MONTERREY.- Cuando la impotencia ponía a Rayados contra las cuerdas, apareció Rogelio Funes Mori para revertir su mala noche y firmar un sufrido triunfo por 2-1 frente al Atlas.

El argentino, al 85’, logró acertar de cabeza un pelotazo largo que llegó desde su campo y así pudo sacar a su equipo de la infertilidad, pero también su gol sirvió para desquitarse después de tantas fallas que había tenido en un partido torcido para el delantero.

Monterrey, que fue muy superior al limitadísimo Atlas, sumó su séptima victoria en el torneo para conservar un invicto de 9 fechas.

Además, el nuevo triunfo le garantiza prácticamente la clasificación anticipada a un líder que, con 23 unidades, no parece tener freno.

Rayados consiguió al final lo que no pudo liquidar en un primer tiempo donde se vio terriblemente errático donde, precisamente Funes Mori, simbolizó todo el paquete de desperdicio.

El argentino, en ocho minutos ya había avisado que no era su noche: se le escaparon cuatro goles y envió un penalti a la tribuna.

Fue el cuarto disparo desde los 12 pasos que Rayados no aprovecha en el torneo, una malaria que se prolonga, independientemente quien lo ejecute.

La falta de aciertos de Rayados, curiosamente, la tuvo en el área donde normalmente capitaliza casi todos sus goles. Esta vez, contrario a la norma, en el primer disparo desde media distancia, Avilés Hurtado clavó un golazo para el 1-0 al 24’.

La ventaja, a esa altura, era injustamente escasa por todas las oportunidades que se le habían presentado a Rayados, que era superior en forma y fondo, pero la falta de contundencia lo privó de ganar cómodamente.

Incluso, le vino lo peor. Al minuto 30, en un lapso “feliz” que tuvo el Atlas, Bryan Garnica logró empatar para ponérsela más difícil a un Rayados que, de tanta insistencia, dejó crecer su impotencia.

Y así se la llevó todo el segundo tiempo, encimando a su adversario, pero sin poder cerrar una jugada de gol. El técnico Antonio Mohamed decidió redoblar la apuesta con Jorge Benítez, pero inteligentemente no exhibió a Funes Mori. Lo dejó en el campo y esa confianza, al final, se tradujo en triunfo que el propio argentino le dedicó.