Rayados gana, pero ¿da certezas?

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Rayados gana, pero ¿da certezas?

Foto: Cuartoscuro

Rayados se sintió desafiado en su casa y respondió con un triunfo. Independientemente del rival, quizá hayan sido más importantes ciertos rasgos asociados a la determinación que los detalles futbolísticos.

El equipo entró con ganas de comerse de un solo bocado al Necaxa y le metió un gol, y un par de tiros a los postes antes de los 10 minutos. Con semejante amenaza, es difícil entender que haya terminado jugando con el reloj, con temores y precauciones que debilitaron su seguridad y recortaron sus ambiciones.

Este Rayados, con todo y su cóctel de ausencias, va encontrando más rápido los resultados que su futbol. Es muy pronto convencerse de que el equipo “está de regreso” —tal y como lo afirma Mohamed— cuando al calor de los triunfos se pretende rescatar las virtudes por encima de la esencia del juego que se proyecta.

Rayados aún no está bien. Gana, pero ¿da certezas? Aún hoy ofrece oscilaciones que determinan los grises de su envoltura. Habría que verlo en otro contexto de partido desde la adversidad donde tenga que demostrar su madurez colectiva y brindar garantías.

Acabar refugiado en su campo frente a un Necaxa sin malicia ni poder ofensivo no necesariamente es un síntoma de fortaleza. Mohamed decidió cerrar la cortina con 5 defensores para “contener” a un ataque rival que nunca atacó con la ley manda. En todo caso, le entregó estímulos al adversario y hasta se tragó un gol.

Desde esta coyuntura no se puede hablar de una auténtica evolución. Sí se puede considerar que Rayados posee una combinación de talento que en ciertos momentos dentro de los partidos puede marcar diferencia, lo que es muy distinto a decir que está entero, poderoso y suficiente.

Incluso, ni llegando tantas veces como lo hizo ante el Necaxa puede entenderse como un factor de progreso. Sus dos goles fueron de cabeza, una señal de que al ras del piso el equipo fracasó.

Para Rayados sigue siendo complejo el manejo de los juegos. Tiene dificultades, no tanto para tocar, pero sí para trasladarse. A veces cae en rutinarias maniobras de centros al bulto o se precipita en querer terminar la jugada antes de darle sentido y dirección.

Rayados tampoco ejerció un dominio básico ante el Necaxa, sino fue este equipo el que lo arrastró hacia un desarrollo austero, friccionado y malhumorado. Y en esas redes se enredó. Y es por eso que terminó como ya se vio: preocupado en proteger una victoria que le costó asegurar vía recursos más sostenibles.

Cardona no está “al 100”, ni siquiera al 50 por ciento. Cuando el colombiano no trae peso futbolístico se abren las sospechas sobre su peso físico. Trota y emite una sensación de desgano. No se involucra para buscar los mejores atajos ofensivos del equipo. Flota y se nota su “ausencia”.

Quizá Basanta y Funes Mori —casualmente los goleadores del sábado— sean hoy los más finos en sus respectivas tareas. También impresiona Chará por su vértigo y sus sigilosos movimientos. Sin embargo, a veces ocupa ser menos velocista para no caer en excesos de revoluciones cuando el trámite pide pensar un poco más.

Bajo este contexto, los triunfos le caen bien a Rayados, pero de ahí a  legitimar su futbol está muy lejos. Aparte, nunca debería estar de regreso porque nunca se tendría que haber ido tratándose de un equipo que mantiene su estilo.

El detalle es que un par de resultados buenos le generan una falsa certidumbre a Mohamed y a Rayados, pero si las victorias no se respaldan con una mejor ejecución, al equipo y al DT no le será sano vivir con esa confusión.