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¿Qué sucedió en los días previos al Plan de Guadalupe?
Anteayer, viernes 26 de marzo, se cumplieron 108 años del Plan de Guadalupe, quizá la más festejada por el oficialismo coahuilense de las efemérides locales. Por tradición, es en tal día en que se celebra su aniversario, aunque el Plan trae al calce como fecha y lugar de expedición el 23 de marzo de 1913, en la hacienda de Guadalupe, municipio de Ramos Arizpe, cercana a Saltillo rumbo a Monclova; además, procede señalar que tal Plan fue promulgado en Eagle Pass, Texas, el 31 de marzo del mismo año 1913. En cuanto a fechas, pues, un verdadero galimatías. ¿23, 26 ó 31 de marzo? Averígüelo Vargas.
Se trata –dicho Plan– de un documento breve, de corte eminentemente político. Escrito, según se dice, de puño y letra de Venustiano Carranza, a la sazón gobernador de Coahuila, comprende un sólo párrafo introductorio y siete propuestas concretas que denomina “bases”. Estas bases, de impresionante pragmatismo, plantean lo siguiente: el desconocimiento de Victoriano Huerta como presidente de la República, también de los Poderes Legislativo y Judicial de la Federación, así como de los gobernadores de los estados que después de 30 días de la publicación del Plan continúan reconociendo al gobierno de Victoriano Huerta.
Para el cumplimiento de tales propósitos, el Plan dispone la organización de un ejército que se denominará “Constitucionalista”, al mando del cual queda autonombrado Venustiano Carranza como “Primer Jefe”, quien al ocupar el ejército la Ciudad de México asumirá internamente el Poder Ejecutivo. Para finalmente convocar a elecciones generales “tan luego como se haya consolidado la paz”.
Al margen de acertijos en cuanto a fechas y otras minucias, lo que históricamente importa es conocer qué realmente sucedió entre el 9 de febrero y el 23 de marzo de 1913 en el escenario político nacional, y tratar de entender y explicarse por qué Carranza tardó más de un mes en desconocer y enfrentar a Victoriano Huerta luego de que éste asesinó a Madero, presidente de la República legal y legítimo. Los hechos más relevantes sucedieron así:
Luego de acontecimiento graves en contra de la legalidad, registrados en la Ciudad de México durante los nueve días previos al 18 de febrero de 1913, en esta fecha el gobernador de Coahuila recibió, igual que todos los gobernadores, un telegrama de Huerta en los términos siguientes: “Autorizado por el Senado, he asumido el Poder Ejecutivo, estando presos el Presidente y el Vicepresidente”, es decir, Madero y Pino Suárez, apresados por el propio Chacal.
Un día después, el 19 de febrero, Carranza dio respuesta con otro telegrama. Le expresó a Huerta que el Senado carecía de facultades “para designar al primer magistrado”, en lo cual le asistía la razón. En consecuencia, le dijo que “no tiene legítima investidura de Presidente de la República”. Pero hasta ahí dejó las cosas.
Sin embargo, ese mismo día, 19 de febrero, Carranza convocó al Congreso del Estado y le solicitó –“lo obligó”, dice un historiador— a desconocer a Victoriano Huerta y exhortar a los demás estados a que secundaran esa actitud. Al efecto, la XXII Legislatura de Coahuila expidió esa misma fecha el Decreto número 1495, en cuya discusión cuatro de los once diputados mostraron su oposición, no por estar precisamente en contra sino porque proponían conocer más detalles y saber exactamente qué estaba aconteciendo en la capital de la República. Esos diputados fueron: Perfecto Fuentes, José García Rodríguez, Pablo López Bosque y Francisco P. Cuéllar, tres de Saltillo y uno de Monclova.
Era tan pertinente conocer qué en realidad estaba sucediendo en la Ciudad de México durante esos días aciagos, que hasta el mismo gobernador Carranza hizo lo propio más de una vez para estar bien informado. La primera fue al inicio de la llamada Decena Trágica, el 9 de febrero, pues tres días después de esta fecha envió a Francisco J. Múgica para indagar los acontecimientos y expresarle al presidente Madero su apoyo y ofrecerle asilo en Coahuila. Se sabe que Múgica no cumplió la encomienda, aparentemente por haberse acobardado.
Luego del asesinato de Madero, Carranza mandó a la capital “para saber la verdad de lo ocurrido” allá al Lic. Eliseo Arredondo y al Ing. Rafael Arizpe y Ramos. En realidad no era tal el objeto de esa comisión sino sólo el pretexto, toda vez que más bien fueron a negociar con Victoriano Huerta el reconocimiento de su gobierno por parte de Carranza. Existen no pocos documentos que dan cuenta de tales negociaciones realizadas con los secretarios de Gobernación, de Relaciones y hasta con el propio Victoriano Huerta de las que dan cuenta, entre otros, el general Alfredo Breceda, lagunero originario de Matamoros, secretario particular de Carranza y su panegirista, en un libro de su autoría titulado “México Revolucionario”, publicado en Madrid en 1920. Son además abrumadores y contundentes los testimonios y documentos en tal sentido. Imposible transcribirlos aquí.
Aunque sí vale la pena señalar lo mencionado por Breceda al dar cuenta de la encomienda hecha a los dos personajes citados, Arredondo y Arizpe, al poner en boca de Carranza –para justificar su actitud negociadora– las siguientes palabras:
“si el Sr. Madero y el Lic. Pino Suárez han renunciado a sus altos cargos, por debilidad o cobardía, no hay remedio: Huerta es el Presidente de la República por ministerio de ley
el pueblo no puede desconocer al nuevo Presidente porque los señores Madero y Pino Suárez no hayan estado a la altura de las circunstancias” (“México Revolucionario”, página 170).
Lo arriba transcrito no lo dice un anticarrancista, sino un fiel partidario del llamado Varón de Cuatro Ciénegas. Es en verdad impresionante el cínico y frío pragmatismo de esta trama, que los simpatizantes de Carranza siempre han defendido al calificar como genial su estrategia, porque le permitió –afirman– ganar tiempo para tomar la decisión más conveniente. Vaya pues.
@jagarciavilla
AGENDA PÚBLICA
Juan Antonio García Villa