Recuperación económica bajo amenaza

Usted está aquí

Recuperación económica bajo amenaza

México al igual que muchos países del orbe, desea fervientemente terminar con la pandemia del coronavirus y poder consolidar un ciclo de crecimiento económico sostenido. De hecho, para el gobierno federal actual, eso significaría oxígeno puro, en un país donde el número de pobres, de acuerdo a las últimas cifras, aumentó en 15 millones en 2020. No se puede negar que se han hecho esfuerzos para combatir la pobreza, el desempleo (3 millones de desempleados) y hasta el cierre de empresa (2 millones de empresas perdidas y contando), pero los logros no son para presumir.

Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones que pudieran prevalecer, recientemente están surgiendo tres grandes riesgos para el sostenimiento de la economía en el mediano y largo plazo, que vale la pena analizar brevemente. El primero de ellos tiene que ver con la vacunación. Ya hay un 20% de la población, de acuerdo a diversas fuentes del sector salud, que no se vacunarán simplemente por falta de confianza en el agente bioquímico o cualquier otra razón. Esta situación, no sólo en México sino en todo el mundo, está poniendo en riesgo la recuperación económica. En la medida que haya personas sin vacunarse en este momento, la posibilidad de alcanzar la cifra clave del 70% no será posible materializarla y los negocios del sector servicios como bares, restaurantes y hoteles (por mencionar algunos) tardarán más en poder tener “luz verde” para operar a todo su potencial. Sobre todo, el turismo seguirá teniendo afectaciones importantes. Lo terrible de este caso, es que conforme pasa el tiempo, más personas deciden no vacunarse y están retrasando más la recuperación económica. Por si fuera poco, la tercera ola de la pandemia ya llegó a nuestro país y las cifras del incremento de enfermos y muertos demuestra que la única defensa, al menos hasta hoy, es la vacuna: 89% de las personas hospitalizadas y 98% de las personas que murieron no tenían ningún esquema de vacunación.

La segunda amenaza para la recuperación económica nacional tiene que ver con las reglas más simples de la economía: la oferta y la demanda. La suspensión de actividades durante la pandemia creó una interrupción de las cadenas de suministro a nivel nacional e internacional. El ejemplo más importante se tiene en este momento con la escasez de microchips, que ha impedido desde la producción de autos hasta la manufactura de enseres domésticos y computadoras, que han duplicado su precio. La pandemia también puso de manifiesto que hay sectores donde la producción mundial está en manos de unos cuantos productores y con ello, el abastecimiento mundial está monopolizado. Pero no sólo el ámbito tecnológico ha sufrido, el campo ha visto languidecer su producción de manera importante, generando una inflación en los alimentos en fresco y procesados. En este sector, la producción de fertilizantes se redujo más del 60% a nivel mundial por ser considerada una industria “no esencial”, y con ello, dejó de trabajar y producir este insumo vital para la agroindustria. Los altos precios dicen los expertos, prevalecerán al menos hasta finales del 2023, que será cuando este sector industrial se recupere.

Además, en los países desarrollados, para acabar de complicar las cosas, los trabajadores prefieren quedarse en casa o ir a caminar, que ir a trabajar. La contingencia sanitaria ha creado por ejemplo en Estados Unidos, Alemania y Dinamarca un fenómeno en el cual las personas prefieren no trabajar, en virtud de su estado emocional. Esto ha ocasionado interrupciones más importantes ya no sólo en las fábricas sino también en los supermercados, servicios médicos, transporte urbano, por mencionar sólo algunos ejemplos. El caso norteamericano es importante porque está generando movimientos migratorios para poder cubrir la falta de trabajadores en el momento que más se requieren para poder recuperar el crecimiento económico.

Finalmente, la tercera amenaza es el retiro de los estímulos fiscales en aquellos países donde los hubo, pero no sólo los estímulos económicos, sino también las concesiones dentro de las empresas. Conforme avanza la pandemia y tienden a mejorar las cifras de casos, los empresarios han reducido los permisos para los trabajadores, los horarios especiales y en algunos casos hasta prestaciones extraordinarias por sus empleados.  Este hecho, por sí sólo, creará una problemática económica a mediano plazo pues reducirá de manera considerable el consumo y apretará al mercado laboral, que hasta el momento a pesar de los sueldos bajos, los trabajadores podían confiar en concesiones de su patrón para poder tener dos o más empleos y así cubrir sus necesidades. Los datos del INEGI muestran que al menos el 17% de los trabajadores requieren dos empleos para poder cubrir sus gastos en el hogar.

La recuperación económica pasa todavía por un sin fin de problemáticas que necesitan resolverse en el corto plazo, como por ejemplo los bancos centrales de los países tendrán que suspender sus políticas de laxitud monetaria, reduciendo el dinero circulante y con ello habrá una reducción del consumo agregado a nivel mundial. Esto se espera que empiece a suceder de manera gradual a partir de marzo del siguiente año. Además, las inyecciones de capital directo que se realizaron en los primeros meses de este año aparte de inflación, crearon empresas que sólo funcionan por la excesiva liquidez, pero conforme se retire el circulante, dichas organizaciones empezarán a cerrar sus puertas y una parte del empleo desaparecerá.

Para el caso mexicano, las primeras dos amenazas tienen más probabilidad de suceder. La combinación de las acciones de salud actual y la mentalidad prevaleciente en una parte importante de la población, ponen en riesgo la posibilidad de una recuperación total para el 2022. Bill Gates, el magnate norteamericano dijo que a finales del siguiente año la pandemia sería sólo un desagradable recuerdo, para México parece que será todavía parte de su realidad. Al 7 de julio de este año, se ha vacunado al 38.4% de la población, pero sólo el 15.9% de la población total tiene el esquema completo, y van siete meses de aplicación. Para alcanzar el 70% requerido para hablar de una terminación de la pandemia, necesitamos al menos dos años más al ritmo actual. Las cadenas de suministro nacionales están interrumpidas parcialmente desde hace décadas. ¿Quién dijo que crecer era fácil? No hay más datos para pensar lo contrario.