Rarezas olímpicas

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Rarezas olímpicas

Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 han estado llenos de datos increíbles o rarezas, comenzando porque se tuvieron que celebrar en 2021 debido a la pandemia del COVID-19, afectando a muchos atletas que ya estaban preparados y en su mejor momento.

Cuando se creía que ya lo peor había pasado, decidieron celebrar la Olimpiada pero no contaban con que llegaría una terrible tercera ola de contagios que obligó a los organizadores a prohibir la presencia de espectadores en las gradas de cualquier estadio o sede.

Otro dato interesante que seguramente pasará a la historia es la fabricación de las cerca de 5 mil medallas olímpicas. Pues resulta que dichas preseas fueron fabricadas con base en desechos de cerca de 6 millones 200 mil teléfonos celulares, todo ello para extraer 32 kilogramos de oro, alrededor de 3 mil 500 kilos de plata y 2 mil 200 kilos de cobre. Siguiendo el cuidado al medio ambiente, los japoneses construyeron los podios utilizando 24.5 toneladas de plástico usado.

Y siguiendo en los materiales reciclados que se utilizaron de una manera creativa debemos destacar que los deportistas dormirán en camas de cartón reciclado para evitar encuentros sexuales entre ellos y, por consiguiente, posibles contagios. Sin embargo, un atleta irlandés grabó un video saltando encima de la cama y esta aguantó perfectamente, lo que pone en duda la efectividad de la medida.

Así como los Juegos Olímpicos de México 1968 marcaron un hito en cuanto a las innovaciones tecnológicas al ser los primeros en ser transmitidos por televisión vía satélite a todo el mundo, Japón sorprende al mundo al transmitir la Olimpiada en 8K, una definición nunca antes usada en una cita olímpica.

En Tokio 2020 se estrenaron cinco deportes: el surf, el skateboarding, la escalada, el karate, el beisbol y softbol. Tampoco hay que olvidar que será la primera vez del baloncesto 3x3. Y hablando del skateboarding, la japonesa Momiji Nishiya acaba de hacer historia al ganar la primera medalla de oro olímpica en skateboarding femenino en calle en los Juegos de Tokio, tan solo a los 13 años de edad, convirtiéndose además en una de las deportistas más jóvenes en colgarse el oro en la Olimpiada.

En Tokio 2020 han caído ya los que se creían invencibles: por un lado está la selección masculina de basquetbol de Estados Unidos, el famoso Dream Team, que perdió por vez primera tras una racha de 25 partidos ganados. Pero en el debut de estos juegos, Francia se impuso 83-76 al equipo dirigido por Gregg Popovich y liderado en cancha por Kevin Durant.

Otro fracaso inexplicable fue el de Simone Biles, quien ganó cuatro medallas de oro en los olímpicos de Río y es considerada como la mejor gimnasta de la historia. La multimedallista se retiró justo después de la primera prueba de la ronda final por la medalla de oro, el salto de caballete, donde hizo uno de los registros más bajos. En un principio se informó que Biles quedó fuera por una lesión, sin embargo, horas más tarde la gimnasta aceptó que su salida no tenía nada que ver con una lesión, sino que está relacionada con su salud mental, como le confirmó a la BBC. “Después de la actuación que hice, simplemente no quería seguir. Tengo que concentrarme en mi salud mental. Simplemente creo que la salud mental ha tomado más relevancia en los deportes en este momento”, dijo Biles a los medios acreditados en Tokio.

Aquí entre nos, el dato curioso que hasta ahora se ha presentado que me ha impresionado más es el del equipo femenino de balonmano playero de Noruega, el cual recibió una multa de poco más de 3 mil 500 pesos por cada jugadora debido a que decidieron utilizar un pantalón corto en lugar de un bikini, como lo marca el reglamento. Aunque la cantante estadounidense Pink se ofreció a pagar la multa, todos debemos sentirnos orgullosos de las jugadores que protestaron por las reglas sexistas sobre el uniforme. Por el contrario, la que debería ser multada es la federación europea de balonmano, y como habitantes del mundo y defensores que deberíamos ser de la integridad femenina, sin duda debe avergonzarnos este tipo de acontecimientos.

Continuando con otra noticia similar, también sorprendió la historia del equipo femenil de gimnasia de Alemania, el cual presentó un innovador vestuario para denunciar la “sexualización” de este deporte. Las atletas germanas utilizaron para tal fin un atuendo que les cubre desde el cuello hasta los tobillos, a diferencia de los leotardos que dejan al descubierto las piernas. Elisabeth Seitz, gimnasta alemana, hizo una declaración que debería dejar en nosotros una gran enseñanza: “Se trata de que nos sintamos cómodas. Queríamos mostrar que cada mujer y todo el mundo debería poder decidir qué ponerse”.

Historias curiosas de la Olimpiada de Tokio seguirán abundando, sin embargo algunas de las anteriormente mencionadas demuestran que vivimos en un mundo mejor, en el cual hay una onda preocupación por la integridad de la mujer, por la importancia de llevar a la práctica la máxima que reza mente sana en cuerpo sano y, desde luego, por el ejemplo dado en el cuidado al medio ambiente.