Prohibido equivocarse

Usted está aquí

Prohibido equivocarse

“Que tire la primera piedra el que esté libre de pecado”

El 9 de febrero de 2018 fue un parteaguas en la vida del joven Kareem Hunt. Para quienes que no lo conocen, Hunt es un corredor de los Kansas City Chiefs de la NFL, una gran promesa del futbol americano, que tuvo un 2017 espectacular. Ese 9 de febrero, el nativo de Ohio rondaba por los bares de Cleveland, disfrutando de su fama y divirtiéndose como cualquier chico de 22 años (hoy tiene 23), sin imaginar que su vida daría un vuelco dramático. En el hotel The Metropolitan, el astro de los Chiefs tuvo un altercado físico, cuyos motivos no se conocen a detalle, con la joven Abby Ottinger, quien era parte del grupo con el que estaban conviviendo.  Hunt, con evidente ventaja en masa corporal y fuerza, empujó al suelo a Abby para culminar su acto con un puntapié. La policía fue llamada, pero al ver que era un “simple” pleito de jóvenes, el hecho pasó inadvertido.

Todo iba bien hasta el 30 noviembre, cuando el medio estadounidense TMZ hizo público  el video de este penoso suceso  que se haría viral y desataría opiniones fuertes que afectarían dramáticamente la imagen de Hunt. En ese momento, la carrera prometedora de esta estrella de los Kansas City Chiefs había terminado. La NFL tiene reglas muy estrictas en contra de la violencia fuera de la cancha, y con justa razón, empezando porque es un delito y, sumado a esto, el hecho de que muchos jugadores son admirados por una gran cantidad de niños y jóvenes.

Mi estimado lector, antes que nada, quiero que sepas que yo desapruebo estas acciones. Estoy totalmente en contra de todo tipo de violencia. Lo que  hizo Hunt es un acto cobarde, reprochable y barbárico. Este tipo de acciones no deben ser imitadas. Espero que muy pronto él tenga que pagar por esto, en un proceso legal en que se imparta justicia y se llegue a una sanción equivalente a su falta.

Quiero manifestar lo siguiente: se vale equivocarse. No quiero que se confunda con que “está bien lo que hizo”. Lo repito, ese tipo de acciones no se pueden permitir en este mundo, pero, reitero, se vale equivocarse; porque a un joven de 22 años, independientemente de lo que haga, por muy reprochable que sea, no le podemos arruinar el resto de su vida, condenándolo a la ignominia. 

Yo te pregunto a ti: si toda tu vida te dicen que eres un golpeador y, que siempre serás así, entonces ¿cuándo vas a cambiar? Si todo el mundo insiste en que corregir nuestros errores no es posible o que estamos condenados a ser los mismos de siempre, así nadie podría creer que puede convertirse en una mejor versión de sí mismo.

El mundo se puede transformar, si nosotros mismos creemos que es posible. Hunt se equivocó, no cabe ni la más mínima duda, pero si nosotros no le damos una segunda oportunidad, estamos siendo injustos al echar por la borda todos sus logros por este vergonzoso acto. Reitero, que le caiga todo el peso de la ley.  
Entenderé si a muchas personas no les gusta lo que escribo en esta ocasión, sin embargo, creo que todos en esta vida merecemos una segunda oportunidad. A decir verdad, ¿quién no se ha equivocado? Sería incongruente querer juzgar a alguien cuando no somos críticos con nosotros mismos, si no somos capaces de autojuzgarnos.
Considero que esta sociedad a la que pertenecemos debería dejar a un lado esa tajante regla que nos impide equivocarnos, como una forma para aprender a ser mejores.