Razones para salir a votar: lograr una democracia participativa

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Razones para salir a votar: lograr una democracia participativa

Se terminaron las campañas y hoy los coahuilenses, con miedo, incertidumbre y hay que decirlo, poco interés, salimos a votar.

Fueron 40 días de campaña en los que se destinaron 39.3 millones de pesos para gastos de partidos y candidatos independientes (2) y al final, yo no recuerdo ninguna propuesta de campaña salvo la del chico de Movimiento Ciudadano en Torreón que prometió el regreso a los aficionados al estadio de futbol y medicamentos para el COVID al alcance de todos.

De allí en más, en lo personal y en un ejercicio de sinceridad, no se me quedó grabado ningún ofrecimiento de campaña. El gasto pues, si es que lo hicieron, fue estéril. Tampoco recuerdo algo creativo o diferente: fueron las mismas formas sacadas del viejo manual. Aburrición total y permanente. Politiquería de la prehistoria.

Y pese a ello, hoy le pido que salga a votar. Que se tome un tiempo para reflexionar y tachar al candidato de su preferencia.

No se trata de entrar en asuntos deontológico sobre si el voto es un derecho o una obligación. Cada argumentación sobre el tema es complejo, pero a la vez interesante. Sin embargo, hay razones para salir hoy a votar. Algunas, quizá, suenen trilladas pero creo que hay que insistir en ello.

En teoría, votar por un diputado local significaría participar en las decisiones legislativas que afectan a la comunidad: transporte, educación, seguridad, impuestos, equidad de género, transparencia, reformas penales y un largo etcétera. La realidad, lo sabemos, es diferente. Los legisladores cuando llegan al puesto se olvidan de los representados y trabajan con base en intereses.

Desde la sociedad tenemos que empujar el barco a una democracia inclusiva: pasar de la democracia “representativa” a la participativa, pues la representatividad de los elegidos ha quedado rebasada por sus intereses. Aunque sabemos, el establishment no quiere que así sea, busca a toda costa que se mantenga la misma dinámica insulsa que sólo administra tragedias, programas sociales y pobreza.

Sin duda el sistema no ayuda en mucho. Se registraron 520 candidaturas, 356 de las cuales corresponden a mayoría relativa. Entre ese “mundo” de posibilidades habrá que elegir. Aunque ciertamente las opciones se reducen a cuando mucho tres (y es mucho decir).

La oligarquía de partidos –y el negocio de los partidos– asfixia cada vez más a la población. Por eso el despertar de la comunidad es hoy más que nunca indispensable para la formación de una democracia real, no aquella que elige diputados que toman decisiones con base al grupo reducido en el poder, con base en acuerdos políticos, sino aquella que se ejerce todos los días con la participación, la exigencia, los señalamientos, las denuncias; la que abre espacios de discusión, la que pone al servidor público a rendir cuentas y la que castiga, etcétera.

El obstáculo a vencer no sólo será el tema de la pandemia, sino también los frenos históricos: la apatía, el desinterés, la desinformación…

AL TIRO

Más de 2 millones 200 mil coahuilenses están en la lista nominal para ejercer el voto. Los pronósticos no son nada alentadores. Hay quienes creen que la cifra no podría alcanzar ni siquiera el 30 por ciento de participación. Definir la conformación de un Congreso con la decisión de 3 de cada 10 ciudadanos debería ser un asunto crítico.

Cierto, la realidad es que las propuestas y promesas que escuchamos en estos 40 días de campaña difícilmente llegan a concretarse. Pareciera que una vez en la tribuna, los únicos intereses que defienden son los personales y los de su grupo político. La demagogia de los políticos es más grande que su interés genuino por la población.

Pese a ello es necesario ir desterrando esas prácticas, y sólo con la participación ciudadana y la exigencia diaria a los representados podemos lograrlo.

Como dijo alguna vez Noam Chomsky, lingüista, filósofo y activista estadounidense, en una conferencia: “¿Importa si eliges entre uno y otro representante? A veces importa. Pero el verdadero problema es la naturaleza del sistema”. Hacia ese camino debemos de ir.