'Que nos traigan de comer'

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'Que nos traigan de comer'

Foto: Alejandro Rodríguez
Crónica de un día en las filas de vacunación antiCOVID en Saltillo

-¿Y usted para quién trabaja?

-Para Vanguardia.

-Pues díganle a la gente que nos traiga de comer… unas cocas… algún lonche… porque ayer estuvimos aquí hasta las seis de la tarde y nadie nos trajo nada.

Mientras la enfermera -integrante de la plantilla del IMSS y a quien llamaremos Noemí- se queja de forma espontánea, su compañera -a quien llamaremos Norma- asiente repetidamente con la cabeza sumándose así al reclamo.

Unos segundos antes, una integrante del personal de la Secretaría del Bienestar, identificable por el chaleco color café que portaba, se había acercado a la mesa donde conversábamos y me había dicho que si era periodista y quería información acudiera al “licenciado…” -no recuerdo el apellido-, que era el responsable del módulo.

-Déjelo. Está bien que la gente sepa la verdad -replicó Norma-: porque luego las personas que vienen creen que esto es muy fácil y hay quienes hasta se ponen agresivos.

Foto: Omar Saucedo

Eran pasadas las 8:30 de la mañana. El personal encargado de aplicar las vacunas había comenzado a agruparse alrededor de las mesas del módulo de Ciudad Universitaria cerca de las 8:00. Noemí me aclararía entonces que a ellas las citan en el lugar desde las 7:00.

-Pero nosotros no somos responsables de traer las vacunas. Es la Guardia Nacional la que las trae. Ayer nos retrasaron porque llegaron hasta las diez.

En efecto, una unidad de la Guardia Nacional apareció a las 9:17 frente a las instalaciones del Centro Cultural Universitario y los elementos que venían en ella transportaron al interior del recinto las cajas que portaban las vacunas. Unos 25 minutos antes, una enfermera de chaleco verde había instruido que una persona de cada equipo acudiera al edificio mencionado “porque las van a repartir allá”.

A las 9:25 empezaron a desfilar los portadores de las jeringas y las hieleras con las vacunas. A su paso, las personas les preguntaban: “¿ya van a comenzar?”. Y ante la respuesta positiva se escuchaban aplausos. Muchos de los ocupantes de los primeros vehículos de la fila esperaban incluso desde la noche anterior.

Foto: Alejandro Rodríguez

Alguien encendió el motor de su coche y de inmediato fue imitado por todos. Había llegado el momento. Diez minutos después, las saetas metálicas comenzaron a clavarse en los hombros. Una miríada de celulares inmortalizaba el momento para la biografía de cada persona. Nuestro auto era el quinto de la fila que nos tocó y nueve minutos después de arrancar ya habíamos recibido la primera dosis de la vacuna desarrollada por Pfizer-Biontech.

Habrá que regresar dentro de unos días por la segunda dosis -21 como máximo, según se ha informado. Cuando nos retirábamos del lugar hice un compromiso silencioso: traeré algo rico para Norma y Noemí, o quien me toque, la próxima vez. Se lo merecen.