Ecatepec, Méx. En la homilía de esta mañana en Ecatepec, el papa Francisco se pronunció, nuevamente, en contra de la injusticia, la división de la sociedad, la acumulación de la riqueza en manos de unos cuantos. “Tener el pan a base del sudor del otro, o hasta de su propia vida. Esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, amargura, a sufrimiento”.

Así se refirió a una de las que llamó tres tentaciones que a diario enfrentan las personas. Las otras son la vanidad y el orgullo, traídas “por el demonio con el que no se dialoga”, enfatizó incluso con un ademán de la mano, porque con él – señaló- “no se puede, va a ganar siempre. Sólo la palabra de Dios lo puede derrotar”.

En una familia o en una sociedad corrupta la acumulación de riqueza a costa de otros “es el pan que se da de comer a los propios hijos”, sostuvo el pontífice ante unas 300 mil personas reunidas en el predio de la Unidad de Estudios Superiores ubicada en este municipio.

También señaló a aquellos que de manera exacerbada buscan “cinco minutos de fama” aunque para ello pasen por encima de los demás o “haciendo leña del árbol caído”, lo que da lugar a lo que el obispo de Roma ubicó entre las tentaciones que a diario enfrentan los seres humanos: el orgullo.

Es decir, dijo, “ponerse en un plano de superioridad del tipo que fuese, sintiendo que no se comparte la ‘común vida de los mortales’ y que reza todos los días: ‘Gracias Señor porque no me has hecho como ellos’”.

El mensaje del papa Francisco se enmarcó en el tiempo de la cuaresma que ya ha iniciado. Este es un tiempo especial para recuperar la alegría y la esperanza, alejar la apatía, la desconfianza y a la vez, “vestirnos con la dignidad que sólo un verdadero padre o madre sabe darle a sus hijos, las vestimentas que nacen de la ternura y del amor”.

Este, dijo, es un tiempo de conversión y también de enfrentar a quienes amenazan con la mentira y actúan para dividir y enfrentar a la sociedad con lo que buscan generar “una sociedad de pocos y para pocos”.