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Regular la mariguana es legalizar problemas, dice el cardenal Norberto Rivera
MÉXICO.- Detrás del uso regulado de la mariguana, que bien utilizada puede tener consecuencias benéficas, “se esconde un drama humano y una problemática social que no podemos ignorar.
“Más aún, podríamos decir que es un tema emblemático, de algo mucho más profundo que tiene que ver con muchas otras formas de autodestrucción propiciada por criterios vacíos que comercializan con la muerte”, afirmó el cardenal Norberto Rivera Carrera.
“Lo peor que nos puede pasar es que ante los problemas que no podemos solucionar tomemos el camino de legalizar los problemas, condenando con ello a los jóvenes”, resaltó el Cardenal durante el
Foro sobre la Mariguana, en el que participaron expertos como María Elena Medina Mora, directora del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
En el acto realizado en la Universidad Pontificia de México, Rivera Carrera, expuso: “No estamos aquí
para expresar una condenación genérica y sin matices sobre una problemática humana ampliamente extendida. Sino para encontrar los aspectos positivos de la naturaleza que manejados por la ciencia, con conciencia, tienen siempre una aplicación en nuestro beneficio.
“No así cuando la falta de discernimiento, nos lleva a consecuencias a todas luces negativas, por lo que
debemos hablar con toda claridad y sin ambigüedades”, insistió.
Propia responsabilidad
Rivera, quien es el encargado de la Arquidiócesis Primada de México, dijo que La Iglesia Católica tiene su propia responsabilidad en la sociedad a partir de su misión de comunicar y vivir el evangelio de Jesucristo como la más alta propuesta de ideales para la realización de cada persona, basada en el
respeto al ser humano y su dignidad inherente a su naturaleza trascendente.
“Pero también la sociedad civil y especialmente los responsables de gobierno y del desarrollo de las políticas públicas, que no pueden diseñarse en la medida de las peticiones individuales y egoístas, sino en la dimensión exigente del bien común y de la promoción de la dignidad humana”.
Aquí está el punto de referencia para las decisiones éticas y morales que toda política exige, consideró el purpurado, quien recordó lo dicho por el Papa Francisco en su reciente visita a México, respecto a no minusvalorar el desafío ético y anti cívico que el narcotráfico representa para la juventud y para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia.
Prohibición parcial
Por su parte, María Elena Medina Mora señaló que sin pensar en el control de la oferta, de la reducción de la actividad física y económica al alcance de los menores de edad, “pensamos que está prohibición parcial (del uso de la marihuana) debe de darse y no estamos de acuerdo con un mercado de libre comercio”.
Consideró que cuando el dinero está atrás, se da el fracaso en las políticas de alcohol y tabaco, al tener que ver con el mercado.
“Me parece que cuando el dinero está atrás es muy difícil regular”, por lo que se debe pensar más en regulaciones que en un libre comercio.
Planteó que para prevenir se requieren diversas medidas y en ello la espiritualidad es uno de los componentes más importantes, sin una religión en particular, la espiritualidad es como un elemento
protector.
Paralelamente sugirió enfatizar en los valores de la familia, la educación, oportunidades de desarrollo, al tiempo de trabajar más con la integración en el sistema de salud para que apoye a las grandes organizaciones. “Tenemos que trabajar mucho más en la investigación, concluyó María Elena Medina Mora.