PUEBLA.- Puebla hizo todo el mérito para ganar y le cobró viejas facturas a Tigres, el actual campeón, a quien derrotó 2-1 y hasta le hizo precio.

Después de 10 años, por fin Puebla pudo quitarse el estigma. No le ganaba a Tigres en el Estadio Cuauhtémoc desde el 30 de septiembre del 2007, pero también se vengó de la paliza que se llevó desde el Estadio Universitario en el torneo pasado (5-0).

Por lo mismo, valió muchísimo la victoria para un cuadro complicado con el descenso y que esta vez consiguió ofrecer un futbol competitivo y bien trabajado que le dio resultados.

La Franja del “Profe” Meza le jugó al campeón, sin refuerzos, pero con mucha personalidad. Incluso, mereció mucho más, porque de los dos, fue el que más propuso y se acercó con peligro a la portería adversaria.

Puebla hizo todo para que el primer tiempo terminara sin ventajas. Al 25’ consiguió poner abajo al campeón con un gol del colombiano Brayan Angulo. Sin embargo, al 43’ le sirvió el empate al ecuatoriano Enner Valencia.

Tigres, que insistía con su vieja fórmula de la posesión y el centro desde las bandas, encontró en las débiles manos de Moisés Muñoz el gol que por atributos propios no ubicaba.

Al portero poblano, de gran experiencia, se le escurrió el balón tras un centro de Jesús Dueñas y al pasar entre sus piernas, le facilitó la tarea a Valencia que venía atrás. Toque a la red y 1-1 sellado.

Puebla, que no mostró a varios de sus refuerzos, hizo una primera etapa sobria. Tomó precauciones, pero se animó a encarar al campeón.

De hecho, el gol vino después de un tiro libre donde la Franja metió a muchos hombres en el área. Nahuel Guzmán desvió un disparo de Alonso Zamora, y Angulo, atento, marcó la diferencia.

Luego, Christian Tabó se perdió un gol increíble a pocos minutos del reinicio. Guzmán le desvió el disparo que tenía destino de red.

Pero más increíble fue la de Jesús Escoboza al 70’, quién al rematar de cabeza, el balón atravesó la línea de gol en un 90% hasta que Guzmán, casi con las uñas, le ahogó el grito a los poblanos.

Pero lo de Puebla siempre fue creíble, mientras Tigres sólo flotaba en el campo. Intrascendente lo del equipo felino.

El punto de quiebre se dio al 78’, cuando Francisco Acuña -un ex Tigres y de gran juego- definió con clase ante la salida de Guzmán para poner el 2-1. Diez minutos más tarde, Christian Marrugo se perdió el 3-1 increíblemente. Al Puebla le sobraron argumentos y armó su propio regalo de Reyes.