¿Qué culpa tienen los cerdos?

Usted está aquí

¿Qué culpa tienen los cerdos?

‘Los porkys’ son seres que, como cerdos de la antigüedad, viven vidas putrefactas y se alimentan de la inmundicia y lo podrido

Si usted está familiarizado con la Biblia, es probable que recuerde que Dios instruyó a su pueblo no comer carne de cerdo. En el Antiguo Testamento, Dios advirtió que el cerdo era un animal impuro, un carroñero y no debía ser comido. Lo dijo Jehová a Moisés: “De la carne de ellos no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los tendréis por inmundos”. Esa misma prohibición hacia la carne de cerdo, existe en otras religiones como el islamismo, judaismo y el hinduismo.

De ahí viene, en parte, la mala fama que los pobres puercos tuvieron, asociándolos con la suciedad, el fango y la podredumbre. Luego vinieron frases despectivas tales como “Eres un cerdo”, “Comes como cerdo” y otras linduras que los estigmatizan y hacen ver como seres sucios.

Pero nada más equivocado que eso, pues el cerdo es una de las carnes más saludables y limpias, además de que la ciencia ha comprobado que son animales con una inteligencia incluso más aguda que los delfines. Hace algunos años, vi un reportaje de National Geographic que los describe como animales curiosos e intuitivos, más inteligentes que los perros y tan amigables, leales y cariñosos como ellos.

El reportaje decía: “Cuando viven en un entorno natural, son animales muy sociables, juguetones y protectores, que crean lazos unos con otros, reconocen sus nombres, llevan vidas sociales de una complejidad observada únicamente en primates”. Se trata pues de animales inteligentes, difamados por milenios y que no merecen la opinión de ser sucios y deleznables.

Por eso la molestia de que a Enrique Capitaine, Jorge Cotaita Cabrales, Gerardo Rodríguez Acosta y Diego Cruz Alonso, los tipos que violaron a la joven Daphne Fernández en Boca del Río, Veracruz, se les llame “Los Porkys”, porque de nuevo se pone en mal a esta especie animal, al compararla con seres como estos.

Corría el mes de enero de 2015 y de acuerdo con la información oficial, se les hizo fácil subirla por la fuerza al interior de un Mercedes Benz, llevarla al domicilio de uno de ellos en el fraccionamiento residencial Costa de Oro en Boca del Río y, en el baño de la casa, abusar sexualmente de ella.

La confesión de este delito está grabada en un video dado a conocer por el padre de la joven Daphne, en donde estos cerdos (Perdón, es que es la maldita costumbre) confiesan su crimen y se disculpan con ella. Pero luego, estos puercos (De nuevo una disculpa a estos pobres animales) emprendieron una campaña de desprestigio en en redes sociales acusándola y hostigándola.

La propia Daphne Fernández, en su cuenta de Facebook publicó: “Es aterrorizante y muy deprimente para mí el hecho de que ahora digan que es ‘político’, que ‘nos dieron dinero’, que estamos ‘extorsionando’, Dios los perdone, porque no están en nuestro lugar y solo lo entenderían estando en nuestro lugar, porque no tienen una sola idea del infierno que se vive”.

La justicia en voz del Fiscal de Veracruz asegura: “Seremos implacables”. Pero los que fueron implacables fueron “Los Porkys” con Daphne, por eso su padre ante la impunidad reinante en ese caso, hizo pública una carta en donde dice:

“Las familias de los involucrados que, a pesar de saber lo que sucedió, a pesar de haber hablado conmigo, de haberse consternado por la tragedia, de haber reconocido los hechos, de haber filmado videos donde sus hijos se disculpan con mi hija por el gran daño que le hicieron, a pesar de todo esto, se han encargado de atacar, difamar y calumniar inmisericorde e inmoralmente a la víctima, con tal de evitar que sus hijos asuman su responsabilidad por el delito que cometieron”.

Hay quien en forma romántica dice:  ¿Qué clase de planeta les vamos a dejar a nuestros hijos? Se trata sin duda de una concepción equivocada, ya que la pregunta debería invertirse y decir: ¿Qué clase de hijos le vamos a dejar al planeta?

“Los Porkys” son seres que, como cerdos de la antigüedad, viven vidas putrefactas y se alimentan de la inmundicia y lo podrido. Y aunque los pobres cerdos -y ahora me refiero a los animales- no tengan la culpa de que se les compare con

“Los Porkys”, en tanto encontremos un sinónimo adecuado, no nos queda más que confirmar que estos jóvenes junto con sus padres y el sistema que hasta ahora los protege, son unos viles cerdos.

@marcosduran