¿Qué hacemos por la paz?

Usted está aquí

¿Qué hacemos por la paz?

Al leer las notas periodísticas de los últimos días, hemos visto los altos índices de violencia en inseguridad pública a nivel nacional y hay en el ambiente un sentimiento de incertidumbre y, lo que se percibe del papel de las autoridades, es que se encuentran rebasadas en todos los frentes y eso es preocupante, la generalización de agresividad por falta de planes claros y contundentes para contenerla.

En estas horas que se percibe ese clima social incomodo en nuestra comunidad y el país, hay una tendencia al alza en la escalada en la sensación de inseguridad por la falta de políticas públicas certeras, se da a causa de que los particulares recurran al uso de la violencia, lo anterior como resultado de la carencia de líneas de acciones preventivas, a fin de fomentar el diálogo y de paso romper el paradigma de ser integrantes de una sociedad pasiva y apática de negarnos, por una miopía intelectual, de percibir de qué pasa  en nuestro entorno.

Por consiguiente, la apatía de tener un país dividido por varias razones, dentro de lo que cabe la acentuación de corrientes filosóficas tan inflexibles y, nada proactivas a la unión y colaboración al estereotipar cada tipo de ciudadano con una conciencia crítica constructiva que ve las áreas de oportunidad, lo consideran que está en su contra; sin embargo el resultado ha traído las consecuencias graves para algunos oídos sordos la polarización del país, una marcada desunión por la utópica lucha de clases, en donde se olvida el bien común general de toda una comunidad balcanizada.

De ahí que en esta crisis en general que perjudica las estructuras sociales e incentiva el uso de medios adversariales poco confiables y no idóneos. Por esta razón, hay que procurar el cambio de paradigma, con la propuesta de un objetivo transparente de alentar el uso de la herramienta del trabajo colaborativo, en la dirección a construir puentes de unión y no de separación, con la finalidad de procurar el camino de una comunicación de intercambio de impresiones a fin de mejorar, en el cual logremos el cultivo de la semilla de la paz.

Por último, cabe mencionar la obligación de las autoridades y sociedad civil organizada, tiene el quehacer de replantear una nueva estrategia, que no solo incluya buenas intenciones, sin aterrizarlas en la realidad, sino verdaderos planes de trabajo en los que se recoge la causa raíz de los problemas de la inseguridad, sin dejar conductas impunes, y por otra parte se comience la reconstrucción del tejido social  a través de un verdadero plan con enfoque restaurativo de la paz.

ALBERTO VILLEGAS CABELLO

Mediador y Conciliador

Si usted desea colaborar con este proyecto envíenos sus datos de contacto a: opinionciudadana@ccic.org.mx