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Real Madrid sufre una 'pesadilla' y apenas empata con el Legia
El Real Madrid salvó la noche con un empate por 3-3 con el Legia de Varsovia en un partido raro, frío, que estuvo a punto de comprometer su clasificación a los octavos de final de la Champions League.
Bale quería anunciar una goleada, pero lo que hubo fue una fantástica actuación del mediocampista galés y poco más. El Real Madrid no tiene equilibrio, ni alma. Se pierde en sí mismo, lo mismo con tridente que con cuatro delanteros; con un hombre intentando ayudar en contención o con doble pivote. Hace lo mismo una y otra vez. Avanza por la pura inercia del talento en ataque, pero se queda pasmado en defensa y deja revivir a los rivales en cuanto se siente ligeramente seguro.
A Bale se le está haciendo costumbre ser el que, perdido Cristiano, tiene que cargar con el peso del ataque. Esa "intensidad" en el juego en la que tanto insiste Zinedine Zidane brilló por su ausencia tan pronto como se pusieron por delante en el marcador cuando a los 55 segundos Bale marcó el tanto más rápido del Real Madrid en una competencia europea.
Una preciosa volea después de que Cristiano Ronaldo prolongara un centro de Fabio Coentrao, que disputaba su primer encuentro como titular en nueve meses.
Al 1-0 tempranero siguió media hora de tedio. De Kovacic intentando acercar el balón a los suyos y un fallo tras otro de Benzema y Cristiano, que últimamente ya ni se molesta en alejarse a más de un par de metros de distancia del área y no contribuye al juego. Su irrelevancia en Varsovia fue notoria también en los cobros, realizados en su mayoría por Gareth Bale, aunque no con mejor resultado que el portugués.
Y mientras el Madrid se aburría de buscar la puerta por instinto y sólo por instinto, los polacos se les echaron encima. El cuadro merengue que no mejora defensivamente en el centro del campo, perdió balones de una manera alarmantemente fácil y aunque el Legia no llegó muchas veces, pero como suele pasar en la parcela defensiva merengue, cada acercamiento era motivo de preocupación.
Benzema trajo cierta tranquilidad al 35' después de un par de intentos frustrados por el arquero Arkadius Malarz. Kovacic filtró un balón al área para Bale, que ve más cómodo a su compañero y cede el balón con un toque suave para que el francés ponga el 0-2.
Pero el Madrid, que pudo dejar el partido decidido antes de irse al descanso, lo regaló.
A cinco del final de la primera parte, Ojidja exhibió a la defensa merengue con el tanto que le devolvió la vida a los locales. Se coló por donde quiso en una carrera a la contra y los cuatro hombres de la defensa, entre pasmados y confiados sólo lo siguieron con la mirada mientras se acomodaba el balón para disparar.
Real Madrid no supo reaccionar. Cuando se quisieron dar cuenta, Miroslav Radovic ya había marcado el empate 2-2 con ayuda de Keylor Navas, que cometió un grave error en su intento por atajar el balón. En el Madrid se veían rostros descompuestos; incredulidad.
En el Legia, puro pundonor y ganas de dar la vuelta al marcador. Y más fácil la tuvieron cuando Zidane decidió sacar a Coentrao para mandar a Marco Asensio a poner orden en el ataque quedándose con sólo tres en la defensa. A la falta de pericia y solidez en defensa se unía ahora el desorden, algo que Moulin no tardó en aprovechar para poner el 3-2 a favor de los locales.
La noche que había comenzado con una genialidad esperanzadora de Gareth Bale se acababa de convertir en pesadilla y tenían menos de diez minutos para, al menos, salvar el honor con un punto.
Afortunadamente para los blancos apareció Kovacic, ya a la desesperada. Madrid se sale con la suya pues mantiene el invicto, pero se va con angustia pues cada vez es más difícil sostener el barco con tres toques fenomenales y nada más.