El lunes 6 de noviembre, el semanario Proceso cumplió 41 años de ejercer el periodismo de investigación, de denuncia y un auténtico referente para todos los mexicanos que buscan algo más allá del corte oficial y tendencioso de la información.

En 1976 se publicó el primer número de una revista que se convertiría en uno de los medios de denuncia más importantes de México y Latinoamérica, gracias al sentido crítico con que sus fundadores decidieron formarlo de origen.

Julio Scherer García (1926-2015) encabezó, tras su salida del periódico Excélsior debido a la "intrevención" del entonces presidente Luis Echeverría, este esfuerzo inédito en la historia del periodismo mexicano.

El mandatario no se conformó con lograr el veto de Scherer del matutino Excélsior, sino que de hecho buscó impedir el nacimiento de Proceso, cosa que no consiguió.

Desde entonces, el periodismo serio en México tendrá en Proceso a uno de sus más trascendentales paradigmas.

Su ideología y principios se hicieron patentes en unas pocas líneas desde su primer ejemplar: “Este semanario nace de la contradicción entre el afán de someter a los escritores públicos y la decisión de éstos de ejercer su libertad, su dignidad… [Pero] Proceso no sirve sólo al propósito –que en sí mismo resulta menor– de dar voz a un grupo de trabajadores del periodismo. La tarea real de Proceso trasciende a los periodistas que lo hacen, en la medida en que asuman su compromiso con su tiempo y con su país”. 

Hoy en día sus directivos y colaboradores (como Álvaro Delgado, Jenaro Villamil, Arturo Rodríguez, Javier Sicilia, Jesús Cantú) continúan en su empeño por mantener viva la llama que guió en esta empresa, hace 41 años, a los fundadores del semanario, que no es sino la llama de una verdadera libre expresión.