Proteccionismo y efectos de la globalización

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Proteccionismo y efectos de la globalización

El proceso de globalización económica es un proceso natural del sistema capitalista en su desarrollo y en sus contradicciones que ahora se hacen presentes.
 
Posterior al Plan Marshal de 1948-1952, de apoyo de Estados Unidos para reconstruir Europa occidental después de la segunda guerra mundial y para evitar el avance del socialismo real, el crecimiento económico en esos países, Canadá y Estados Unidos fue espectacular, precisamente con la dirección estatal de la economía y la redistribución del ingreso que eventualmente garantizó por cinco décadas el circulo virtuoso de la economía: inversión(oferta)-empleo-ingreso(demanda)-reembolso-ganancia-reinversión… crecimiento.
 
Pero a finales de la década de los años setenta del siglo pasado los excedentes de capital, la sobreproducción en sus mercados abastecidos y la competencia salvaje  impuso la necesidad de que tanto las mercancías con calidad y precios competitivos, como las inversiones directas de los países desarrollados se trasladaran allende sus fronteras a países con menos costos salariales. Inició en el mundo el periodo Reagan-Tatcher: “el gobierno no es la solución a nuestro problema, el gobierno ‘es’ el problema”.
 
Esta expansión progresiva del capital fue necesaria para la acumulación de países industrializados, pero en los países de destino, sobre todo América Latina y Asia, existían barreras arancelarias, cuotas de importación, políticas salariales de redistribución del ingreso, empresas paraestatales y regulaciones que impedían las ganancias a gran escala. Fue necesaria una estrategia política y financiera para romper con el modelo proteccionista de sustitución de importaciones que aplicaba políticas estatales de orientación e inducción de la dinámica económica.
 
Al menos en Latinoamérica, y sobre todo México, la estrategia aplicada fue la solución de la crisis de la deuda externa de gobiernos (con bancos privados de Europa y Norteamérica), negociaciones con intermediación del Fondo Monetario Internacional con “cartas de intención” que impusieron el cambio de modelo económico, de uno de crecimiento compartido entre el sector público y el sector privado, al actual de apertura comercial y financiera, es decir de libre mercado, con la mínima participación del Estado en la economía y con salarios contraídos sujetos a las expectativas de inflación y para menores costos.
 
Los mercados de países subdesarrollados fueron inundados de mercancías de países desarrollados y grandes montos de inversión directa se trasladaron a regiones con salarios reducidos que cada vez se fueron rezagando más debilitando el mercado interno de dichos países.
 
Pero al tiempo las poblaciones de los países centrales resintieron tanto la disminución de sus propios salarios por la competitividad en precios –menores costos-, como la emigración de inversiones directas que fueron incrementando el desempleo, lo cual hizo crisis  ya en la segunda década del presente siglo.
 
No extrañe el triunfo de candidatos de derecha que ofrecen detener la inmigración producto de guerras, pero también del modelo económico neoliberal en el mundo, por reducido ingreso y menos empleo por la innovación tecnológica. Ahora las campañas políticas ahora se nutren de los efectos negativos de la globalización que es la menor participación de sueldos y salarios en el componente del dinero circulante y el desempleo o el empleo precario.
 
Por eso la salida del Reino Unido de la Unión Europea y el euro, el triunfo y avance de la derecha nacionalista en el viejo continente. De ahí el triunfo de Donald Trump y sus decisiones proteccionistas para generar empleo: la reducción del impuesto sobre la renta de 35 a 21 por ciento, la renegociación del TLC y recientemente los aranceles de 25 por ciento y 12 por ciento respectivamente al acero y aluminio extranjeros;  México y Canadá –deficitarios con Estados Unidos en estos mercados- quedan exentos de dichos aranceles, condicionados a un “buen resultado” del acuerdo trilateral.
 
La natural expansión progresiva del capital a escala mundial es pues  expresión del libre mercado, que a más de cuarenta años de instrumentado ahora se experimentan sus efectos negativos en el empleo de calidad, la inequitativa distribución del ingreso y la debilidad de los mercados. El neoproteccionismo es expresión de una misma causa, las contradicciones de la globalización.