Punta Nizuc, otro manglar de Quintana Roo en peligro

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Punta Nizuc, otro manglar de Quintana Roo en peligro

Foto: Especial
El proyecto Riviera Cancún, que contempla la construcción de un hotel del más de 500 habitaciones en una zona protegida, enfrenta críticas de ambientalistas que denuncian irregularidades en la expedición de permisos.

Por Luis Castrillón (@lrcastrillon) para Animal Político

Cancún.- Mientras continúa el debate por la destrucción de manglares para el proyecto del Malecón Tajamar, cuyo permiso concedieron autoridades federales, otra amenaza al hábitat costero de la zona avanza en su desarrollo, pero esta vez favorecida en principio por el ayuntamiento de Benito Juárez, municipio donde se asienta el centro turístico.

La zona en riesgo se encuentra en un polígono vasto en recursos naturales, reservorio no sólo de manglar, sino de más de 230 especies de aves, reptiles, algas y vegetación marina, además de manatíes, tortugas y otras especies de sistemas costeros bajo régimen federal de protección o declarados en vías de extinción.

Se trata del proyecto Hotel Riviera Cancún, perteneciente la empresa MX RIUSA II, filial del Grupo Español-Alemán RIU y que se convertiría en el quinto desarrollo hotelero de la empresa en la zona norte de ese centro turístico.

El Riviera Cancún está previsto para edificarse en la costa de Punta Nizuc. Sin embargo, el riesgo está presente para una zona común que incluye el área natural protegida de Manglares de Nichupté y cruza desde el territorio continental a Isla Mujeres a través del Parque Marino Nacional Costa Occidental de Isla Mujeres, Punta Cancún, Punta Nizuc.

Las obras de construcción dañarían el hábitat visible en la zona, afectarían zonas de anidación de tortuga e incrementarían la erosión costera. Además podrían generar perturbaciones en las corrientes de agua superficiales y subterráneas porque incluyen la instalación de una planta desalinizadora para abastecer al complejo hotelero.
Irregularidades en compra, permisos e información falsa

El origen del proyecto Riviera Cancún exhibe problemas desde la venta de los terrenos hasta la expedición de permisos municipales de construcción otorgados sin el aval de Semarnat, e incluso el ocultamiento o falseo de información en la primera Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) presentada por los empresarios.

En 2010, el predio era propiedad de Deutsche Bank México, que lo vendió a finales de enero de 2011 a una empresa con razón social Residencial Nizuc.

Hasta ese momento, no había sido presentado ningún proyecto arquitectónico para el predio de 2.9 hectáreas, una condición establecida en los contratos de venta del Fondo Nacional para de Fomento al Turismo (Fonatur) en 2005 (el mismo año de la privatización de terrenos como Puerto Cancún, Tajamar, San Buenaventura y El Table, en el norte del sitio turístico).

En noviembre de 2014 Residencial Nizuc decidió vender el predio a un tercero y solicitó a Fonatur avalara la venta a MX RIUSA II. Tampoco en esa ocasión se presentó el proyecto de edificación planeado para desarrollar eventualmente.

Al ser vendido en 2005, el predio y cualquier proyecto de construcción se hallaba limitado por lo establecido en el Plan de Desarrollo Urbano vigente (PDU), que consideraba para la zona donde se edificaría el complejo de máximo 75 habitaciones por hectárea en edificaciones de tres niveles, con el fin de reducir el impacto negativo sobre el ecosistema de la zona.

Luego de adquirir el terreno en 2014, el proyecto Riviera Cancún presentó la primera Manifestación de Impacto Ambiental ante Semarnat, con el objetivo de construir 270 habitaciones por hectárea, o hasta un máximo de 570, en edificios de 15 a 20 niveles.

Desde ese momento, el proyecto de MX RIUSA II contravenía lo estipulado en PDU de Cancún vigente desde 2005 para la zona.

Además, según el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), la MIA del Riviera Cancún presentaba información falsa al omitir la presencia de manglar en el predio, pero que había sido señalada como selva mediana subperenifolia con menor valor y no protegida como en el caso de los diversos tipos de mangle en la zona.

