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‘Rápidos y Furiosos 8’; velocidad no tan máxima
Calificación: 8 de diez
Las películas de “Rápidos y Furiosos” han dejado la barra muy alto. Luego de que en la cuarta entrega se convirtieran en las demenciales películas de acción que siempre debieron ser, todo fue escalando. La quinta (considerada por muchos como la mejor), la sexta y la séptima (que hizo llorar a todos con la partida de Paul Walker), fueron cada una brindando nuevas y más exageradas secuencias que desafiaban las leyes de la física. Diversión pura.
No sé decir si “Rápidos y Furiosos 8” necesariamente entrega el siguiente nivel en cuestión de acción, como se esperaría. Porque la gran pregunta es ¿tenía posibilidades? Es decir, estas cintas ya han arrastrado cajas fuertes gigantes por las calles y aventado carros desde un avión, ¿qué más se puede hacer?
La primer cinta de la saga sin el fallecido actor Paul Walker (sin contar “Tokyo Drift”, 2006), pretende ser, de alguna manera, el comienzo de una nueva etapa. En inglés, el título original cambió a “The Fate of the Furious” (algo así como “el destino de los furiosos”). Pero en realidad no es muy diferente a lo que ya conocemos. En esta ocasión, el familiar elenco deberá enfrentarse al propio Dominic Toretto, quien le da la espalda a su familia pues una malvada experta en tecnología lo tiene chantajeado, con la intención de que utilice sus habilidades para robar objetos importantes para ella. Así que los héroes incluso deberán aliarse con algunos villanos para evitar que la antagonista destruya el mundo o algo así. ¿Cómo? Como mejor saben: con carros, explosiones y peleas cuerpo a cuerpo.
Cuando se estrenó la primera en 2001, nadie imaginó que estas cintas iban a pasar del más largo video de reggaetón que se haya visto, a una de las mejores franquicias de acción de todos los tiempos. Con “Fast and Furious” (2009), es decir, la cuatro, la saga dio una vuelta en u derrapando por el pavimento. La acción llegó a niveles insospechados de ridiculez, aceptándola de tal modo que encontró la fórmula ganadora, gracias a la atinada visión de Justin Lin, quien ha dirigido cuatro en total. Esta octava entrega es la segunda vez que la dirección cambia de sus manos. “Furious 7” fue dirigida por James Wan y ahora es F. Gary Gray quien se pone al frente. En teoría, Gary Gray tiene más experiencia que Wan (cuya especialidad es el terror) en el género de acción, incluso ha dirigido antes a parte de este elenco: Vin Diesel, Dwyane Johnson, Jason Statham y Charlize Theron.
La misión de hacer esta cinta todavía más ridícula, más exagerada y más divertida, es prácticamente imposible. Sobre todo viniendo de la séptima película, cuya sentimental despedida de Paul Walker parecía ser el final perfecto para la saga. Pero más que por eso, por las increíbles secuencias de acción que, con todo y el drama de la muerte del actor, no decayeron de ninguna manera. Porque si algo ha hecho bien esta saga es aceptar lo que es y disfrutarlo al máximo, transmitiendo esa energía de manera clara y transparente a su público. En cierto sentido, esta octava película se siente como algo innecesario. Pero aquí está y dada la naturaleza de sus predecesoras, le es imposible estar a la altura.
Ahora bien, esto no quiere decir que sea una mala película. La cinta sigue en la misma línea, sabe exagerar y llevar las cosas al extremo para cumplir bien con su único y primordial objetivo: entretener. Pero no es sólo la comparación con las otras lo que le quita puntos. En algún extraño sentido, y si acaso se puede hacer tal afirmación, esta película busca ser más realista. Es decir, guardando las obvias dimensiones, la película quiere ser más seria y dramática. De entrada, aquí tenemos a dos actrices de Oscar que se unen al elenco: Helen Mirren y Charlize Theron.
Y si bien Mirren acepta la saga y se ve que la está pasando bien, sin dar ninguna actuación digna de lágrimas ni ovaciones, es el elemento Theron lo que sí cambia un poco las cosas. La actriz es una gran villana y, en cierto sentido, se toma con demasiada seriedad su papel.
El peso de su presencia y el hecho de que Vin Diesel ahora también sea “malo”, hacen que toda la trama transcurra de una manera demasiado lógica, hasta episódica en cierto modo. Tampoco ayuda que las secuencias de acción, casi la principal razón por la que vamos a ver estas cintas, se sientan demasiado normales para esta saga.
No quiero sonar como que estoy desmenuzando demasiado algo que no merece ese tratamiento. Si se piensa mucho en las películas de “Rápido y Furioso”, uno está perdido. Estas películas no se hicieron para pensar, ni para tener lógica. No es que esta cinta lo intente del todo, pero sí lo hace un poco. Por un lado mantiene en esencia la misma exageración, el mismo extremo, pero, por otro, le baja un poco el volumen. Trata de hacer un conflicto que tenga implicaciones más humanas y poderosas.
Y estas son las razones por las que la octava entrega no es tan buena como las últimas cuatro. Dicho todo lo anterior, la cinta sigue siendo diversión pura e insana. De entrada, comienza con Vin Diesel conduciendo un carro en llamas en Cuba. No nos equivocamos de película, estamos en la sala adecuada. Los motores rugen y Tyrese Gybson es tan gracioso como siempre, siendo casi el alma de la fiesta. ¿Qué se busca en estas películas? Acción, carros y a Dwayne “La Roca” Johnson golpeando todo lo que se le ponga enfrente. El paquetito cumple, tiene todos los ingredientes adecuados. Así que no lo dude, si es fan de la saga, si sabe lo que busca, aquí lo encontrará. Si bien no en la dosis a la que nos tiene acostumbrados, sí justo para pasar un buen rato en el cine que, a final de cuentas, ese es el punto.
El dato
> Director: F. Gary Gray.
> Elenco: Vin Diesel, Dwayne Johnson, Jason Statham, Michelle Rodriguez, Tyrese Gibson, Kurt Russell, Charlize Theron.
> Género: Acción.
> Clasificación: B
> Duración: 136 minutos