Fuentes internas de la armadora General Motors (GM) confirmaron a VANGUARDIA el despido de 600 trabajadores de la planta de ensamble de Ramos Arizpe, lo cual impacta a por lo menos nueve empresas proveedoras de autopartes. 

Informaron que desde el miércoles pasado hubo un paro técnico en las instalaciones, y que las actividades se reanudarían tentativamente el próximo 8 de abril, pero sin ese número de empleados.   

La plantilla laboral que fue dada de baja trabajaba en horario extendido (al menos tres horas más de su jornada normal), no tenía día de descanso y los domingos también operaba tiempo extra, el cual era remunerado, explicaron las fuentes.

Mientras que en abril, apuntaron, los empleados que regresen a la planta de ensamble dejarán de trabajar tiempo extra, tendrán día de descanso obligatorio y fijo, y no habrá doble turno, como se había realizado.

El impacto económico y laboral, según las fuentes, será fuerte para el sector automotriz de Coahuila, pues cada trabajador despedido de la planta de GM afecta indirectamente a nueve empresas proveedoras de piezas para vehículos, pues se genera una reacción en cadena.

Además, respecto al paro de actividades, comentaron que éste se debe al cambio de modelo.

Pega política de EU

Antes de asumir la Presidencia de Estados Unidos, en enero de 2017 Donald Trump ya había advertido a GM que le colocaría “un gran impuesto fronterizo” por la venta en su país de vehículos Cruze producidos en México.

Tras conocer la amenaza, como medida preventiva, en abril de ese año la automotriz hizo una reducción de aproximadamente 50 por ciento en la producción, lo cual también afectó a los proveedores en la Región Sureste, que tuvieron que reajustar su número de trabajadores.

A casi un año, la incertidumbre continúa, pues aunque se vaticinan reglas de origen por abajo del 50 por ciento en el sector automotriz, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte aún no concluye.