Qué se siente entrar al mercado laboral trabajando desde la casa donde creciste

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Qué se siente entrar al mercado laboral trabajando desde la casa donde creciste

En medio de la pandemia de coronavirus, los primeros trabajos de muchos recién graduados universitarios son remotos y, a menudo, terminan trabajando desde los hogares de su infancia/The New York Times
A causa de la pandemia, a muchos recién egresados les han revocado las ofertas laborales que les habían hecho, mientras otros se enfrentan a un mercado laboral desalentador que tan solo unos meses antes parecía bastante prometedor

Bryan Pietsch

El cuarto de juegos en la casa familiar de Hannah Todd durante mucho tiempo había sido un refugio donde pintaba y cobraban vida las aventuras que imaginaba con sus muñecas Barbie. Su armario está colmado de los disfraces que usó cuando participaba en competencias de danza, y el mural de visión que hizo en el bachillerato está colgado en la pared.

Pero el mes pasado, el cuarto fungió como la oficina de Todd en su primer día como analista financiera en Medtronic, una compañía de dispositivos médicos con sede en Minnesota.

“Cuando regresé, el cuarto seguía igual”, dijo Todd, de 21 años, de la habitación en la casa de sus padres en Corcoran, Minnesota, aproximadamente a 32 kilómetros al noroeste de Minneapolis. “Entras al cuarto y te sobrecoge la nostalgia de tu vida de antes”.

Puesto que en todo Estados Unidos las oficinas siguen cerradas, Todd, que obtuvo un título en Finanzas de la Universidad Estatal de Arizona esta primavera, es parte de muchos otros graduados recientes que comienzan su vida profesional desde el lugar donde crecieron.

Según el Departamento de Educación, casi cuatro millones de personas habían de graduarse de instituciones de educación superior en el año académico de 2019-20. A causa de la pandemia, a algunos les han revocado las ofertas laborales que les habían hecho, mientras otros se enfrentan a un mercado laboral desalentador que tan solo unos meses antes parecía bastante prometedor.

A medida que las solicitudes de desempleo siguen llegando, faltan nuevos puestos de trabajo y se acerca el fin de algunos beneficios/The New York Times

Este mes, las ofertas de empleo en la plataforma en línea Indeed bajaron un 25 por ciento en comparación con el año anterior en estas fechas, afirmó la empresa. En mayo, las oportunidades laborales que se publicaron en la plataforma fueron todavía menos, y la diferencia en comparación con el año anterior fue del 39 por ciento.

Pero incluso antes de que llegara la pandemia, los nuevos graduados con frecuencia tenían dificultades para encontrar trabajo; la tasa de desempleo entre los jóvenes, que actualmente es del 25 por ciento, suele ser del doble que la tasa nacional.

Las pérdidas de empleo no mostraron tregua ya que un aumento en los casos de coronavirus forzó el cierre de nuevas empresas y un beneficio federal semanal de $ 600 avanzó poco a poco hasta su vencimiento/The New York Times

Los suertudos

Para aquellos que tienen la fortuna de empezar a laborar de tiempo completo durante la cuarentena, la ocasión sigue teniendo sus claroscuros. El primer trabajo que se consigue después de graduarse de la universidad suele representar un nuevo comienzo; rostros nuevos y salidas a bares en una ciudad desconocida o unirse al equipo de sóftbol de la oficina, aunque nos dé pena, a fin de conocer a los colegas.

Hannah Derleth, que se graduó de la Universidad Estatal Ball en Indiana y en marzo se mudó a la casa de sus padres a una hora de ahí, se sintió aliviada de haber conseguido un puesto como coordinadora de mercadotecnia para Piano in a Flash, una plataforma que ofrece clases de piano en línea, después de que fracasaron los planes originales que tenía con otro empleo tras graduarse.

Pero la falta de comunicación en persona con sus nuevos colegas no ha sido ideal, opinó Derleth; conoció al supervisor de su supervisor en “30 segundos” cuando fue a la oficina a recoger una computadora. Ha estado trabajando en un escritorio donde solía estudiar de niña y adolescente.

El flujo de información que le llegaba por medio de videollamadas el 11 de mayo, el día que Derleth comenzó su nuevo empleo fue como “beber agua de una manguera de bomberos, como cuando empiezas cualquier trabajo”, dijo. Compartir pantalla y el retraso en la transmisión del video, aunado a la imposibilidad de conocer a sus nuevos colegas, resultó ser fatigoso.

“Fue uno de los primeros días más difíciles que he tenido”, dijo Derleth, que tuvo varios puestos como becaria y de medio tiempo cuando estaba en la universidad.

En medio de la pandemia de coronavirus, los primeros trabajos de muchos recién graduados universitarios son remotos y, a menudo, terminan trabajando desde los hogares de su infancia/The New York Times

Katarina Delgado, una joven de 22 años que se graduó en la primavera de la facultad de administración de la Universidad de Arizona, tenía previsto mudarse a Seattle el mes pasado para un puesto como gerente de proveedores minoristas en Amazon. Pero, en lugar de eso, divide su tiempo entre la casa adosada de su padre y la de sus abuelos, donde vive su madre, en Las Vegas.

Hizo una pasantía en Seattle con Amazon el verano pasado con el mismo equipo, lo cual ha facilitado un poco su transición al puesto de tiempo completo.

Pero las notificaciones de Snapchat e Instagram de momentos archivados de sus días en Seattle el año pasado son difíciles de ver. “Tener que acordarme constantemente” de su pasantía, y las experiencias que ahora se han aplazado debido al coronavirus ha sido difícil, afirmó Delgado.

