Recorre Saltillo con su palma de fe

En Domingo de Ramos Juan Carlos, desde Honduras, vive sus propias estaciones dolorosas mientras se aferra al sueño de un mejor futuro y ‘carga su cruz’
Fotos: Pascual Escandón

"A la cruz de Dios se le respeta, le va a alejar los malos espíritus de su casa", así promociona su artesanía Juan Carlos Hernández mientras blande la hoja de palma que en menos de un minuto se convierte en el símbolo del catolicismo y representativo del Domingo de Ramos.

Hambre y deseo de cumplir su promesa lo acompañan en su travesía por Saltillo, por México. Pero sobre todo lo asiste una inquebrantable fe. Hace 26 días dejó en casa a su familia, esposa y dos pequeños par air en pos de los dólares.

En Honduras, dijo, la delincuencia está desatada y no puedes tener un negocio si no les pagas a los "maras".

La triste realidad parece ahogar por instantes a un hombre de 40 años, albañil que parece en plenitud, pero su impotencia es una fotografía de lo que pasan sus compatriotas y en general los centroamericanos.

Juan Carlos lamenta las pocas oportunidades laborales en Honduras, en su natal Cortés ha dedicado su vida a la construcción, presume saber todo del oficio y en otras condiciones estaría satisfecho con su vida, pero no.

Hermanos que dañan hermanos

Trabajar en Estados Unidos es su solución, aunque decirlo es fácil. Intentarlo puede significar el regreso a su pueblo en un ataúd... O quizá ni eso.

"Hay en San Luis una mafia en la estación" denuncia el hombre y asegura que un grupo de migrantes se ha apoderado de dicho transporte, en la salida hacia el norte tres hondureños y un guatemalteco extorsionan a otros migrantes.

¡Hermanos lastimando a hermanos! Es la denuncia de quien sufrió por esas personas que cobran por dejarte subir al tren haciendo su negocio y nadie les hace nada.

"Son gente mala, uno viene de lejos y te quitan lo poco que traes", lamenta e insiste en denunciar: “póngale ahí que están extorsionando a uno que muy apenas se vino a buscar trabajo, pero yo prefiero que sea dinero limpio… qué ejemplo le voy a dar a mis hijos”.

Aventándose el tiro

Persiguiendo la tortilla traza su ruta para llegar al punto donde continuará en Saltillo la travesía,  mientras le da la forma a la nueva cruz de palma, han pasado cinco minutos y  lleva tres.

Este albañil es hábil de manos, dice que aprendió el oficio en el camino, porque de algo hay que vivir mientras llega a Estados Unidos.

La cruz bendita lo acompaña y él está convencido de que logrará su sueño de darle a su familia una mejor vida.

Quiere ver triunfar a sus dos niños, uno de nueve y otro de seis esperan regrese con bien de su aventura y puedan acceder a la escuela, dónde han estado batallando.

La preocupación es mucha porque la Mara Salvatrucha parece omnipresente. En su barrio son el terror y niñas de 11 años son reclutadas para tenerlas como esclavas. Las deslumbran prometiéndoles dinero, pero les dan una vida de violencia sexual.

Así las razones para preocuparse ante la falta de oportunidades.

- Usted sabe de albañilería, un oficio que puede ser bien pagado.

- Sí, pero no. Lo quieren pagar muy bajo.

Veinticinco días le tomó llegar a Saltillo. Difícil saber cuánto más caminará, se asirá al tren y cruzar hasta llegar a ese gran sueño. Mientras tanto, le tupe a las cruces de palma, mismas que llevará casa por casa en espera de unas monedas, algo para seguir el viaje.

Su punto es la colonia La Minita, ahí se lo encontró el reportero. A simple vista parece más mexicano que otra cosa. Uno de esos artesanos que esperan con ansia este domingo, por ser la fecha más importante del año para sus creaciones.

La comunidad católica celebra el Domingo de Ramos, fecha para llevar a bendecir este símbolo que representa la manera en que el pueblo de Jerusalem recibió a Jesús en su entrada al pueblo y lo aclamaron como hijo de Dios.

Por ese motivo se preparan los ramos con laurel y palma, este último elemento se presta para que las hábiles manos formen figuras que le dan una belleza única al ramo.

Esta fecha marca el fin de la Cuaresma y el inicio de la Semana Santa. Juan Carlos se acomoda el cubrebocas, respira en la pequeña barda de bloques convertida en su centro de trabajo y selecciona las hojas de su cargamento de palma, misma que recolectó “por ahí”, en la calle.

El proceso de la fabricación de las cruces ya lo tiene súper dominado, la medida es perfecta, entonces las hojas de esa planta, alargadas, resistentes y benévolas para este fin, son dobladas y en menos de un minuto ya ha formado la cruz y el centro de la misma en forma de hexágono.

Dobla, ata y corta para completar la primera, mientras tanto, cuenta que aprendió el oficio sin querer, pero le gustó “en el camino vi como le hacían y se me facilitó”, comenta el hombre acostumbrado a que le pregunten esas cosas.

Lo que rara vez le preguntan son temas relacionados con ser migrante pues, como se mencionó, no lo parece, sin embargo, a la hora de sufrir es la misma historia.

Al no tener papeles mexicanos tienen que aceptar cualquier trabajo, pero ese no es el problema, sino la miserable paga

Cuidar animales, limpiar, podar, cualquier cosa se hace con propiedad, dice, pero no costea tanta friega por nada.

A pesar de todo, menciona que la situación está mejor en este país que en su natal Palma de Cortés, una zona cercana a la costa donde aprendió desde muy joven el oficio de albañil, pero contrario a lo que ocurre en estos lares, no es apreciado.

“Está duro en el pueblo, y luego quien logra algo tiene que pagarle a los maras”, dice entre un dejo de nostalgia al recordar la promesa de volver, de tener un negocio propio y confiar en que podrá sacarlo adelante, a pesar de esas pandillas.

Le urge seguir, se despide e insiste: que se sepa que los mismos migrantes están extorsionando. La bendición es indispensable antes de buscar clientes para sus cruces. Hoy es el día.