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Rajoy se presenta como víctima en el final de la campaña
Mariano Rajoy no supo reaccionar al duro ataque de Pedro Sánchez en el único debate que los enfrentó en campaña, pero perdido el cara a cara, intenta aprovechar la oportunidad de presentarse como una víctima del socialista en un intento de arañar votos en la recta final de la campaña española.
Con unas descalificaciones como las que le dedicó, "cualquier persona bien nacida se siente agredida en lo más profundo de su intimidad", manifestó hoy el jefe del Gobierno español y candidato del Partido Popular (PP) a la reelección el próximo domingo.
Desde que el lunes por la noche el líder del Partido Socialista (PSOE) lo acusara de no ser "decente" en un duro debate electoral lleno de descalificaciones a propósito de la corrupción, el candidato conservador y su partido mantienen vivo un tema que creen que puede darles réditos electorales. O al menos fidelizar el voto.
La estrategia pasa por presentarse como víctima y al socialista como un matón de barrio, aunque el propio Rajoy contribuyera a la andanada de descalificaciones llamando a Sánchez "ruin", "mezquino" y "deleznable" en el debate.
Todas las encuestas dan la victoria electoral al PP, pero esta no garantiza a Rajoy que pueda seguir gobernando ya que con cuatro partidos disputándose la mayor parte de los escaños en el Congreso de los Diputados, las mayorías absolutas son ya imposibles.
Cuantos más sume él y menos los demás, menos posibilidades habrá de que un pacto entre el PSOE y Ciudadanos o entre el PSOE y Podemos pueda sacarlo de La Moncloa.
Rajoy no está dispuesto a aceptar que Sánchez le insulte, dijo hoy en una entrevista con la Cadena Ser. "Ni que se ponga en tela de juicio mi honorabilidad porque es lo único que tengo".
El líder del PSOE, por su parte, está convencido de haber movilizado a sus bases diciéndole a Rajoy lo que asegura que piensan los ciudadanos tras el caso de corrupción que protagoniza el ex tesorero del PP Luis Bárcenas y que apunta a una financiación ilegal en la formación. Bárcenas acusó a Rajoy de haber cobrado sobresueldos en negro del partido como otros dirigentes.
"Dije y puse voz a lo que piensan millones de españoles", insistió hoy en una entrevista con el diario "El País", en la que se reafirmó en que Rajoy no es una persona decente.
Sánchez ve cómo Podemos le arrebata votantes por la izquierda y cómo Ciudadanos lo hace por la derecha. El PSOE está bajo la amenaza no solo de dejar de ser el partido de referencia de la izquierda española, sino de dejar de ser la segunda fuerza.
Por eso aprovecha el impulso que cree que le ha dado el debate contra Rajoy para presentarse como única alternativa de Gobierno al líder del PP. "Esas dos opciones, muy meritorias, optan a la medalla de bronce. Por eso digo que el voto útil es hoy más útil que nunca", dijo hoy en una entrevista radiofónica. "Aquí hay dos opciones: Rajoy o yo. Con una diferencia: yo soy decente y él no".
Esta campaña había transcurrido casi plácidamente hasta el lunes por la noche, pese a ser decisiva por el alto número de indecidos ante unas elecciones trascendentales que llevarán al Parlamento a los dos partidos emergentes que han aglutinado el descontento ciudadano con los que se alternan en el poder desde los años 80.
Enfangada ahora por los líderes de los dos grandes partidos tradicionales, el foco se aleja de los de las formaciones emergentes Ciudadanos y Podemos y se pone sobre ellos en la recta final. Aunque no está claro que sea para bien.
Albert Rivera y Pablo Iglesias creen haber ganado votos gracias a la pelea, que ha vuelto a dejar en evidencia, según interpretan, al bipartidismo que combaten. "Ha podido tener un efecto bumerán", defiende el jefe de campaña de Podemos, Íñigo Errejón.
En la comparación de las formas, salen ganando ellos. Rivera e Iglesias se han enfrentado en varios debates y en ninguno han entrado a un cuerpo a cuerpo en el barro.
"España se merece otro estilo y otra manera de hacer política con menos tono bronco, más propuestas y voluntad clara de avanzar en términos democráticos", insistió hoy Pablo Iglesias.