De acuerdo con el CEMDA, un 26.6 por ciento de las dos hectáreas del proyecto están cubiertos por manglares, de acuerdo con el informe “Distribución de los Manglares en México”, publicado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y el Uso de la Biodiversidad (Conabio) en 2008 y que puede verificarse en su versión actualizada en 2013.
El nuevo Plan de Desarrollo Urbano favorece el proyecto

El 25 de agosto de 2014, el ayuntamiento de Benito Juárez, aprobó el nuevo Plan de Desarrollo Urbano 2014-2030, que fue señalado por el hasta ahora presidente municipal, Paul Carrillo de Cáceres como un instrumento que daría mayor certeza jurídica al desarrollo de la ciudad y al mismo tiempo procuraría la protección del medio ambiente.

Sin embargo, de acuerdo con CEMDA, ese instrumento jurídico lejos de regular adecuadamente el desarrollo urbano del centro turístico, permite la redensificación de zonas que estaban destinadas a la conservación de espacios naturales y la preservación del equilibrio ecológico. En síntesis: permite la construcción de más cuartos de hotel en edificios más altos.

A partir de esa nueva regulación, el ayuntamiento de Benito Juárez otorgó al grupo MX RIUSA II la autorización para el cambio de uso de suelo del predio de 2.9 hectáreas, ubicado en el kilómetro 17 de la zona hotelera de Cancún, para que pudiera construir el desarrollo turístico.

De hecho, el grupo ambientalista interpuso un amparo en contra la actualización del PDU de Cancún basándose en que se omitió la aplicación de la Ley General de Cambio Climático, la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente y la de Asentamientos Humanos, por lo que el ordenamiento solo facilita la construcción de hasta 11 mil nuevos cuartos de hotel en zonas donde no deberían construirse.

En ese margen abierto por el nuevo plan de desarrollo urbano, se insertó sin mayor problema el proyecto de Hotel Riviera Cancún, al menos en términos de la autorización municipal para el cambio de uso de suelos y posterior construcción una vez que contara con el aval de la Semarnat.

El aval de la Semarnat le llegó al proyecto el 18 de diciembre de 2015, días antes de que venciera el plazo para su autorización previa consulta pública, el día 22 del mismo mes y año. El único cambio fue la reducción del plan de 565 a 570 habitaciones, a 530 solamente.

La autorización se basó en una segunda Manifestación de Impacto Ambiental que también ha sido cuestionada por el CEMDA.
Más daños a manglares y ecosistemas costeros

El 7 de diciembre pasado, el CEMDA presentó ante la Semarnat sus comentarios sobre las irregularidades detectadas en la segunda MIA presentada por el proyecto Hotel Riviera Cancún, dentro del plazo establecido para la consulta pública del proyecto realizado por la autoridad ambiental.

El documento del grupo ambientalista señala que el plan de construcción vulneraría principalmente la vegetación de manglar presente en el predio, en franca violación a las normas existentes al respecto en la Ley General de Vida Silvestre.

El proyecto además se encuentra en una zona “de alta vulnerabilidad a inundación causada por fenómenos hidrometeorológicos atípicos” como los que ocurren con frecuencia en las costas de Quintana Roo y la Península de Yucatán.

Sobre ese punto también puede constatarse el impacto que tendría construir un desarrollo que implica retirar las zonas de manglares de un área considerada entre las principales a nivel nacional por problemas de erosión costera y riesgos por fenómenos climáticos, de acuerdo con el Estudio de la Vulnerabilidad y Programa de Adaptación ante la Viabilidad Económica y el Cambio Climático, realizado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Además, la instalación de una planta desalinizadora para abastecer de agua al complejo hotelero pone en riesgo el humedal y el acuífero en el que se desarrolla. No hay, de acuerdo con el CEMDA, tampoco ningún estudio que avale la relación con el humedal costero continuo al predio.

Pese a todo, el proyecto continúa y se suma a las demandas de grupos ambientalistas que han advertido del daño que está provocándose, con el aval de las autoridades, a las zonas de humedales y ecosistemas costeros en la región.

Tajamar ha sido ejemplo, ahora lo es el Hotel Riviera Cancún, en el que se invertirán 95.6 millones de dólares para edificar 530 habitaciones en dos torres de hasta 70 metros de alto.

Eso significa haber autorizado, entre el municipio de Benito Juárez y la Semarnat, ampliar casi ocho veces la capacidad de densificación que se había considerado para la zona en 2005, cuando ni siquiera existían los problemas de erosión costera, pérdida de manglares y contaminación del manto acuífero que ahora existen en la zona.

Por Luis Castrillón (@lrcastrillon) para Animal Político