Racismo y violencia

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Racismo y violencia

Montados en la ola del descontento y la frustración avanza el caballo de Troya en contra de las instituciones, de la democracia y a favor del racismo en EU. A lo largo de la semana que se inició con los asesinatos de dos hombres jóvenes afroamericanos en Indiana y en Minnesota, difundidos por videos tomados con celulares, volvió a evidenciarse que la violencia racista es una lacerante realidad que afecta sobre todo a los afroamericanos. El gobernador de Minnesota afirmó que veía un sesgo racista y que los asesinatos a manos de policías blancos son prueba fehaciente de que el racismo sigue siendo una realidad en EU, paradójicamente, donde Barack Obama fue electo en dos ocasiones y ha gobernado por casi ocho años un presidente afroamericano. No pocos pensamos que 2008 marcaba el principio del fin del racismo.

Lacerante realidad para el país más rico del mundo que es también la sociedad más violenta entre las democracias desarrolladas. Las cifras que contabiliza “The Guardian” muestran que en lo que va del año han muerto 561 estadounidenses en asesinatos o matanzas colectivas, como la que tuvo lugar recientemente en Orlando, en donde perdieron la vida 49 personas. En 2015 los asesinatos cobraron la vida de mil 146, la abrumadora mayoría de ellos negros, seguidos por latinos y otras minorías. La violencia persiste.

Tiene sin duda un tinte también racista la protesta en la que murieron en Dallas 5 policías y otros más resultaron heridos, aparentemente por un francotirador afroamericano que odia a los blancos y que estuvo en la guerra de Irak. Paradójicamente la matanza tuvo lugar durante una protesta pacífica de condena a los asesinatos de Indiana y Minnesota a principio de la semana.

Y aquí vale la pena preguntarse si los asesinatos recientes y los crecientes odios, ya no sólo malestar, prohijados por los agresivos y violentos discursos del que será el candidato del Partido Republicano para la Presidencia, no están contribuyendo a alentar la furia, las violencias, el racismo. Particularmente en el caso de las minorías.

El Presidente Obama afirmó que son tragedias que se han visto demasiadas veces, que no son incidentes aislados y que son muestra de los retos del sistema de justicia penal.

No podía faltar la reacción de Trump cuya primera intención fue hablar con los policías de Nueva York para apoyarlos frente a la matanza de Dallas, pero como seguramente quería echar más gasolina al fuego, el jefe de la Policía le negó la oportunidad de convertir el drama en un discurso político. Quien encabeza la campaña de Trump en Virginia, Corey Stewart, y pretende la gubernatura del estado se equivocó cuando afirmó que la matanza de Dallas era el resultado de políticas de los liberales que acusan a la Policía de racista, se refirió explícitamente a Hillary Clinton. El vocero de Trump, Hope Hick, salió a decir que Stewart “no habló por la campaña de Trump”. ¿Modera su discurso? No, sólo está conciente de que no era el momento.

Habría que señalar que con discursos incendiarios Tump, a lo largo de su campaña, ha jugado con el fuego del racismo de muchas maneras y esa es una constante de su populismo incendiario; respuestas simplistas, mentiras y salidas falsas, acusaciones respecto a los inmigrantes mexicanos a los que define como violadores, ladrones, narcotraficantes y otras cosas más, respecto a las minorías latinas en general y a otras minorías entre las que sin duda destacan los afroamericanos.

El asesinato de cinco policías en Dallas por un franco tirador, tuvo un impacto enorme al ser transmitido en vivo por televisión. El clima de violencia continúa, y como lo dijera un titular del “New York Times”, “La matanza divide a una nación desgarrada en torno a las razas”. Los disparos contra los policías ocurrieron cuando cientos se manifestaban pacíficamente en Dallas rechazando el asesinato de los dos afroamericanos en Minnesota e Indiana. La policía mató al francotirador de Dallas, que era afroamericano, con una bomba controlada por un robot.

Vuelve a escucharse, “Black lives matter”.