Para los pobres parroquianos de Wangcun, una aldea de la diócesis de Changzi, en la provincia de Shanxi. La última batalla ha ocurrido en los límites de una guerrilla, con imágenes que sean vuelto virales, bloqueadas por el gobierno chino, han sido publicadas en el mundo por Asia News.

Los fieles se han reunido para contrarrestar la demolición de la iglesia, cantando himnos de fe pero también sobre sus derechos ciudadanos.

Los empleados del gobierno chino, han llegado con un decreto de demolición que data del 2012. Finalmente la decisión se cumplió hace unas semanas, ordenando la demolición para construir “un lugar que va a enriquecer la vida de las personas”. Es evidente que la gente no está de acuerdo.

Declara el Catholic News Service, que casi dos mil personas han llegado al sitio para detener la demolición. Cientos de sacerdotes han prometido vigilar el sitio de la noche.

La historia es, por desgracia sólo uno de muchos episodios de intolerancia religiosa. El caso más conocido es el de Zheijang, donde durante años el gobierno ha dado inicio a una campaña de protestas, que llevaron a la demolición de un millar de cruces en Wenzhou.

La batalla de los feligreses de Wangcun, vuelve abrir una herida que todavía parece demasiado profunda para ser curada. 

Con información de Repubblica