“¿Cuándo voy a tener esa vida que ansié y por la que me esforcé tanto?”, preguntó.

En medio de la pandemia de coronavirus, los primeros trabajos de muchos recién graduados universitarios son remotos y, a menudo, terminan trabajando desde los hogares de su infancia/The New York Times

Un cambio de escenario

Los nuevos reclutas quizá esperaban comenzar sus carreras en oficinas lustrosas –Amazon construyó enormes invernaderos llenos de árboles para el disfrute de sus empleados en la sede de Seattle– o en elegantes salones de juntas con vistas panorámicas del lago en Chicago o de los rascacielos de Nueva York.

Todd, que tenía planeado mudarse a Minneapolis, realizará sus videoconferencias desde un entorno más rural, junto a una ventana con vista al campo y las vacas que pastan cerca.

“Incluso hay fardos de heno fuera de mi ventana”, dijo.

Si bien se siente decepcionada de perderse las visitas a los museos de Minneapolis y las salidas a restaurantes con amigos, Todd dijo que le emocionaba desayunar y sacar a pasear al perro al mediodía con su padre, quien también está trabajando desde casa.

Matthew Feldman, que en diciembre se graduó de la Universidad de Siracusa en Nueva York antes de hacer una pasantía en Edelman, una firma de relaciones públicas, en primavera, comenzó su empleo de tiempo completo en junio con Raytheon, la empresa contratista en materia de defensa. Trabaja desde el sótano de la casa de su familia en Bellefonte, Pensilvania, donde han vivido desde que Feldman, de 23 años, iba al jardín de niños.

Se conecta al trabajo sentado en un sillón o recargado en una encimera. La mala señal que hay en el sótano, debilitada por toda una familia que trabaja de manera remota, le hizo temer a Feldman que las llamadas de capacitación se fueran a desconectar.

“Teníamos a cuatro personas trabajando por su lado con la misma conexión de internet”, dijo. “Fue una verdadera pesadilla”.

El padre de Feldman, director de una escuela primaria, y su madre, maestra de primaria, se apropiaron del piso principal de la casa, donde su madre dio clases por Zoom durante meses. Su hermano menor, un prometedor alumno del tercer año del Instituto de Tecnología de Georgia, también tomaba clases a distancia.

“Bajaba para hacerme un café y había quince niños en una llamada de Zoom en una habitación y mi papá estaba en una llamada en otro cuarto”, dijo Feldman. Pero, puesto que el año escolar ha llegado a su fin, “ya tenemos un poco más de ancho de banda de internet”, relató.

Brian Feldman de Matthew Feldman, un graduado de la Universidad de Syracuse en diciembre de 2019 que comenzó a tiempo completo con el contratista de defensa Raytheon en junio/The New York Times

¿Qué aconsejanlos expertos? ‘Calma’

Jeffrey Arnett, profesor de Psicología de la Universidad Clark en Massachusetts y director ejecutivo de la Sociedad para el Estudio de la Adultez Emergente, dijo que, aunque parezca problemático para los recién empleados vivir en casa con sus padres, la vida de los posgraduados es a menudo “singularmente inestable”, incluso en circunstancias no pandémicas.

“Tienen grandes expectativas de que una vez que se gradúan la vida se les va a revelar”, dijo Arnett.

Ha dedicado su carrera a estudiar lo que él llama “la adultez emergente”, una fase de la vida que abarca las edades de 18 a 29 años y que consiste en que los jóvenes frecuentemente dedican más años a los estudios y se casan más tarde que las generaciones anteriores.

Es comprensible que la disonancia de entrar a la fuerza laboral estando en el hogar de la infancia se sienta “como un paso atrás”, explicó Arnett, pero exhorta a los nuevos contratados a no presionarse demasiado. ¿Su consejo para los que están estresados por tener su primer trabajo a distancia? “Tranquilos”.

“Las cosas son caóticas ahora mismo, pero es una época caótica en la vida de todas formas”, dijo.

¿Y ahora qué sigue?

Las maletas todavía empacadas en el piso del dormitorio de la infancia de Feldman revelan sentimientos de que “no dejo de pensar que me iré de casa en algún momento” no muy lejano, dijo. Aunque “tal vez tenga que empezar a poner ropa en mi cómoda”, concedió.

La familia se ha vuelto más unida y ha encontrado nuevas alegrías durante la cuarentena; adoptaron un cachorro shiba inu de un estudiante internacional que se marchaba de la cercana Universidad Estatal de Pensilvania e hicieron una degustación de café gourmet en casa para el Día de las Madres, pero el deseo de Feldman de volver a ser independiente ha provocado conversaciones difíciles en la familia sobre el hecho de disfrutar del tiempo juntos, pero con el anhelo de autonomía y nuevas experiencias.

“Estás con gente que te quiere y una comunidad con la que estás muy familiarizado”, dijo de estar en casa.

Pero después de asistir a la universidad fuera del estado, estudiar en el extranjero en España y vivir en varias ciudades del país para hacer pasantías, Feldman confesó que anhela el crecimiento personal que conlleva vivir en un lugar desconocido. Ha considerado trabajar a distancia desde Brooklyn durante unos meses.

“Por increíble que sea levantarse de la cama un domingo por la mañana y tener el desayuno listo, también hay algo emocionante en ser un joven de 23 años en una gran ciudad, mojarse los pies en el mundo real”, comentó. “No es fácil vivir solo como un joven de 23 años, pero es un rito de iniciación”.

c.2020 The New York Times Company