedo. A veces como un accidente, después de estrecharse, invade la duda del riesgo, pero abrazos no dejaron de darse. Se reinventaron.

Saltillenses ahora abrazan la espalda, chocan las caderas y “taclean”. Ofrecen su hombro como recargadera de tristezas, se toman de los hombros. Colocan el cabello atrás de la oreja o sacuden migajas del pantalón del otro como un “te quiero corporal”. Abrazan al otro abrazándose a sí mismos.

“¿Sabes por qué te estoy abrazando ahora mismo?, le preguntó un padre a su hija durante una videollamada mientras llevaba sus manos a los hombros, cruzando los brazos”. –No, asintió con la cabeza la niña. 

“Porque estás aquí en mi corazón”, contestó el padre, esperando abrazar de nuevo a su hija. Un médico del área COVID-19 en el IMSS, que además de la batalla diaria, dio consuelo y esperanza a su hija. “Siente mi abrazo”, le repetía mientras apretaba fuerte su propio pecho.

Un matrimonio saltillense decidió sentirse cerca con una sábana de por medio al compartir su cama. “Nos acostábamos envueltos en una sábana diferente pero abrazados, al inicio teníamos mucho miedo de contagiarnos, pero más miedo de enfermar al otro”.

Para los saltillenses, el contacto físico sustituye las palabras de cariño que no emiten sus bocas. Para ellos la pandemia los dejó mudos.