Reacciones (diferentes y contradictorias) en tiempos de la pandemia de coronavirus
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Reacciones (diferentes y contradictorias) en tiempos de la pandemia de coronavirus
Frente a la tragedia mundial que observamos hay diferentes y contradictorias reacciones. La mía es de asombro, tanto para lo positivo como para lo negativo en referencia al concepto mismo de salud-enfermedad-muerte.
Me enteré que en Sinaloa y otras partes del noroeste los narcotraficantes han estado repartiendo víveres a la gente pobre. La interpretación de esto podría ser que los criminales necesitan conservar su reputación ante la población local. De eso no hay duda. Me informó hace años el gran antropólogo Juan Luis Sariego que en el sur de Chihuahua, donde coincide con Sinaloa y Sonora, los pueblos campesinos y guarijíos estaban agradecidos con el Chapo Guzmán por razones simples: las escuelas, clínicas, carreteras y aun las iglesias se habían realizado con dinero y maquinaria suya. Y esto no es más que un dato; no justifico al Chapo.
Ayer recibí una información de mi amigo José Luis García Valero acerca de la organización de apoyo que han establecido delincuentes de las favelas de Río de Janeiro para sostener a familias miserables. Más increíble resulta que en Líbano el grupo “terrorista” Hezbolláh movilizó a mil 500 médicos, tres mil enfermeras y 20 mil activistas para combatir el coronavirus.
Es conocido el grupo “Las Patronas”, señoras campesinas que han sostenido con comida a miles de migrantes que pasan montando “La Bestia”, tren que abordan para ir a Estados Unidos. Las patronas han suplido con creces al “Estado” y ahora se transforman para continuar su labor con los enfermos.
Me ha impresionado en exceso la reacción del pueblo español (una parte) que ha decidido enfrentar al virus y exponerse a su ataque, pero no rendirse. La generosidad y nobleza española brotó desde abajo y logró extenderse. Ya no se trata sólo de aplaudir a los médicos, enfermeras y policías sino de meterse entre el virus y la gente. El presidente Pedro Sánchez dijo que esta pandemia es una prueba para Europa (unirse, ayudarse, compartir…) que, si no la pasa, sellará el fracaso de la Unión Europea. Esperemos que salga fortalecida.
Titulé este artículo “reacciones” y no quiero dejar de comentar una de éstas y darle un toque histórico. Podríamos denominar al asunto “el agandalle frente al COVID-19”. Sucede que en Costco Saltillo la gente enloqueció hace dos semanas y media pensando que se acababa el mundo, que Apocalipsis 20 se hacía realidad, que Mateo 25 anunciaba el fin de los tiempos. Todos lucharon a brazo partido por apoderarse de rollos de papel sanitario. Una señora logró acaparar 200. Hasta aquí el dato. Van comentarios.
La relación caca-riqueza no es una ocurrencia mía, pues aparece en el Antiguo Testamento. El dios del dinero es asimilado al excremento. Claro que cualquiera va a decir que es una metáfora, y lo es. Lo extraño es que ese símil volverá a ser discutido de manera teórica nada menos que por Sigmund Freud, quien equipara a los avaros con problemas psíquicos relacionados con dificultades concernientes a la evacuación.
Y, ojo, esto es realmente increíble, pero Carlos Marx en un momento, en pleno Capital, expone la idea de que el dinero es caca. Es innegable que ni él ni Freud tienen la misma manera de expresarlo. Para Marx (y en esto sí se parece a Freud) los burgueses gozan de la riqueza como expresión de su evacuación. Sintetizo lo que podría tratar más profundamente: la Biblia, Marx y Freud tienen un parentesco: son judíos. El papel sanitario tiene una relación directa con el ano y la caca.
Y si usted, querido lector, está entre los cagones y acumuló rollos de papel sanitario, intente ser generoso, positivo, humano con los muchos que no podrían pensar en limpiarse la cola sino en encontrar qué comer (para descomer hay que haber comido). No se enoje conmigo, no es más que un divertimento. Tenía un caso increíble, pero no cabe en este espacio.
Asunto aparte: he oído que hay dudas sobre si se salva el semestre o si debiera repetirse. En lo que toca a mis estudiantes y a mí, las clases siguen y recibo constantemente las lecturas que encargué el día que me echaron de la Escuela por viejo (¡los de más de 60 se van a casa ahorita!). Les envié textos, unos fáciles otros no tanto y uno difícil. Creo que los estudiantes cumplen. Y yo corrijo, comento, recomiendo, sugiero… y califico por computadora. ¡Ánimo, muchachos!, ¡el COVID-19 no puede con ustedes!